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HISTORIA DEL SIGLO XX ERIC HOBSBAWM


Enviado por   •  25 de Junio de 2013  •  4.413 Palabras (18 Páginas)  •  1.153 Visitas

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Capítulo IX: Los años dorados

I Los años 50 representaron una etapa histórica realmente excepcional.

Sin embargo se tardó en reconocer su excepcionalidad. Para EE.UU., que dominaron la economía tras la segunda guerra, esta etapa no fue tan revolucionaria, sino que apenas supuso una prolongación de la expansión de los años de guerra. Otros países crecieron más que EE.UU. durante esta época.

La preocupación tras la guerra era la recuperación de los países europeos y de Japón. En los estados no comunistas la recuperación de la guerra también representaba la superación del miedo de la revolución social y el avance comunista. Mientras que la mayoría de los países (exceptuando Alemania y Japón) habían vuelto a los niveles de preguerra de 1950, el principio de la guerra fría y la persistencia de los partidos comunistas fuertes en Francia y en Italia no invitaban a la euforia. Los beneficios materiales tardaron en hacerse sentir, GB los sintió solo hacia mediados de los ‘50.

La edad de oro correspondió básicamente a los países desarrollados, que representaban las tres cuartas partes de la producción mundial. Además, en los años ’50 el crecimiento económico parecía ser de ámbito mundial con independencia de los regímenes económicos, llegando a parecer en un momento que la parte socialista estaba llevando la delantera. Sin embargo, en los años ’70 se hizo evidente que el capitalismo, más que el socialismo, era el que se estaba abriendo camino.

Pese a todo, la edad de oro fue un fenómeno de ámbito mundial, aunque la generalización de la opulencia quedara lejos de la mayoría de la población mundial. Sin embargo, los países del tercer mundo crecieron a un ritmo espectacular. La década de los ’70 y ’80 volvieron a c0onocer las grandes hambrunas, pero durante los años dorados no hubo grandes épocas de hambre, salvo como resultado de la guerra y de locuras políticas, como en China (ver cap. XVI).Se multiplicaba la población, crecía la esperanza de vida, creciendo así la producción de alimentos, especialmente en las zonas de no desarrollo industrial.

El problema de los países desarrollados era que producían unos excedentes de unos productos tales, que ya no sabían qué hacer con ellos, y en los años ’80 decidieron producir bastante menos e inundar los mercados con sus productos a precios muy bajos. Curiosamente, el contraste de los excedentes de alimentos, por una parte, y por otra, personas hambrientas que tanto había indignado al miedo durante la Gran Depresión en los años ‘30, suscitó menos comentarios a fines del siglo XX. Fue un aspecto de divergencia creciente entre el muerdo rico y el mundo pobre que se puso cada vez más de manifiesto a partir de los años ’80.

El mundo industrial se expandió por doquier en los países capitalistas y socialistas, y en el tercer mundo también. La economía mundial crecía a modo explosivo. Al llegar a los años ’70 la producción de manufacturas se cuadruplicó, el comercio mundial creció diez veces y la producción agrícola también creció, aunque no a ritmos tan sorprendentes. Hubo efectos secundarios: la contaminación y el deterioro ecológico.

Una de las razones por las que la edad de oro fue de oro es que el precio medio del barril de crudo saudí era inferior a los dos dólares a lo largo de todo el periodo que va desde 1950 a 1973 , haciendo que la energía fuese ridículamente barata y continuara abaratándose constantemente.

II Al principio este asombroso estallido económico parecía no ser más que una versión gigantesca de lo que había sucedido antes; como una especie de universalización de la situación de EE.UU. antes de 1945, con la adopción de este país como modelo de la sociedad capitalista industrial. Y, en cierta medida, fue así.

Explotó así la masificación del mercado automotriz, acompañado por otros. Bienes y servicios hasta entonces restringidos a minorías se pensaban ahora para un mercado de masas, como sucedió con el turismo masivo a playas soleadas. Lo que en otro tiempo había sido un lujo se convirtió en un indicador de bienestar habitual, por lo menos en los países ricos. Ahora al ciudadano medio de esos países le era posible vivir como sólo los ricos habían vivido en tiempos de sus padres.

En estos momentos se da la revolución tecnológica, que no sólo contribuyó a la multiplicación de los productos de antes, mejorados, sino a la producción de desconocidos. Más que cualquier otra época, la edad de oro descansaba sobre la investigación científica más avanzada, que ahora encontraba una aplicación práctica.

Tres cosas hay que señalar sobre la revolución tecnológica: 1- transformó completamente la vida cotidiana en los países ricos e incluso en los pobres. La revolución tecnológica penetró en la conciencia del consumidor hasta tal punto, que la novedad se convirtió en el principal atractivo a la hora de venderlo todo. La premisa era que lo ‘nuevo’ no sólo podía ser algo mejor sino también revolucionario. 2- a más complejidad de la tecnología en cuestión, más complicado se hizo el camino desde el descubrimiento o la invención hasta la producción, y más complejo y caro el camino de la creación. La ‘Investigación y el desarrollo’ (I+D) se hizo crucial en el crecimiento económico y por ello la ya entonces ventaja de las ‘economías de mercado desarrolladas’ sobre las demás, se consolidó. 3- las nuevas tecnologías empleaban de forma masiva el capital y eliminaban mano de obra o la sustituían. El ser humano solo importaba de una forma para la economía: como comprador de bienes y servicios. Y ahí radica el principal problema.

Los problemas que habían afligido al capitalismo en la era de las catástrofes parecieron disolverse y desaparecer. El ciclo terrible e inevitable de recesión y expansión, tan devastador en el periodo de entre guerras, se convirtió en la sucesión de leves oscilaciones gracias a la inteligente gestión macroeconómica.

III ¿Cómo hay que explicar el triunfo inédito y extraordinario de un sistema que, durante una generación y media, pareció hallarse al borde de la ruina? Es evidente que se produjo una ‘reestructuración’ y una reforma estructural del capitalismo, y un avance espectacular en la globalización e internacionalización de la economía.

El primer punto produjo una ‘economía mixta’, que facilitó a los estados la planificación y la gestión de la modernización económica, además de incrementar muchísimo la demanda. Los grandes éxitos económicos de la posguerra en los países capitalistas, con contadísimas excepciones son ejemplo de una industrialización efectuada con el apoyo, la supervisión, la dirección y a veces la planificación y la gestión de los gobiernos desde

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