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"Soy Hijo De Los Evuzok": Un Evangelizador Convertido


Enviado por   •  31 de Mayo de 2013  •  5.460 Palabras (22 Páginas)  •  1.387 Visitas

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“Soy hijo de los evuzok”: un evangelizador convertido

Alumno: Antonio Alonso

Asignatura: Antropología social y cultural

Profesor: Alexandre Coello

Curso 2007-08

Presentación

El antropólogo Lluís Mallart en su libro “Soy hijo de los evuzok” nos narra sus vivencias en la comunidad de los Evuzok (Camerum), donde como misionero en el proceso de convertir al otro es convertido, haciendo de la necesidad virtud. Una nueva forma del conocimiento del hombre se abre ante él, cual es la Antropología, que le va a permitir comprender la cultura del pueblo evuzok, para lo cual se documenta leyendo a autores consagrados como: Durkheim, Mauss, Malinowsky, Radcliffe-Brown,Forde, Evans-Pritcharde, Lévi-Strauss… Son las lecturas de Malinowsky y de Lévi-Strauss, concretamente el libro “El pensamiento salvaje”, durante una convalecencia de una crisis de paludismo, lo que marcará su devenir como antropólogo.

Mallart nos describe de forma amena sus experiencias etnográficas, relatándonos los distintos trabajos realizados durante su larga estancia con los Evuzok (1963-1968). El autor reivindica una antropología participativa no sólo a nivel formal o físico sino psicológico o visceral: Ver la realidad a través de los ojos del nativo.

El presente ensayo tratará de dar respuesta a esta posibilidad planteada por Mallart. Para ello incluirá los siguientes apartados:

• Historia de Camerún que nos permitirá contextualizar el tema tratado en el lugar y momento histórico en que se produce.

• Breve repaso de las corrientes etnográfica consideradas por Mallart así como de otras posteriores.

• Comentario crítico de lecturas etnográficas realizadas para llevar a cabo el presente trabajo y sus conclusiones.

• Conclusiones obtenidas.

• Opinión personal

Contextualización

Historia de Camerún

Aunque la presencia europea en Camerún data del siglo XV, al igual que en la mayor parte del continente, durante siglos no fue más allá del establecimiento de unos pocos puntos comerciales en la costa. Sólo a partir de la segunda mitad del siglo XIX, los europeos se plantean la ocupación de las tierras del interior del continente y el inicio de la dominación de las poblaciones autóctonas.

En 1884, Camerún era anexionado por Alemania y comenzaba entonces realmente la época colonial. Camerún, como la mayoría de los países africanos, fue diseñado desde Berlín, Londres o París, donde se trazaron las líneas arbitrarias que darían lugar a los países actuales del continente africano y que poco o nada tienen que ver con las divisiones geográficas, culturales, o políticas existentes con anterioridad a la época del colonialismo europeo.

A partir de esas mismas fechas de finales del siglo XIX, comienzan a llegar a Camerún misioneros católicos, baptistas, presbiterianos, etc. que serán los responsables de la introducción de la cultura europea. Después de la Primera Guerra Mundial, los territorios alemanes en África se entregaron como premios a los vencedores de la contienda, repartiéndose Camerún entre ingleses y franceses, quedándose los primeros con los territorios que lindaban con Nigeria y los franceses con el resto.

Después de la Segunda Guerra Mundial, se inicia un rápido proceso de descolonización de África y en 1960, Camerún obtiene su Independencia. Pero antes, Inglaterra propone a consulta de los habitantes de las regiones de Camerún ocupadas por la corona inglesa, un referéndum para decidir si desean formar parte del nuevo Estado o prefieren unirse al vecino Nigeria. Como resultado de este referéndum las regiones del norte pasaron a ser parte del territorio de Nigeria y la región costera del sur formó parte del nuevo Estado de la Confederación de Camerún que mantuvo una relativa autonomía entre las regiones anglófonas y francófonas.

En 1972, la Confederación de Camerún fue reemplazada por una República Unida de Camerún. La unificación tuvo efectos negativos para determinadas regiones e instituciones. Así, las regiones anglófonas, minoritarias en población, vieron como el poder político al centralizarse caía mayoritariamente en manos de personas de ascendencia francófona por lo que creían que sus intereses no estarían bien representados. Y por otra parte la nueva Constitución, más centralista que la de la Confederación acababa con las capacidades políticas y administrativas de las autoridades tradicionales.

A partir del acceso al gobierno del Presidente Paul Biya que sustituyó al primer Presidente Ahidjo, las continuas revueltas que se extendieron por todo el país llevó al gobierno a pactar una nueva Constitución que devolviera en parte la capacidad administrativa regional existente en los tiempos de la Confederación de Camerún.

Es fácil de comprender que estos problemas en la administración de los asuntos internos son una de las herencias de la época colonial. Por ejemplo, el cisma entre anglófonos y francófonos es un ejemplo primario. Más sutil es la explotación económica continuada de Camerún por los antiguos dueños coloniales, que no han permitido un desarrollo industrial y comercial de Camerún.

En la relación con la situación descrita sobre Camerún, conviene tener presente que un nuevo espíritu se impuso en la carta de constitución de las Naciones Unidas. Dicha carta asentó como norma fundamental para la convivencia en el nuevo mundo el principio de la “autodeterminación de los pueblos”, presente en el acta de constitución de este organismo supranacional, reflejada en el texto de la resolución 1514 de 1960 que lleva el título elocuente de “Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales”.

También es interesante considerar que en 1961 EEUU interviene militarmente en Vietnam y en 1962 se produce la crisis de los misiles, lo que acentúa “la guerra fría” potenciando más el sistema de bloques.

Corrientes etnográficas

Funcionalismo

El funcionalismo nacía en el ámbito temporal de los años siguientes a la Primera Gran Guerra, los de la década de los veinte, cuando las potencias vencedoras, retornaban con nuevos bríos expansionistas a un mundo colonial que comenzaba a transformarse lentamente, después de mucho tiempo de dominación, y que por otro lado comportaba la imagen de la grandeza occidental en el pasado.

El funcionalismo, que hundía sus raíces en la escuela sociológica francesa de E. Durkheim y cuyo concepto de la sociedad respondía al símil del organismo vivo en el que la vida del mismo se supedita a la armonía de sus órganos, concordaba con los anhelos

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