Urbanismo. Las transformaciones urbanas del XIX
Enviado por Tomi Aguirre • 29 de Octubre de 2019 • Resumen • 1.920 Palabras (8 Páginas) • 253 Visitas
Las transformaciones motivadas por la revolución industrial y el crecimiento demográfico durante el siglo XIX actuarían de manera decisiva en los nuevos planteamientos arquitectónicos y urbanísticos.
Las ciudades históricas sufrieron durante el siglo XIX una serie de transformaciones que rompieron definitivamente el equilibrio antiguo. Nuevos temas aparecieron ante arquitectos y urbanistas: la vivienda obrera, los espacios industriales, los ensanches, entendidos como una nueva idea de ciudad, la ciudad como negocio, y trazados a partir de una metodología proyectual que contaba con nuevos instrumentos legales y disciplinares. Propuestas, casi todas ellas, que no enfrentan el caos y el desorden de la gran ciudad, sino que negándola buscan un equilibrio entre el campo y la ciudad, entre la naturaleza y la industria. Me refiero, sobre todo, a propuestas como las de la Ciudad-Jardín, formulada por Ebenezer Howard en 1898, o la Ciudad Lineal, planteada por Arturo Soria en 1882-1883 y parcialmente realizada en Madrid entre 1894 y los años treinta del siglo XX.
Desde las Siedlungen alemanas a las aplicaciones del modelo de la ciudad-jardín o de la ciudad lineal, así como los asentamientos urbanos vinculados a centros industriales, se plantean como iniciativas que no afectan a la metrópoli, que surgen lejos de ella, negándola, convertidas en supuestos lugares de paz social, con contenidos ideológicos muy diferentes entre sí.
Saliendo de la época medieval, el problema estaba en cómo estaban diagramadas las ciudades en la época medieval, no tenían un trazado formal, sino que las calles iban saliendo así en forma aleatoria, las condiciones de vida en cuanto a higiene, seguridad, servicios (agua, electricidad, limpieza de las calles) eran pésimos. También la mayoría de las grandes ciudades digamos estaban amuralladas. Entonces la ciudad amurallada no te dejaba hacer nada, estaba mal organizada en cuanto a trazado y también en cuanto a actividades comerciales de producción digamos, y sobre todo no se tenían en cuenta las cuestiones de transporte. entonces lo que se empiezan a dar cuenta los arqs y los estados es que las ciudades necesitan reformas. Hay dos tipos de soluciones que se encuentran: las expansiones y las intervenciones directas. Las expansiones plantean extensiones, mientras que las intervenciones directas lo que hacen es cambiar lo que ya existe, el caso más famoso es Haussman en Paris (expansiones de la ciudad, barrios nuevos).
Pero todos los casos siempre están pensados desde las innovaciones de transporte, de industria y sobre todo para mejorar la calidad de vida que había, y albergar a toda la inmigración que iba desde el campo a la ciudad a trabajar en las fábricas.
En esa época es cercana a la revolución industrial, en ese momento aparecían muchos avances y desarrollos en la parte de plantas industriales, sobre todo textiles y también de motores, limitaba la capacidad de extensión de las ciudades. Aparece la figura del auto, el ferrocarril, y el tranvía, o sea avances tecnológicos en los medios de transporte.
Las transformaciones urbanas del XIX
Con el XIX se ampliaron considerablemente los temas y motivos
pictóricos y se llegaron a tratar asuntos hasta entonces inconcebibles. Eran resultado de las nuevas inquietudes de la época y delos diversas actitudes adoptabas por la sociedad ante unas transformaciones que se estaban produciendo, en algunos casos, a un ritmo vertiginoso.
Antes de analizar cómo la pintura reflejó algunas de las reacciones ante
esos cambios, es conveniente hacer un breve repaso histórico y señalar que uno de los rasgos más característicos del siglo XIX fue, precisamente, el crecimiento espectacular de las ciudades; fue un fenómeno que afectó a todo el Occidente europeo en diversa medida y constituyó uno de los síntomas de las transformaciones políticas, económicas y sociales que se estaban desarrollando en la sociedad contemporánea. A medida que avanzaba el siglo, el éxodo rural se había incrementado considerablemente; los núcleos urbanos comenzaron a verse inmersos en un exceso demográfico que requería su adaptación funcional. La ciudad creció y se modernizó en parte favorecida, tanto por los avances técnicos en materia de construcción como por el desarrollo industrial y del mundo de los transportes. Para dar ese gran paso y cambiar su aspecto fueron necesarias una serie de mejoras en sus equipamientos, haciéndose inevitable la creación de nuevos espacios reclamados por la sociedad. A pesar de que el crecimiento en España se produjo más tardíamente y con mucha más lentitud que en otros países europeos, entre 1850 y 1900 la concentración de la población en nuestras ciudades experimentó un incremento notable. De una ciudad que evoluciona perezosamente, se pasa a otra en rápida expansión, alterándose el trazado medieval, tan sólo modificado por el
urbanismo barroco. Ello hizo que las infraestructuras existentes
resultasen insuficientes a la hora de procurar atención a las grandes aglomeraciones humanas que buscaban acomodo en ellas. Pronto surgieron ciertas voces que reclamaban una serie de mejoras para esta situación. Como señala Bahamonde Magro, Una de las primeras soluciones consistió en el aumento de la densidad por metro cuadrado y en la construcción de edificios con más alturas. En la práctica, se vio que no era la opción más apropiada para dar respuesta a todas las necesidades. Algunos comenzaron a hablar de la “ciudad enferma”, como consecuencia de la falta de servicios mínimos para la población, el hacinamiento y la profusión de enfermedades. Surgió así la segunda de las propuestas, que abogaba por su expansión a partir de la conquista de nuevos espacios, lo que implicaba, entre otras cosas, la demolición de ciertos elementos del pasado como las murallas. Fueron naciendo los planes de ensanches, que se generalizaron en nuestro país a lo
largo de la centuria. Con ellos, se contribuía a crear una nueva imagen de una ciudad moderna y con numerosas mejoras, pero que, al mismo tiempo, respondía principalmente a las exigencias de la figura del nuevo burgués. Por el contrario, las clases sociales bajas no vieron plasmados sus intereses. Se creaba una ciudad que buscaba ser símbolo del desarrollo industrial y tecnológico, de un progreso que la sociedad nacida del Antiguo Régimen pretendía representar, pero también surgía un espacio físico donde se desarrollaría la lucha social y la batalla entre aquellos que abogaban por esa idea de progreso y los que añoraban el pasado.
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