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El Monacato medieval.


Enviado por   •  7 de Junio de 2016  •  Ensayo  •  7.509 Palabras (31 Páginas)  •  398 Visitas

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 La aparición más temprana del monacato cristiano tuvo lugar en Egipto y Palestina hacia finales del siglo lll. La misma palabra “monje” deriva de la palabra griega Monos, que significa “solo”: los monjes tenían la costumbre de retirarse a una vida más pacífica para seguir la vida espiritual en soledad. Algunos de los monjes Vivian en grupos o comunidades organizadas y con sus propias características, los primeros en un orden cronológico fueron los Eremitas.

Uno de las primeras clases de monjes en Egipto son los Anacoretas, estos vieron al desierto como una salida ante el modo de reinado de los gobernantes Decio y Diocleciano, quienes persiguieron a la iglesia cristiana durante sus mandatos. Los motivos de estos hombres se muestran en buscar la experiencia de fe a través de la travesía del desierto: la búsqueda de Dios llevaba gradualmente al alejamiento del mundo y la victoria de estos por sobre las tentaciones y la ambición humana[1]. Estos personajes buscaban la purificación o salvación de su alma para ir al encuentro con Dios. Debían renunciar a todas sus posesiones materiales y romper con los vínculos familiares que habían establecido hasta entonces. Y así empezar un camino hacia el encuentro con Dios. A estos monjes se los empezó a ver como los nuevos héroes de la fe cristiana. Ellos eran los nuevos confesores de la fe que habían renunciado a la vida segura con una familia gozando de la comodidad de un hogar con el fin de vencer al espíritu del mundo y escalar las alturas de la oración de contemplación[2].

Existen tres clases de monjes como lo afirma la fuente de San Jerónimo. Entre ellos están los Cenobitas, que vivían en comunidad; los Anacoretas, que viven solos en los desiertos; y por ultimo están los llamados los Remnuoth, que habitan en ciudades y villas, estos eran muy criticados por Jerónimo ya que viven en libre albedrio y son bastante desagradables debido a su estilo de vida en donde, en las reuniones o fiestas, comen generando el pecado de gula.

El estilo de vida de los monjes de Egipto se puede notar en el siglo IV, en dos corrientes de esta vida en particulares: La primera, fue creada por San Antonio, y fue la adoptada por los Eremitas del desierto; la segunda, cuyo creador fue San Pacomio, fue la vida Cenobítica, esta se practica dentro de una comunidad. Egipto es considerado así como la cuna del movimiento del monacato.

En el caso de San Antonio vemos que su epopeya fue tan inspiradora para los monjes de Egipto como para los de Palestina y Siria. En el desierto de Skiatis se formaron colonias de monjes que seguían una vida ermitaña. Estos vivían recluidos en cuevas o chozas muy simples. Pero aquí, por más de vivir en una comunidad, los integrantes no se veían ni oían los unos con los otros. Esto se le denominaba laura que significaría “sendero o pasaje”. Dentro de estas comunidades estaba encontrado el Abad, que podría decirse que es el guía espiritual de estos. Él debía estar siempre dispuesto para resolver cualquier consulta de cualquier monje además de instruís a los neófitos. Pero aunque vivieran en comunidad, en sí, el espíritu de la laura era profundamente individualista[3].

Por otro lado. El monasterio Pacomiano tenía la característica distintiva de la vida en comunidad, además de la absoluta obediencia y el cumplimiento de los mandatos hacia  su superior. Este sometimiento de la voluntad personal a la de un superior era el principio cardinal de la ascesis pacomiana[4]. Otra característica era la división y la encomendación de los monjes a través de un sistema de organización sobre las capacidades de trabajo sobre cada uno de acuerdo a sus capacidades, en donde la mayor parte debían estar en la confección de ropa para su venta y así ayudar con la mantención económica  del monasterio.

El título de “Hombres santos” que se les da a los monjes tiene una simple explicación. A estos personajes se les daba este título ya que al ser lo nuevos entregados o encomendados a Dios, eran los más cercanos a él en la tierra. El monje es una persona que busca alcanzar a Dios mediante la oración, el ayuno, las vigilias, la vida solitaria sin tentaciones que podemos resaltar  ya que no cualquier hombre es lo suficientemente fuerte mentalmente como para realizar esta vida tremendamente sacrificada. Incluso los que se veían vencidos por esta este estilo de vida podían llegar a caer en la locura debido al exilio entre ambas complicaciones e incluso sin interacción con los demás.

El conocimiento del movimiento monacal fue transmitido a la Europa occidental por varios canales, de los cuales se señalan tanto la emigración a Occidente de obispos refugiados, ascetas individuales y los relatos que contaban los peregrinos y los viajeros piadosos[5]. Hay que mencionar una obra como la más influyente en Occidente, que es la Vida de san Antonio, escrita por Atanasio. El afirma que la redacta para dar ánimos a los hermanos en ultramar[6]. A ella se le suman la  Vida de Pablo el Ermitaño escrita por Jerónimo, las reglas de Pacomio, las Conferencias, entre otras.

Uno de los primeros monjes importantes llegado a Occidente fue Atanasio. Este es un hecho sumamente importante, ya que fue el quien hizo de conocimiento público los ideales de los monjes de Egipto. Otro personaje importante fue Hilario de Poitiers quien desarrollo un papel muy importante en el trasplante de las prácticas monacales orientales al Imperio Occidental.

2)

 Benito de Nursia fue un abad que es conocido por crear una Regla de vida para la comunidad monástica. En un principio fue educado en Roma por las artes liberales. Benito, que  se sentía mal por la vida que vivían sus condiscípulos, por lo cual abandona la escuela y escapa hacia Subiaco para poder vivir en soledad. Durante este periodo, a Benito lo alimentaba un monje llamado Romano, que vivía en un monasterio cercano, y que además lo instruía en la vida ascética[7]. Con el tiempo se empezaron a presentar discípulos, por lo cual decidió dividirlos en grupos de doce con un abad a cargo de cada grupo.

El objetivo de la Regla de Benito era la de organizar la comunidad monástica y todos sus aspectos. La comunidad era estrictamente cenobítica, y era dirigida por un abad elegido por los mismos monjes. La Regla enseña que todos los que quieran iniciarse en la vida cenobítica tenían que pasar un año de noviciado para ver si eran lo suficientemente fuertes en un ámbito mental y, por qué no, físico. Además también la Regla daba instrucciones de: la alimentación que debían seguir los monjes, el trabajo, el oficio divino (oraciones entre otros labores espirituales), incluso tenía un código penal para las faltas ocurridas frente a las normas impuestas. Se buscaba que los integrantes de la comunidad fueran capaces de luchar contra las tentaciones y el pecado de todo el mundo durante toda su vida. Los monjes eran considerados los ex professo “los pobres de Cristo”, que recibían ayuda de bienhechores piadosos[8]. Esto los ayudaba a la manutención del monasterio.

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