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El Principe


Enviado por   •  8 de Febrero de 2015  •  1.537 Palabras (7 Páginas)  •  228 Visitas

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Según la Real Academia Española, la definición de poder es “Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo” (www.rae.com) Sin embargo, para Maquiavelo el significado y la importancia del poder, va más allá. El libro El Príncipe está compuesto por 26 capítulos muy relacionados entre sí. Cada uno de ellos trata sobre los distintos tipos de principados que nos podemos encontrar y cómo ha de actuar un rey sobre ellos, siempre poniendo ejemplos especialmente de Italia, para justificar sus argumentos. Por lo tanto, el libro plantea una necesidad de cambio en la política de gobierno de Lorenzo de Médicis, el cual para conseguir una Italia unida, debería seguir los consejos de los 26 capítulos de “El Príncipe”.

Según el autor, “todos los estados y todos los dominios que han tenido y tienen soberanía sobre todos los hombres, han sido y son repúblicas o principados” (Pág. 21) Por lo tanto todos han experimentado un tipo de poder. Sin embargo dentro de este poder, se puede clasificar en varios grupos o tipos.

En los primeros capítulos del escrito, se analiza la naturaleza y las clases de principados, como las condiciones para crearlos, consolidarlos y mantenerlos. Están los principados hereditarios, los mixtos, los civiles y los eclesiásticos. Los hereditarios como dice su nombre, uno los hereda; sin embargo los mixtos son los que uno conquista y se agregan a uno más antiguo, como es el caso de las colonias. Éste último lo apoya Maquiavelo ya que “el deseo de conquistar es algo muy natural y común” (Pág. 35), aunque éste tiene que ser llevado a cabo por el hombre correcto. Así mismo está el principado civil que es cuando “un ciudadano común se convierte en príncipe de su patria, sin apoyarse en violencias o indignos crímenes, sino por la voluntad de sus conciudadanos.” (Pág. 75), en éste hay también dos maneras de llegar al poder, con el apoyo de los nobles y con apoyo del pueblo. Por último los eclesiásticos se adquieren “…por virtud o por fortuna y se conservan sin la una ni la otra, pues se apoyan en las leyes particulares de la religión” (Pág. 85). Según el tipo de principado, cada uno tiene su forma de regir, de llevar a cabo el poder. No obstante todos tienen el mismo objetivo, siempre contar con la amistad de su pueblo, por ello “un príncipe sabio debe encontrar una manera por la cual sus ciudadanos, siempre y en toda ocasión, tengan necesidad del estado y de él, y así le serán siempre fieles.” (Pág. 80). Un príncipe por tanto, que tenga una ciudad fuerte y no sea odiado, tendrá todo a su favor para no ser atacado.

Los capítulos siguientes tratan sobre el aparato militar, en ellos se aborda los riesgos inherentes a las tropas mercenarias tan habituales en su época y sobre las obligaciones del príncipe. En cuanto a los tipos de soldados, existen los auxiliares, los mixtos y los propios. Los auxiliares son aquellas tropas que se piden a un príncipe para que ayude y defienda. Los ejércitos son propios cuando se componen por ciudadanos del propio estado. El punto de vista del escritor sobre esto es, que la mejor opción para un principado es tener su propio ejército ya que así estará seguro.

Sin importar el tipo de ejército que el principado tenga, el príncipe tendrá como principal responsabilidad estudiar el arte de la guerra, su estrategia y organización. Es necesario que aprenda a conocer el territorio propio, así como aprender acerca de historia, para poder descubrir en ella las grades actitudes de los grandes hombres, reflexionar sobre las causas de sus victorias y de sus derrotas, y así ser capaz de defender su estado y atacar otros.

En los últimos capítulos el autor reflexiona en torno a las cualidades que deben guiar las acciones de los príncipes y los recursos psicológicos que debe atesorar el príncipe moderno para conservar el poder con respecto a los súbditos. Uno de los grandes consejos que hace es que un príncipe “…debe tener la prudencia de evitar aquellos vicios que pudieran representar un peligro para la estabilidad de su estado.” (Pág. 113) También considera que para un príncipe es absolutamente necesario que se cuide de no ser odiado o despreciado, manteniendo al pueblo satisfecho con su gobierno. Igualmente, debe acoger a los hombres que poseen alguna habilidad especial y a los que sobresalen en algún arte, animando a ellos, y a todos los ciudadanos para que puedan llevar a cabo sus oficios de manera pacífica.

En conclusión,

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