FUNDAMENTO DE LA ADMINISTRACION
Enviado por heidyguk1 • 26 de Septiembre de 2013 • 3.764 Palabras (16 Páginas) • 296 Visitas
ENFOQUE CLÁSICO DE LA ADMINISTRACIÓN
La génesis de la moderna teoría administrativa se inicia con la revolución industrial y, comparada
con otras disciplinas, es muy joven. Como cuerpo sistemático de conocimientos basado en
fundamentos teóricos es casi exclusivamente producto del siglo XX, sin embargo en este lapso de
tiempo su desarrollo ha sido espectacular y se han generado numerosas teorías.
Los orígenes del desarrollo de la Administración como disciplina se asignan unánimemente a dos
hechos genéricos:
1. Por un lado el crecimiento acelerado y desorganizado de las empresas que dificultó las labores
de los administradores y obligó a un enfoque científico que sustituyera al empirismo existente. Del
aumento del tamaño de las empresas surgen las condiciones para poder plantearse la producción
a largo plazo y la necesidad de una planificación no improvisada.
2. Por otro lado, la necesidad de aumentar la eficiencia y la competencia de las organizaciones. Ha
aparecido la producción en masa, las empresas están entrando en un ámbito de competitividad y
se hace necesario aprovechar al máximo los recursos al mismo tiempo. Así surgen los primeros
intentos de división del trabajo entre quienes piensan y quienes ejecutan.
Casi todos los estudiosos de la evolución del pensamiento administrativo coinciden en que el
enfoque clásico de la administración puede desdoblarse en dos orientaciones bastante diferentes y
hasta cierto punto contrapuestas entre sí (Chiavenato, 1990), pero que se complementan con
relativa coherencia. Por un lado, la escuela de la administración científica, desarrollada en los
Estados Unidos a partir de los trabajos de Taylor y, por otro lado, la corriente de los anatomistas y
fisiólogos de la organización, llamada teoría del proceso administrativo, que se desarrolló en
Francia a partir de los trabajos de Fayol. No todos los autores consultados introducen dentro de los
enfoques clásicos la teoría burocrática desarrollada por Weber, pero desde nuestra perspectiva, y
entendiendo que la concepción de las organizaciones es, al igual que en los autores anteriores,
una concepción de sistema cerrado, nos hemos visto obligados a introducir su estudio en este
apartado.
1.1. LA ADMINISTRACIÓN CIENTÍFICA
El movimiento de la administración científica recibió su impulso inicial con Frederick Taylor (1856-
1915) en la última parte del siglo XIX y primera parte del siglo XX. Taylor nació en Filadelfia.
Procedía de una familia de cuáqueros de principios rígidos y por lo tanto se educó dentro una
mentalidad de disciplina, devoción al trabajo y al ahorro. Inició su vida profesional como obrero, en
1889, en la Midvale Steel Co. Posteriormente ascendió a supervisor, jefe de taller y finalmente, en
1885, a ingeniero, después de graduarse en el Stevens Institute.
La publicación de su libro Principios de Administración Científica en 1911, donde plantea sus ideas
sobre la racionalización del trabajo y donde plantea además que estos principios teóricos deben ir
acompañados de una estructuración de la empresa, es para muchos autores el inicio del desarrollo
de una administración científica. Según Scott (1987), los puntos de vista de Taylor estaban
influenciados por la ética protestante que predominaba en su tiempo. Aceptaba el valor del trabajo
arduo, la racionalidad económica, el individualismo y la idea de que cada hombre tenía que
desempeñar un rol social.
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Taylor no desarrolló una extensa teoría general de Administración puesto que tenía una orientación
pragmática que se preocupaba principalmente de los aspectos empíricos y se encaminaba
principalmente al incremento de la eficiencia del trabajador. Con sus principios de la dirección
científica, además de aspirar a racionalizar el comportamiento de los trabajadores, también
aspiraba a reemplazar las actividades arbitrarias y caprichosas de los directivos por procedimientos
analíticos y científicos (Taylor, 1947). En sus primeros escritos hacia referencia a sus ideas como
«tarea administrativa». No fue hasta 1910 cuando Louis Brandeis acuñó el término «administración
científica» en un informe ante la Comisión Interestatal de Comercio.
Taylor definió cuatro principios de administración, que darían como resultado de su seguimiento
una mayor prosperidad, tanto para los directores que conseguirían mayores beneficios, como para
los trabajadores que lograrían una mejor retribución por su trabajo. Chiavenato (1990) afirma que
el objetivo final de Taylor era que los directivos asumieran como guía en el desarrollo de sus
funciones los cuatro principios siguientes:
1. Principio de planificación: sustitución en el trabajo del criterio individual del trabajador, la
improvisación y la actuación empírico-práctica por métodos basados en procedimientos científicos.
Sustitución de la improvisación por la ciencia mediante la planificación del método.
2. Principio de preparación: selección científica de los trabajadores; hay que prepararlos y
formarlos para que produzcan más y mejor. En el pasado, el propio trabajador escogía su trabajo y
la forma de ejecutarlo y se formaba a sí mismo dentro de los límites de sus posibilidades.
3. Principio de control: hay que controlar el trabajo para cerciorarse de que está siendo ejecutado
según las normas establecidas y según el plan previsto. Es necesaria una estrecha colaboración
entre directivos y trabajadores para que la ejecución sea lo más efectiva posible.
4. Principio de ejecución: asignación diferenciada de las atribuciones y responsabilidades para
que la ejecución del trabajo sea más disciplinada. Los trabajadores asumen la responsabilidad de
ejecutar las tareas y la dirección la correspondiente a su diseño y planificación.
Taylor tuvo una gran influencia en las prácticas administrativas de las siguientes décadas. Aun en
nuestros días, los principios administrativos taylorianos forman parte del pensamiento
administrativo, principalmente en las fábricas y en las operaciones industriales. Resulta un tanto
sorprendente, y Taylor fue el primer sorprendido, que las críticas contra la administración científica
no tuvieran más detractores entre los mismos administradores,
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