Gastronomía Salvadoreña, Dulces artesanales
Enviado por TephyArevalo • 14 de Marzo de 2017 • Informe • 1.480 Palabras (6 Páginas) • 409 Visitas
Gastronomía Salvadoreña, Dulces artesanales.
Se entiende como dulce típico a todos los dulces elaborados de manera artesanal, es decir, que no poseen ningún tipo de químicos que son 100% típicos y que son producidos y comercializados en las diferentes fiestas patronales de El Salvador. [pic 7]
Su elaboración es a base del moldeado a mano y fogón de leña; sus sabores han ido variando con el tiempo, experimentando con nuevas texturas y frutas para ampliar la variedad del dulce artesanal.
Considerados como artesanías, los dulces típicos todavía conservan sus raíces, pasan a ser parte de la cultura popular y han logrado mantener un estatus económico, a tal grado que representan a nuestro país en las ferias internacionales del dulce. Gracias a esto se han logrado abrir algunos mercados para la importación; sin embargo, no ha habido ayuda de parte del gobierno para con el gremio de artesanos y los espacios se han limitado a Centroamérica y algunas ciudades de los Estados Unidos.
Su elaboración es más una artesanía que una industria, primero porque se emplea mucha creatividad y hay contacto muy estrecho entre el artesano y el producto. Surgiendo de esa imaginación los quesitos de almendra, los dulces de nance, las cocadas, los zapotillos, la leche de burra, el dulce de chilacayote, las tartaritas, espumillas, mazapanes y “borrachitos” a base de marquesote y licor, así como las conservas y jaleas de frutas. Cada uno con un proceso diferente y, por supuesto, con los secretos de la familia para obtener el punto adecuado para conservarlos y darles un mejor sabor.[pic 8]
Historia de Dulces Artesanales Salvadoreños. [pic 9]
Se relata que estas golosinas fueron introducidas sobre todo por las monjas de conventos coloniales, pero después su fabricación se popularizó, o bien los indígenas al entrar en contacto comenzaron a fabricar sus propios dulces de fruta.
A principios de siglo, los dulces ya tenían fama y sobresalían las conservas de toronja y membrillo. En aquellos días, las dulceras se montaban en sus carretas y visitaban las ferias de los pueblos. Hay dulces dependiendo de la temporada. A partir de junio empiezan el nance, higo, membrillo y manzanilla, que se compran en grandes cantidades (actualmente casi toda la fruta la compran de Guatemala) y almacenan para todo el año.
Desarrollado por nuestros ancestros que los elaboraban de la fusión de azúcar y agua combinados con el sabor de la fruta o leche, alegrando las fiestas patronales de los diferentes pueblos con su arco iris de sabores. Dichos artesanos de los dulces enseñaban la elaboración así como mezclas, “escogitación” y maduración de las frutas y diseño a sus generaciones para que su arte no se perdiera con el paso del tiempo. [pic 10]
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Dulces que se resisten a desaparecer.
La melcocha, el chilacayote y el dulce de camote, entre otros son dulces que forman parte de nuestra cultura. La industrialización que impone que su mayoría de alimentos lleven químicos y el encarecimiento de la materia prima para su fabricación amenazan su supervivencia. Ya que de algunas maneras no todas las personas reconocen la delicia de estos dulces y su mano artesanal.[pic 13]
En semana Santa, por ejemplo, tiene su tradición; todo se hace en almíbar (jocotes, papayas, limones y naranjas); también se elaboran torrejas, aunque éstas poco a poco pierden terreno. Hay dulces que llevan un proceso más costoso que otros, como la almendra y la guayaba, que pueden pasar entre 5 y 6 horas en el fuego. Con los quesitos de almendra el proceso comienza con la clarificación de las mieles, que se ponen a hervir, y se bate una clara de huevo que le sacará toda la suciedad al azúcar, entonces se coce a punto de caramelo y se echan las semillas de almendra molidas, junto con las yemas y la leche. Se bate hasta formar una pasta, que una vez fría, se cortará en cuadritos y se adornará con una semilla de almendra.
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