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Los Precursores De La Idea De Democracia: La Democracia Ateniense (Introduccion)


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2014  •  2.298 Palabras (10 Páginas)  •  1.262 Visitas

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GRECIA ANTIGUA

La Grecia antigua y la democracia son cosas contradictorias. Las características de la democracia ateniense son:

• La Asamblea de todos los ciudadanos como centro de poder y de decisión. Se reunía cuarenta veces al año y votaban sobre leyes, impuestos, orden público, etc.

• Los puestos ejecutivos se sorteaban entre los ciudadanos a excepción de los puestos de jefes militares.

• La justicia estaba en manos de jurados populares.

De modo que el poder soberano reside en una asamblea en la que impera la democracia directa, cargos elegidos por sorteo y jurados populares.

Sin embargo, cabe destacar las críticas de los pensadores griegos como Platón y Aristóteles al modelo democrático, pues se quejan de que en una democracia cada uno hace lo que quiere; la democracia distribuye igualdad entre iguales y desiguales; gobierno de pobres contra o sobre los ricos.

La libertad nació tanto de la autoseguridad en las propias posibilidades como de la conciencia de la enormidad de los peligros. “Política” designaba para los griegos aquello público y común que pertenecía a la polis, mientras que para Aristóteles la política era un mero ejercicio del poder, un gobierno de los libres e iguales. Poco a poco, la política y los problemas de la polis fueron transfiriéndose a una esfera pública donde los ciudadanos se encontraban, de modo que la polis se identificó con el cuerpo de ciudadanos y se desarrolló la idea de unidad de la polis. Así, la integración política del ciudadano era fuente primaria de su propia identidad y constituía el resto de sus papeles sociales. De modo que la política se convirtió entonces en el elemento dominante de la vida en la comunidad.

Es necesario mencionar aquí la reforma de Solón, unas reformas que llevan hasta la isonomia que protegía a los atenienses de la esclavitud por deudas, promovió el derecho de apelación ante el pueblo contra decisiones de los arcontes (magistrados, políticos), rompió el monopolio aristocrático de elegibilidad para cargos públicos, dividió el cuerpo de ciudadanos en cuatro clases de acuerdo con criterios económicos y usó esa distinción como base de elegibilidad, etc. La reforma de Solón hizo posible un equilibrio de derechos y deberes ciudadanos entre distintas capas de población y un compromiso de las distintas clases respecto de esa distribución. Aparece la creencia en la justicia y se conecta con la capacidad humana para la reflexión y la acción.

Tras la expansión de Atenas llegó la reforma de Clístenes, la cual supone el divorcio entre el orden social y el orden público. Por ello, Clístenes dividió a los ciudadanos en tribus y a éstas en tríadas que agrupaban distintos demoi que no tenían en común otro rasgo (aristocrático, clientelar…). El jefe del demo cumplía funciones de alcalde y era elegido por sus conciudadanos. La fratría (subdivisión del demo) era el último eslabón de la cadena. Una función importante de los demoi era enviar un cierto número de representantes al Consejo de los Quinientos. Los habitantes de las tríadas y de cada tribu no tenían nada en común excepto la ciudadanía. Las influencias aristocráticas fueron con ello enormemente debilitadas, de modo que los esfuerzos de la ciudadanía se dirigieron a ampliar la participación y la igualdad.

Tribus → Tríadas → Demoi → Fratría

Destaca también que Clístenes introdujese el exilio por diez años de aquellos ciudadanos de los que se temía que pudiesen convertirse en tiranos.

El desarrollo de la isonomia entre las clases medias y populares y la nobleza no significaba únicamente igualdad ante la ley, sino igualdad de derechos políticos y de participación en los asuntos comunes. Para ello es necesaria la consideración de todos los ciudadanos como capaces de juicio político autónomo, algo de lo que se encargaron los sofistas.

Frente a ello, Platón afirmará que el auténtico gobernante es aquel que sabe cómo gobernar y sólo unos pocos pueden adquirirlo, de modo que es un problema de la educación de los gobernantes y no de la polis. Mientras, Aristóteles se centra en la educación cívica del ciudadano, pero no cree que el hombre corriente pueda acceder a la verdadera virtud y ser digno de gobernar democráticamente la ciudad. Para Platón o Aristóteles el problema no es la competencia política, sino la excelencia.

Volviendo a los sofistas, éstos distinguen entre naturaleza y convención aludiendo al carácter convencional de instituciones tales como leyes, costumbres y sistemas de gobierno. Hay un triunfo de la razón sobre la naturaleza a la par que las leyes de la ciudad son descubrimientos y creaciones humanas. Para Platón el artífice de la persuasión es el logos entendido como argumentación racional del político. Hacer que una cosa parezca y sea justa es persuasión.

El objetivo del sofista es enseñar la virtud y hacer posible la contribución de todos los hombres a los asuntos de la ciudad, enseñar a persuadir a través de la palabra de los cambios necesarios en la polis. Por lo demás, si en cada tema hay dos opiniones contrapuestas, dar igual oportunidad a ambas opiniones para aparecer en lo público se convierte en una virtud y en algo provechoso para la polis.

Pasando ahora a la era de Pericles, descubrimos que la virtud ha dejado de ser privilegio de la aristocracia y que para la democracia ateniense la vida comunal era crucial. Lo que tenemos ante nosotros es una comunidad cívica que asienta su identidad en la actividad política: la polis es el resultado del actuar en común de los libres e iguales. Lo que surge es una comunidad cívica que se asienta como unidad política y reorganiza el resto de los papeles sociales para dar primacía a lo político y lo común en su identidad.

La libertad era entendida en Atenas no como un reducto de privacidad o de no interferencia, sino como libertad entre iguales que sólo podía mantenerse mediante la presencia cívica y la participación en el autogobierno de la polis. No existían derechos a la libertad que pudieran ser garantizados por Estado alguno. La libertad no es un estatus sino autogobierno y participación en el autogobierno a través de las oportunidades políticas abiertas a todos. La libertad se vinculaba a la directa implicación en la construcción cotidiana de la polis y en la toma de decisiones de la que ésta dependía.

Tal disposición de las cosas se lograba mediante la ley y la eunomia. La Asamblea y el Consejo elaboran y promulgan las normas por las que la polis se gobierna, y sus creadores son los ciudadanos activos. Ahora bien, el exceso produce abuso, y éste, desenfreno, mal gobierno, discordia y luchas sociales. La solución es eunomia democrática,

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