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Enviado por darwin_vasqz • 26 de Junio de 2013 • 1.671 Palabras (7 Páginas) • 359 Visitas
MANUELA SAENZ. Ilustre dama ecuatoriana que nació en Quito, el 27 de diciembre de 1797 y murió en Paita, Perú el 23 de noviembre de 1856. Fue una destacada patriota Ecuatoriana, además de ser la compañera del Libertador Simón Bolívar. Es conocida también como “Manuelita Sáenz” y “la Libertadora del Libertador”.
Manuela Sáenz es considerada, con sus debidos matices, como una de las primeras feministas de América Latina y una importante líder revolucionaria de la Independencia de América del Sur. El historiador venezolano Denzil Romero la ha calificado como “tal vez la más importante mujer de la historia de Latinoamérica”, señalando que “ha tenido más influencia política que Eva Perón”.
Hija del noble español Simón Sáenz Vergara y de la criolla María Joaquina de Aispuru, nació en la ciudad de Quito, Ecuador, el 27 de diciembre de 1797, aunque algunas fuentes citan el año de 1795, debido a su condición de hija ilegítima no existe partida de nacimiento, por eso la duda de la fecha exacta de su nacimiento. Por causa del nacimiento de “Manuelita”, su madre fue enviada a la Hacienda Cataguango, propiedad de los Aispuru.
A las negras Natán y Jonatás las conoció en los primeros años de su vida, cuando salía del internado para pasar unos días en Cataguango, por lo que les unió una amistad que se inició en la niñez y fueron sus inseparables amigas y compañeras. Su madre murió cuando apenas tenía 2 años (hay otros datos que afirman que murió el día que nació Manuela).
LA VIDA EN LOS CONVENTOS.- Manuelita fue educada en el convento de las Conceptas, donde pasó sus primeros años bajo la tutela de la superiora, Sor Buenaventura. Sus talentos y dones especiales hicieron que su padre le llevara de visita a la casa que compartía con su esposa, Doña Juana del Campo y Larraondo, quien siempre trató a la niña como la “ilegítima”, allí nació un profundo lazo de amor con su hermano de padre, José María Sáenz. Luego de haber completado su formación con las Conceptas, pasó al convento de Santa Catalina, para concluir con la formación que en ese tiempo se impartía a las señoritas de Quito. En el internado estaban jóvenes de las más importantes familias de la ciudad. En ese lugar aprendió a bordar y a elaborar dulces que son los que le mantendrían en sus años de exilio en Paita, además de aprender a comunicarse y expresarse en español, inglés y francés. Forzada a abandonar el convento a los 17 años, fue brevemente seducida por Fausto D’Elhuyar, sobrino e hijo de Juan José y Fausto Elhúyar (los descubridores del tungsteno). Ningún D’Elhuyart llegó a Quito, el hijo de Juan José D’Elhuyart sirve en Nueva Granada y Venezuela como militar de las tropas de Bolívar y muere en 1815.
LA BODA PACTADA.- En diciembre de 1816, en Quito, su padre pacta su boda para julio de 1817 con el acaudalado médico inglés James Thorne, veintiséis años mayor que ella. Dos son los argumentos de Simón Sáenz: 1. Por fin tendrá su propio hogar; y, 2. El arreglo
de los matrimonios corresponde a los padres. La boda se celebró en Lima, entonces capital del Virreinato del Perú, ciudad que no conocía las condiciones “ilegítimas” de su nacimiento. Manuelita fue aceptada en el ambiente aristocrático de la capital y pronto se convirtió en el centro de las tertulias limeñas, donde el descontento con las autoridades españolas era evidente, en donde las mujeres eran quienes entraban en los círculos virreinales para conseguir empleos a sus padres, esposo e hijos, por lo que estaban informadas de los acontecimientos en el virreinato. Esta es una de las razones que explican el involucramiento de las mujeres en los movimientos revolucionarios y en los intentos de Bolívar por liberar la Nueva Granada, como los de San Martín por independizar el Perú. Actitud que le valió que el general José de San Martín le concediera el título de “Caballeresa del Sol” “Caballero de la Orden del Sol”, luego de haber tomado Lima con sus milicianos y proclamado su independencia, el 21 de Julio de 1821.
MANUELA LA EXILIADA.- En 1822 Manuela regresó a Ecuador, para poner en orden una parte de su herencia, Catahuango, viajó con su medio hermano, entonces oficial del Numancia (fuerza integrada al ejército libertador, comandado por Sucre), que había recibido la orden de trasladarse a Quito, su ciudad natal. En los eventos de entrada triunfal de Simón Bolívar a Quito, el 16 de junio de 1822, Manuela Sáenz de Thorne lo ve por primera vez, en un evento narrado por ella en su diario de Quito: “Cuando se acercaba al paso de nuestro balcón, tome la corona de rosas y ramitas de laureles y la arrojé para que cayera al frente del caballo de S.E.; pero con tal suerte que fue a parar con toda la fuerza de la caída, a la casaca, justo en el pecho de S.E. Me ruboricé de la verguenza, pues El Libertador alzó su mirada y me descubrió aún con los brazos estirados en tal acto; pero S.E. se sonrió y me hizo un saludo con el sombrero pavonado
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