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Escuela De Bolonia


Enviado por   •  3 de Junio de 2013  •  3.027 Palabras (13 Páginas)  •  360 Visitas

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Introducción

EL NACIMIENTO DE LAS UNIVERSIDADES.

El siglo XIII es el siglo de las universidades, porque es el siglo de las corporaciones urbanas. En las ciudades los que practican un mismo oficio se organizan para defender sus intereses. Los comerciantes, y los artesanos se agrupan en gremios. Conquistada la libertad económica por los gremios, se institucionalizan las libertades políticas en forma de comunas. Gremios económicos y comunas políticas constituyen el gran movimiento corporativo de la época. Los artesanos del espíritu, los intelectuales, también se organizan en una corporación universitaria.

La inmensa mayoría de los maestros y estudiantes de las escuelas eran clérigos, estas escuelas son fundadas por la Iglesia y el obispo como es lógico reivindica su derecho a conservar su autoridad magisterial y se resiste a que el monopolio pase a los maestros de la universidad. Por otra parte los reyes también tratan de apoderarse de estas corporaciones que aportan riqueza y prestigio al reino y constituyen un semillero de funcionarios. Al ir aumentando la centralización monárquica, pretenden cada vez más ejercer su autoridad sobre la universidad como sobre el resto de sus súbditos.

¿Cómo pudieron las corporaciones universitarias salir victoriosas de estos enfrentamientos?

En primer lugar, debido a la cohesión y decisión de sus miembros y en segundo lugar por la amenaza y el empleo efectivo de la huelga y la secesión. De esta forma la universidad consigue tres privilegios fundamentales que se convierten en la base de su poder:

A) La autonomía jurisdiccional.

B) El derecho de huelga y secesión.

C) Y el monopolio de los grados universitarios.

Pero lo más importante es que los universitarios hallaron en el Papado un aliado todopoderoso, que les concede autonomía, privilegios, estatutos, apoyo económico y todo lo demás. El apoyo pontificio es, en verdad, un apoyo capital. Reconoce la importancia y valor de la actividad intelectual. Sustrae a los universitarios de la jurisdicción de las ciudades y de los obispos y lo más importante es que el valor de un título universitario ya no se circunscribe a una ciudad o reino, sino que puede tener tanta extensión como el horizonte de la cristiandad.

Pero los universitarios tuvieron que pagar por ello. Se vieron obligados a aceptar la dependencia del Papado con su orientación y sus objetivos. Los favorece pero los domestica. En cierto modo los intelectuales se transforman en agentes pontificios.

La universidad medieval se compone de cuatro facultades:

* ARTE

* DERECHO

* MEDICINA

* TEOLOGÍA

La enseñanza consistía esencialmente en la "lectura" y "cuestionamiento" de textos clásicos de acuerdo a lo específico de cada facultad. No se realizaba exámenes sino en el momento de obtener algún título. El candidato era presentado por un profesor, juraba que había asistido a los cursos y que no sobornaría a los profesores. El día del examen se le señalaba el tema para que lo preparase por la mañana y lo comentara por la tarde en un lugar público ante un jurado de maestros y doctores, estos deliberaban y votaban en privado sobre el resultado. Aprobado el examen el estudiante pasaba a ser LICENCIADO, es decir, con licencia de enseñar, pero no ejercía la plenitud del profesorado sino hasta ser MAESTRO O DOCTOR previa defensa de un tema en público. Al maestro o doctor se le entregaban las insignias de su función:

* Una cátedra,

* Un libro abierto,

* Un anillo de oro,

* Un birrete

* Una toga.

Escuela de Bolonia

La Escuela de Bolonia, también conocida como la escuela de los jurisconsultos boloñeses o escuela de los Glosadores por ser la glosa o exégesis textual la forma en que se manifestó su actividad científica a la hora de estudiar el derecho romano justinianeo, fue fundada en los postreros años del siglo XI por el eminente jurista Irnerio. Junto con el método de trabajo basado en la glosa, el proceso de sacralización al que fueron sometidos los textos justinianeos, al tiempo que se les atribuía una autoridad cercana a la bíblica, fue nota caracterizadora del líder seguido por los glosadores. En ningún momento llegaron a cuestionar la afirmación de Justiniano de que los textos que integraban la compilación carecían de contradicciones que no pudiesen solventarse por cualquiera que las afrontara con una mente sutil. También partían de la premisa de que ésta contaba con todo lo necesario para responder a cualquier género de problema jurídico que se planteara. De esta manera se puede sentenciar que la labor exegética desempeñada por los glosadores, así como el principio de coherencia y de autointegración de la obra justinianea, representan los pilares sobre los que se asentó el proceso investigativo boloñés. Además de suponer su fundación una revitalización del derecho romano, iniciándose el periodo que se conoce como la segunda vida del derecho romano, también supuso un mito en cuanto a la historia académica europea se refiere, pues su aparición representó el germen de lo que en la actualidad son las universidades.

Las cinco generaciones de Glosadores, que desenvolvieron su actividad desde 1090 hasta 1230, fueron los responsables directos del abundante número de glosas que durante ese periodo surgieron, si bien un elevado porcentaje de las mismas eran meras aclaraciones cortas o referencias a otros lugares, complementarios del Corpus Iuris, no faltaron algunas equiparables a comentarios de bastante amplitud, distinguibles por su originalidad y agudeza. Los Glosadores fueron los primeros en volver a tratar con los textos del derecho romano íntegros, que habían sido olvidados o conocidos de forma fragmentaria durante siglos, con la difícil comprensión que esto acarreaba, no sólo lingüísticamente (una parte de los textos se encontraba escrita en griego), sino por el elevado grado de abstracción y conceptualización que los textos encerraban. Cierto es que los glosadores trabajaron fundamentalmente sobre las fuentes del derecho romano justinianeo, aunque cabe resaltar que éstas no fueron las únicas del derecho común. Lógicamente, a las fuentes propiamente romanas fueron añadidas por iniciativa de los estudiosos boloñeses otros escritos derivados de las necesidades de su época, como resulta ser el caso de la legislación dictada por los emperadores del Medioevo. Como estos tenían la consideración de herederos del Imperio Romano estimaban que sus leyes debían ser integradas en la compilación justinianea.

En la Escuela de Bolonia no sólo afanaron civilistas,

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