Música Y Educación

Hablar de música es adentrase en un mundo fascinante lleno de emociones y sentimientos, ha estado presente en todas las culturas y en todos los tiempos. Ahí donde hay vida humana la manifestación musical lo acompaña y por lejos que nos remontemos al pasado encontraremos siempre algún vestigio de melodía.

La expresión musical ha jugado y sigue teniendo un papel importante y trascendental en la vida de los pueblos y de las personas; pero no obstante a pesar de que escucharla se ha tornado en la actualidad en una actividad tan cotidiana y común, son pocos quienes tienen nociones con respecto a sus orígenes, de su influencia en el estado de ánimo de quienes la escuchan y de los múltiples beneficios qué aporta a la educación.

Son varias las teorías que nos hablan sobre el origen de la música, siendo las más destacas las que se relacionan con los aspectos: sociológico, biológico y del lenguaje. En el primer rubro se hace referencia al surgimiento de este arte como una forma de mantener la cohesión social o una manera de contribuir a la coordinación de trabajos manuales cooperativos que requerían de gran un esfuerzo, incluso como un medio ante la necesidad de la comunidad para reducir los conflictos interpersonales.

En el segundo aspecto se propone que la universalidad del comportamiento musical puede ser una adaptación evolutiva que ha contribuido a la supervivencia humana. La búsqueda de raíces biológicas tiene su conexión al visualizar el mundo animal, encontrándola en el canto de los pájaros, los sonidos que emiten algunos cetáceos o el de determinados primates. Por otro lado los comportamientos espontáneos de los niños recién nacidos corroboran que la especie humana tiene una predisposición innata a responder a estímulos musicales. Recordemos como el uso de la sonaja y los cantos de arrullo atraen la atención de los bebes constituyendo recursos utilizados casi por la mayoría de las madres para interactuar con los infantes.

Haciendo referencia a la tercera corriente teórica respecto al origen de la música: el lenguaje, sostienen que tuvo su inicio en la necesidad de entonar formas de expresión verbal solemne, en las cuales se prolongaban los sonidos por un tiempo prolongado, sucediéndose así tonos agudos y graves. La tesis más reciente expuesta por Brown sugiere que en un inicio no existían diferencias entre ambos sistemas comunicativos y los dos se separaron al asignar diferentes significados a los sonidos, según esta tesis derivaría de las unidades fonológicas con significado emotivo.

Ahora bien, la música se entiende generalmente como una creación cultural. Es el producto del comportamiento de los grupos humanos y bien se sabe que para la supervivencia de una sociedad, es necesaria la transmisión de la memoria colectiva, ocupando la melodía un lugar preponderante entre los mecanismos nemotécnicos por ser uno de los más efectivos.

De este modo, el sentido de las expresiones musicales se encuentra afectado por cuestiones sociales, históricas e incluso psicológicas, debiéndose entender la conceptualización de la música desde el seno de las diversas manifestaciones culturales. Lo anterior trae como consecuencia que no exista una definición universalmente aceptada, ni homogénea de la misma, pero de modo sencillo se puede decir que constituye el conjunto de sonidos estructuralmente organizados y agradables al oído.

En esta línea ,los antropólogos afirman que existen aspectos particulares del comportamiento humano que son universales , invariantes que quedan determinados culturalmente y la música junto con la religión y la danza conforman uno de ellos. Ha sido compañera del ser humano desde los comienzos de su historia, iniciando con la imitación de los sonidos de la naturaleza como el canto de las aves, el ritmo natural de los latidos del corazón o buscando dar una respuesta a la trascendencia espiritual con el deseo de agradar a los dioses.

Ya desde los primeros tiempos del hombre primitivo, se comienza a utilizar la música y la danza para rogar a los espíritus el ser fructíferos en la caza y el cultivo, a la par de ir elaborando técnicas de los sonidos para emplearlos en las ceremonias y ritos religiosos, valiéndose de instrumentos hechos de huesos, troncos, piedras y plantas.

Compartir alegría y risas, despreocupaciones y júbilos son comportamientos que llevan inherentes la presencia de la música al igual que la danza, ambas destacan como integrantes de la cultura desde sus comienzos.

Ahora bien, es trascendente mencionar que la música como agente socializador posee múltiples funciones y usos, los cuales, debido a su presencia en nuestras vidas y desde su aparición, se han visto ampliados con el transcurso del tiempo. Incluso es un hecho que desde las primeras civilizaciones hasta la actualidad, la necesidad de estudiar e incluir su presencia en la educación ha sido una constante.

Sin embargo y a pesar de que escucharla se ha tornado en la actualidad en una actividad tan cotidiana y común, son pocos quienes tienen nociones con respecto a que es y cómo puede influir en el estado de ánimo de quienes la perciben, especialmente al utilizarla como un recurso en la educación, siendo importante por ello, retomar algunos aspectos significativos del uso de la música a través de la historia y de los pueblos.

Desde un inicio, en la mayoría de las tribus el canto unido a la danza en las celebraciones rituales sirvió para crear lazos afectivos con fuertes sentimientos de pertenecía, incluso llegó a favorecer estados de trance que provocaban cambios químicos en el cerebro, y que al tratar de darle una explicación a dichas manifestaciones mágicas, se establecieron lazos indisolubles entre la melodía, el canto, la danza y el grupo social más amplio y diverso al grupo familiar. Por lo tanto se puede deducir que desde sus orígenes la manifestación musical es de naturaleza colectiva. Liberar el espíritu y romper con la cotidianeidad parece derivarse de la necesidad humana al vivir en sociedad.

De este modo y con el paso del tiempo cada cultura desarrolló concepciones diferentes en cuanto a la apreciación de la música, mientras unas civilizaciones le asignaron un valor puramente sacro, otras lo hicieron con un carácter profano.

Hay evidencias de que la música era un arte altamente desarrollado en Egipto y Mesopotamia en los alrededores del año 2000 a.C., por lo que se debe haber gozado de ella desde mucho tiempo antes. El canto y la melodía instrumental, solos o combinados, se empleaban en diversas ocasiones como fiestas, adoraciones idolátricas, coronaciones reales, celebraciones de victorias o incluso las mujeres frívolas la utilizaban para seducir.

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