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LOS ESPONSALES ROMANOS


Enviado por   •  4 de Febrero de 2017  •  Resumen  •  1.358 Palabras (6 Páginas)  •  690 Visitas

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LOS ESPONSALES ROMANOS

Desde el inicio de su imperio, el pueblo romano se ha caracterizado por ser pionero e innovador en materia de Derecho

Este derecho aunque ya no se encuentre vigente, es el antecedente directo de nuestro Derecho Civil Mexicano, pues los romanos elaboraron su derecho con gran sencillez resolviendo los problemas que se les presentaban con la mayor simplicidad y eficacia posible  y tratando a través de su legislación de prevenir situaciones que pudieran ocasionar controversias a futuro.

Tal es el caso de los esponsales, promesas de matrimonio, que tenían el objetivo de preparar a las partes contrayentes para el matrimonio y cuyo tema abordaremos en este trabajo.

El matrimonio ha sido a lo largo de los siglos una institución de gran relevancia tanto para los pueblos antiguos como para las sociedades  modernas, dicha institución se encuentra en constante proceso de evolución  a fin de adaptarse a las características de vida del momento en que se realice.

En el derecho romano el matrimonio podía ser precedido por los esponsales, contrato de futura realización del mismo,  sin que este fuera un requisito necesario para la celebración o reconocimiento del matrimonio.

La palabra esponsales proviene del latín  sponsalia que era la mención y promesa recíproca de contraer matrimonio en el futuro. Esta promesa se realizaba mediante un contrato verbal solemne, llamado Sponsio y del cual derivaba la palabra esponsales.

El vínculo de los esponsales impedía que se celebraran nuevamente esponsales  o se contrajeran nupcias con personas distintas en tanto ese vínculo no se extinguiera.  

En la celebración de los esponsales participaban  el consorte,  el pater familia del contrayente, según fuera el caso, y el parter famiia de la contrayente, ya que las mujeres no formaban parte ni podían participar en la celebración de contratos.

No obstante la mención que se ha hecho de que los esponsales romanos constituían un contrato a futuro en el que una pareja de novios se prometían y aceptaban recíprocamente para la celebración de matrimonio, este contrato no era de carácter obligatorio para ninguno de los contrayentes puesto que su cumplimiento no podía exigirse de manera coactiva.

La importancia fundamental de esta promesa versaba no tanto sobre Derecho sino más bien desde el punto de vista de la costumbre y vida social del pueblo romano pues aunque no era exigible su realización, la promesa de matrimonio  tenía total validez en el sentido de la creencia de las personas, ya que para ellas significaba honra y buena reputación que se produjera un matrimonio con todos los requisitos que en él debían existir; así como la fiabilidad de la  palabra y honor de los contrayentes.

Los requisitos para la validez de los esponsales eran los mismos que se aplicaban para la validez del matrimonio, con las excepciones que se daban en relación con la capacidad y el consentimiento pues por una parte los impúberes desde los siete años, (infantia maiores)  podían también contraer esponsales, pero para la realización del matrimonio  debían apegarse a los requisitos establecidos para tal efecto, y en cuanto al consentimiento, no era menester de los esponsales, ya que este podía ser manifestado hasta por medio de representante; el padre podía desposar a su hija in potestate aun sin consentimiento de ella, siempre que no se tratara de persona indigna o torpe.

Durante la época del derecho clásico romano al ser los esponsales, como se ha mencionado anteriormente, un fenómeno más de carácter social  que jurídico podían revocarse libremente sin que existiera en su contra alguna acción para reclamar indemnización por daños y perjuicios.

         Durante el imperio de Justiniano, esta institución fue adquiriendo relevancia jurídica, y aunque en ningún caso se admitió la exigencia de celebrar el matrimonio se establecieron las arras sponsalicias las cuales consistían en una suma de dinero u objetos de valor que el contrayente entregaba en mano, para que fuera válida y firme la promesa de matrimonio. Las arras operaban como una cláusula penal, pues quedaban a favor de la mujer si el matrimonio no se producía sin culpa de su parte. En cambio si fuera ella la que se negaba a realizarlo sin justa causa, debía devolver las arras duplicadas.        

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