El pensamiento salvaje

El Pensamiento Salvaje.

Natalia Belén González Avendaño

        Capítulo Vlll:  “El tiempo recuperado”

                Al comienzo del capítulo se rebobina a cerca de todo lo que se ha hablado en los últimos capítulos, donde menciona el doble aspecto del sistema hablado como es el de la coherencia interna y el de la capacidad de extensión, esta última está altamente ligada lo ilimitado, inacabado. Menciona también los elementos que sostienen la estructura como: la unión de lo general con lo especial; concreto con lo abstracto. En general lo que menciona son a los elementos binarios y que sea cual fuese su sentido, la intención se ve en el término. Así mismo el autor del libro plantea que toda clasificación, sea cual sea, poseen de parejas de contraste. Y lo pone como ejemplo en lo anteriormente escrito.

                En los primeros capítulos apreciábamos a las distintas tribus y sus diferentes percepciones de la vida y entorno, y volviendo a nuestro capítulo se refiere a que las supersticiones que se conocen en la actualidad se suelen catalogar como tontas o absurdas, pero definitivamente no tenemos ni idea el carácter que tenían o tienen en aquellas tribus, no tenemos la consideración de poder verlas aún más allá de lo raro que nos parezca. En distintas ocasiones cualquier tipo de estos llamados “Pensamientos Salvajes” no son capaces de distinguir el momento de la observación ni mucho menos el de la interpretación. Dando ejemplo de ello nosotros al momento de observar algún objeto primero necesitamos delimitar el entorno, contexto, etc., luego procedemos a otorgarle una interpretación, tomando en cuenta todos los factores que delimitamos al principio.

                Una vez que tenemos claro lo primero, el autor pasa a realizar una descripción a fondo de lo que se puede interpretar como sacrificio para luego poder compararlo con otro concepto.

                El sacrificio según el capítulo es algo absoluto y extremo por lo que trata sobre un objeto que hace de intermediario, como una conexión  entre dos dominios que al principio están separados. Cabe mencionar que su fin es simplemente tratar de obtener que una divinidad lejana pueda satisfacer los deseos humanos. Por otro lado en el caso del sacrificio es bastante útil saber que poseen el principio de sustitución el cual plantea lo siguiente: a falta del objeto, animal o lo que deseen sacrificar se puede sustituir con otro elemento con tal de que se cumpla la intención inicial.

                En el capítulo se contrasta rápidamente con el concepto de intichiuma. La primera relación es que la producción mágica y la real están totalmente separadas. Es un tipo de festividad, denominada Intichiuma. En ésta festividad  la especie totémica es comida por la comunidad. Esta comida presume engullir alguna especie sagrada, casi siempre es un animal, y por lo tanto dicha comunidad se hace partícipe de ese sacrificio y se le hace propia. Es por eso que se llega a la conclusión que el sacrificio es un “acto en base al cual es inmolado un ser y después comido por parte de aquellos que le adoran” de allí también la frase “Cada grupo produce lo que consume y consume todo lo que produce”. En cambio el sacrificio lo que hace es recurrir a la comparación como un medio para poder borrar la diferencia y establecer proximidad.

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