Pensamiento Salvaje
Enviado por vivimin017 • 27 de Diciembre de 2012 • 5.063 Palabras (21 Páginas) • 487 Visitas
El Pensamiento Salvaje
Levi Strauss
El libro comienza analizando lo que desde su punto de vista cabe denominar como Ciencia de lo Concreto, el modo particular en el que se desarrolla el pensamiento presuntamente salvaje. Así pues, comienza desmontando una serie de argumentos antropológicos que pretenden sustentar el evolucionismo cultural y, lo que a su modo de ver, es un claro etnocentrismo. Es falso que las sociedades primitivas tecnológicamente tengan un pensamiento menos profundo que las occidentales. Los argumentos que por un lado afirman que el lenguaje “primitivo” es menos rico en términos abstractos y, por otro lado, es a la vez menos abundante en términos concretos, son refutados por las observaciones empíricas. Son argumentos tendenciosos creados para afirmar una tesis, pero no consecuencia lógica de la observación empírica.
A su vez, también desmonta la creencia en que los conceptos e ideas expresadas en el vocabulario de las sociedades primitivas tecnológicamente respondan a intereses económicos y crematísticos principalmente. En realidad, en esos pueblos existen las mismas inquietudes intelectuales que en nuestras sociedades occidentales. Esta tesis la afirma en virtud de la observación y en razón de ser la mejor explicación. Y es que si las cosas fueran de otro modo, como afirman las tesis antropológicas tradicionales, no se explicaría la ingente terminología y las abundantes clasificaciones existentes para distinguir miles de especies naturales (plantas, animales, etc.). Los conocimientos de estas sociedades, lejos de estar destinados a aquello para lo que se creía, tienen como principal función el agrupar y clasificar de acuerdo a poner un orden en el universo. En base a estas ideas, Levi Strauss concluye lo siguiente:
Esta exigencia de orden se encuentra en la base del pensamiento que llamamos primitivo, pero solo por cuanto se encuentra en la base de todo pensamiento.
A continuación pasa a desmontar la dicotomía entre pensamiento científico y pensamiento mágico. La primera postularía como hipótesis de trabajo básica un determinismo global e integral, en tanto que la segunda postularía distintos niveles de realidad, algunos de los cuales admiten formas de determinismo que se consideran inaplicables a otros niveles. Pero lo cierto es que cabe entender el pensamiento mágico como un acto de anticipación del determinismo. Es una anticipación inconsciente, muchas veces partiendo de principios acientíficos, pero lo cierto, es que todo eso no implica que encuentre verdaderos ordenamientos, pues, de hecho, los encuentra. De esto no cabe inferir, nuevamente, que el pensamiento mágico sea una forma de ciencia balbuciente. La magia constituiría un sistema perfectamente articulado, tan “acabado” y coherente como la ciencia. De este modo, la actitud correcta ante las ideas de pensamiento mágico y científico no consiste en colocarlas una detrás de la otra, como si la una posibilitara a la otra, sino más bien en colocarlas paralelamente, como dos manifestaciones distintas de un mismo mecanismo: el pensamiento.
A continuación, Levi-Strauss expone la paradoja neolítica, una objeción que cabría oponer a su planteamiento. Sucintamente, podría exponerse así: En el neolítico se confirma el dominio del hombre sobre la agricultura, cerámica, tejido, etc. Cada una de estas técnicas supone siglos de observación y formular hipótesis. Ahora bien, si el espíritu que guió al hombre del neolítico es el mismo que el de la ciencia moderna, ¿cómo se explica que se estancase varios milenios hasta la edad moderna? La solución, según Levi Strauss, la haya en que, a pesar de que ambos sean modos de pensamiento, son función de niveles estratégicos distintos. El pensamiento mágico o salvaje se ajustaría al nivel de la percepción y de la imaginación, mientras que el científico se alejaría de estas esferas. En estas tesis, Levi Strauss parece asumir la divisa asumida por Nietzsche en “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”. Así, la ciencia de lo concreto tiene su valor principal en preservar hasta nuestra época modos de observación que la naturaleza autorizaba. Esta ciencia tenía que estar limitada en sus resultados a los que más tarde ofreciese la ciencia moderna. Pero no por ello es menos científica.
Ambos modos de pensamiento de dejan aprehender en virtud de la siguiente comparación: la reflexión mítica es en el terreno del pensamiento lo que el Bricolage en la actividad técnica. Movido por el símil, y quizá por cierta influencia heideggeriana, Levi realiza una aguda comparación entre el pensamiento occidental, caracterizado por el del ingeniero, y el pensamiento salvaje, el del bricoleur.
Así pues, el modo de proceder del ingeniero, del pensamiento occidental se caracterizaría por:
• Tener un proyecto en el que la transformación sistemática de la naturaleza sería un pilar básico
• Cuyos métodos presuponen conocimientos teóricos y profesionalización.
• La utilización de elementos con vistas siempre al proyecto.
• Cuyos resultados sean reproducibles.
El pensamiento del Bricoleur, por el contrario, se caracterizaría por:
• Una ausencia de proyecto preestablecido y una intervención puntual y ocasional.
• No procede de un conocimiento teórico. El Bricoleur sería un amateur.
• Los nuevos usos para viejos elementos, el tomar de aquí y allá cosas, sería una constante.
• Los resultados serían inciertos.
Así pues, el pensamiento ingenieril sería un pensamiento domesticado, en oposición al pensamiento del Bricoleur, que sería salvaje, asemejado a un juego. Ninguno de los dos tendría preeminencia sobre el otro. Más bien coexistirían como manifestaciones distintas de idénticos mecanismos.
En su afán por caracterizar más precisamente esta clase de pensamiento, el pensamiento salvaje, Levi-Strauss dedica varios capítulos al estudio de sus singularidades. En “La lógica de las clasificaciones totémicas” se pregunta:
¿Cómo puede haber una lógica cuyos términos consistan en pedazos y sobras, vestigios de procesos psicológicos?
La respuesta consiste en que, a pesar de que en su contenido, los elementos son heteróclitos, en cuanto a su forma funcionan por analogía. No provienen estrictamente del devenir. Su necesidad se muestra en el juego de relaciones del sistema o estructura en el que se hallan inmersos. Así pues, el nivel estructural es lo importante a la hora de proceder a un análisis del modo de pensamiento de estas sociedades.
El pensamiento salvaje tiene más en común con los naturalistas y herméticos de la antigüedad que
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