ENTORNO ORIGINAL Y CULTURA PRODUCTORA DEL OBJETO
Enviado por Gilberto Chinaski • 8 de Enero de 2016 • Documentos de Investigación • 1.801 Palabras (8 Páginas) • 363 Visitas
- ENTORNO ORIGINAL Y CULTURA PRODUCTORA DEL OBJETO
- Toponimia
El nombre de Ameca proviene del vocablo náhuatl (Amecatl), que significa “cordón o mecate de agua”, referente al Río Ameca que atraviesa al municipio (SEPAF, 2015).
- Antecedentes
El municipio de Ameca se encuentra ubicado en el occidente centro del Estado de Jalisco, entre las coordenadas 20°25'00" a 20°42'00" de latitud norte y 103°53'15" a los 104°17'30" de longitud oeste, a una altitud de 1.235 msnm. De acuerdo a las últimas cifras del INEGI, en 2010 el municipio de Ameca tenía una población de 57,340 habitantes y una superficie de 837,81 km². Uno de los puntos importantes sobre la región son las amenazas naturales en el municipio –de mayor importancia por los tipos de deterioro que pueden provocar- son de dos tipos: de origen geológico-geomorfológicos (fallas tectónicas): sismos, derrumbes, fracturas en el terreno, hundimientos, entre otros; e hidro-meteorológicas: como desbordamiento de ríos, inundaciones por lluvias torrenciales, etc., éstas últimas de manera cíclica durante la temporada de lluvias que son más constantes en los meses de junio a septiembre (SEPAF, 2015).
- Historia
Amecatl fue un poblado indígena fundado hacia 1325 por Jojouhquitecuani, “el león bravo”, quien escogió el lugar por la fertilidad de las tierras, sus montes y caza abundante. En 1522 Juan de Añesta descubrió y conquistó Ameca (García Fernández, Guerrero Muñoz, & Navarro Navarro, 2007, págs. 8-20). La división política de la región tuvo muchos cambios; Ameca dependió primero de Colima, luego de México, de Sayula y de Cocula. El 22 de abril de 1833 se le concedió a Ameca el título de ciudad, el cual conserva hasta la fecha (SEPAF, 2015).
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Imagen 1. Municipio de Ameca.
- La Hacienda y la Parroquia
Sobre el origen de la hacienda de La Esperanza ubicada en la cabecera municipal de Ameca, una de las aportaciones proviene de una publicación de la arquidiócesis en el artículo de Pbro. José Manuel Anceno Rivas (2005), titulado “En el Primer Centenario de la primera piedra” donde se menciona lo siguiente:
«Fue el día 11 de marzo de 1886 cuando los cuatro hijos del Sr. José Ignacio Eustaquio Cañedo y Valdivieso, se repartieron las 30 mil hectáreas de tierra que llegó a poseer este rico hacendado. […] Correspondió a Jesús Odilón Cañedo Matute la Hacienda de Los Amiales o Tochilcalco, ubicada a ocho kilómetros al Sureste de la ciudad de Ameca. […] Al encontrar la propiedad en estado insalubre, decidió cambiar la sede de su hacienda a la estancia de La Esperanza, a dos kilómetros de Ameca. Allí mandó construir una hermosa residencia en la parte más alta de la localidad, que terminó siendo un verdadero palacete. […]»
Se puede entender que el Sr. Jesús Odilón Cañedo al cambiarse a la hacienda La Esperanza mandó construirla. Pero de acuerdo la obra “Haciendas del valle de Ameca: guía histórico arquitectónica”, de García Fernández, parece contradecir el que se haya construido dicha propiedad, diciendo que las tierras de Los Amiales (una caballería) formaba ya parte de los vastos bienes de la familia Cañedo la cual fue herencia de Jesús Odilón Cañedo, y que luego del traslado la tierras cambio el nombre a La hacienda de La Esperanza, haciendo entender que el edificio habitacional ya se encontraba en el lugar.
También se menciona que ordenó edificar un bello templo dedicado a la Virgen de La Asunción, “de un primoroso talante, que por este tiempo era único en nuestro País: «[…] Hace más de cien años se empezó a edificar el templo, que fuera considerado una joya arquitectónica de estilo basilical bizantino»” Así lo escribe Pbro. Rivas, en el 2005, mencionando que la construcción data de hace cien años y tomando como referencia esta fecha, su edificación se remontaría a principios del S. XX, lo cual es congruente con la fecha inscrita en la cúpula (ver imagen 2). En unas cartas entre el señor José C. Díaz Ramírez, autor del libro: “Ameca y sus costumbres en 1910 en 1964” (págs. 274-275) y el Señor Don Manuel Calixto Cañedo Iñiguez, (hijo de Jesús Odilón Cañedo y ultimo dueño de la hacienda del Cabezón) explica que toda su familia fue instruida como católicos, altruistas y caritativos, quienes sostuvieron el culto y fueron construyendo iglesias en sus haciendas. La iglesia de la hacienda Buenavista la hizo construir el Lic. Don Ignacio Eustaquio Cañedo y Valdivieso; La iglesia de la Esperanza el Lic. Don Jesús Odilón Cañedo y la capilla de San Antonio por el Sr. Don José Ignacio Cañedo.
Existe también en la cúpula una inscripción que habla de la fecha de levantamiento del inmueble, lo cual es una aproximación más sólida en relación sobre la construcción del templo a principios del S.XIX, años después de que Jesús Odilón Cañedo recibiera la propiedad en 1886.
“La primera piedra de este templo… 2 de febrero de 19… y se concluyó el primero de mayo de 1906 siendo el propietario de la hacienda el Sr. Lic. Jesús Odilón Cañedo”.
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Imagen 2. Fotografía de inscripción, (Informe del STRPM de la ECRO, 2015).
Aunque ya no es posible ver con claridad la primera fecha, encontramos con más precisión en el libro de García Fernández et al. (2007), quien dice que la fecha de inicio de la construcción es el año 1904 y el término en 1906, dato que no ubicamos en otro lugar, a menos que también se basara en la inscripción. Pero como ya se menciona antes con respecto a la temporalidad de la iglesia, son las fechas más acertadas.
Finalmente es importante mencionar que durante el 2015 se realizó un proyecto de estudio, diagnóstico y sondeo de la pintura mural presente en la parroquia, como parte de la formación académica de los alumnos del Seminario Taller de Restauración de Pintura Mural de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente, que tuvo como objetivos la búsqueda y exploración de los estratos pictóricos, determinar el estado de conservación en el que se encuentran dichas obras y la elaboración de un diagnóstico preciso. Todos estos procesos fueron acompañados también por un levantamiento arquitectónico.
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