El Ferrocarril
Enviado por Areps12 • 14 de Abril de 2015 • 1.321 Palabras (6 Páginas) • 202 Visitas
Uno de nuestros expertos nos ofrece un acercamiento a este otrora importante medio de transporte "que llegó a suelo azteca (durante el siglo XIX) para revolucionar la economía y caminos nacionales".
En 1873, al correr el primer tren desde México al Puerto de Veracruz, se cumplió un largo sueño cuyo fundamento era el progreso material de la nación. Después de que se otorgara la primera concesión para la construcción de esta línea, habrían de transcurrir casi cuatro décadas para que el camino de hierro, de una extensión cercana a los 423 kilómetros, uniera ambas ciudades.
De esa manera se cumplía en parte el proyecto de instalar el novedoso medio de transporte para sustituir las carreteras y las mulas que recorrían una de las rutas fundamentales, tanto en el Virreinato, como en el México Independiente: el camino interoceánico que conectaba el centro del país con los puertos de Veracruz y Acapulco. La empresa que logró poner en operación trenes regulares entre la Ciudad de México y Veracruz se denominó Ferrocarril Mexicano. A la fecha, con modificaciones originadas por la evolución tecnológica, esta parte del sistema ferroviario permanece en servicio. De su larga y apasionante historia tratan las siguientes líneas.
Más de siglo y medio de esfuerzos
El ferrocarril inglés que iba de Stockton a Darlington, considerado el primero con tracción de vapor para el transporte de carga, fue inaugurado en 1825. Para ese entonces circulaba ya en México la idea de contar con este medio de transporte: el primer decreto que alude a los ferrocarriles en México fue fechado en 1824, y en 1833 se publicó en Nueva York un documento anónimo titulado Observaciones generales sobre el establecimiento de caminos de hierro en los Estados Unidos Mexicanos, que planteaba la comunicación ferroviaria entre México y Veracruz.
La primera concesión en este sentido fue otorgada el 22 de agosto de 1837, durante la gestión presidencial de Anastasio Bustamante. El beneficiario era Francisco de Arrillaga, comerciante veracruzano y exministro de hacienda, quien asumía el compromiso de construir una vía doble de la Ciudad de México a Veracruz, con un ramal a Puebla. El privilegio de la explotación duraría 30 años, período en el que el concesionario debía entregar un millón de pesos al Estado. Tras una inspección para decidir el trazo, Arrillaga decidió que la vía partiera de Veracruz hacia San Juan, una población ubicada a un poco más de 20 kilómetros del puerto, y que la ruta no incluyera las ciudades de Jalapa, Córdoba y Orizaba. Esta primera concesión no tuvo buenos resultados.
El 31 de mayo de 1842, el gobierno de Antonio López de Santa Anna autorizó la segunda concesión para esta línea, la cual fue otorgada a la Comisión de Acreedores al Camino de Perote a Veracruz, que en la primera década del siglo XIX había proporcionado empréstitos para el mejoramiento de los caminos de esa región. La concesión estipulaba que la Comisión cobraría el adeudo al término de la instalación del ferrocarril de Veracruz a San Juan. Los trabajos comenzaron el 30 de noviembre de 1842, con personal técnico belga y materiales provenientes de Inglaterra. Ocho años después fue inaugurado el primer tramo ferroviario del país, con una longitud de 11.5 kilómetros, que iba de Veracruz a El Molino. Los vagones ocupados por los nerviosos invitados fueron jalados por "La Veracruzana", locomotora construida en Bélgica, que corrió a la entonces impresionante velocidad de 40 kilómetros por hora. Sin embargo, este primer viaje en tren no calmó la inconformidad del Ejecutivo por la lentitud de las obras, por lo que en 1850 el proyecto pasó a manos del Estado.
La tercera concesión fue otorgada el 31 de octubre de 1853 al británico John Laurie Rickards. Sin resultados, el privilegio fue anulado en agosto de 1855. Ese mismo año, la Compañía de los Hermanos Mosso obtuvo una concesión para construir un ferrocarril que tenía como punto de partida el tramo inaugurado y como destino la capital del país con paso por la ciudad de Puebla y los llanos de Apam. Esta concesión fue transferida en octubre de 1856 a Antonio Escandón,
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