Explicaciones a un cabo de servicio

Comentario de “Explicaciones a un Cabo de Servicio”

Explicaciones a un cabo de servicio, cuento escrito por la pluma peruana  de Julio Ramón Ribeyro, consta de dos versiones. La  versión original fue escrita en  Amberes en 1957 y publicada en su  segundo libro: Cuentos de Circunstancias  un año después. Mientras que la otra versión se encuentra dentro de La palabra del Mudo,  publicada en 1973. El cuento se contextualiza en la Lima de los años 50, bajo la dictadura de Manuel Prado Ugarteche .Época en la que se vivía un sociedad con huelgas y manifestaciones debido a la restricción de capitales combustible y alimento. Estos tópicos se vieron plasmados en el relato Explicaciones a un Cabo de Servicio como en sus otros cuentos  La vida gris, Mar afuera, La molicie  y El próximo mes me nivelo.  Paralelamente, otros autores, como Ciro Alegría con El mundo es ancho y ajeno  y Ernesto Sábato con  El túnel  desarrollaron temas como la indiferencia e indolencia hacia las circunstancias abruptas de la vida.

El tema principal  tratado en el cuento  no es nada más que la mediocridad  y conformismo. Esto se deduce  a partir de las diferentes acciones que realiza Pablo Saldaña  a lo largo de la trama. Lo cual se evidencia en las siguientes citas del cuento: “(…) ¿Usted cree que un hombre de mi condición puede aceptar cualquier trabajo?... (…)Y he corrido mundo…Se inglés, conozco la mecánica (…) Yo no entro en vainas: nada de jefes nada de horarios (…) eso no  va conmigo.” (Ribeyro, 1973). Aquí se evidencia que nuestro personaje principal restringe sus campos de elecciones a la opción que le favorece a él (un trabajo fácil, sin opresión de alguien superior).Esto nos da a entender  que Pablo Saldaña  tenía una personalidad testarudamente intocable y que no deseaba estar bajo el yugo de nadie. Su conformismo nacía de la mentalidad falsamente auto-vanagloriada. En síntesis, era un mediocre.

A partir del tema central se desliga la idea de que su conformismo lo convertía en una persona ingenua, por lo cual es víctima del malintencionado actuar de Simón Barriga, debido a que esta ingenuidad lo cegaba de las verdaderas intenciones de su “amigo”, destejiéndose los conflictos.  Primero, la mediocridad conlleva a que las personas se contenten con lo poco que tienen y no busque salir a la realidad en busca de más progreso: “…Ese es mi sistema, pero sobretodo tener mucho olfato; uno nunca sabe; quizás allí, a la vuelta de una esquina..., ¿pero de qué se ríe? ¡Si fue así precisamente!”(Ribeyro, 1973). Segundo, al mundo exterior poco le importa las acciones y sentimientos, como al cabo de servicio, a quien nada le afectó los ruegos y súplicas de Pablo Saldaña: “Usted me ha comprendido, naturalmente; usted se ha dado cuenta que yo no soy una piltrafa…..¿eh? Pero ¿qué es esto?, ¿Dónde estamos?, ¿esta no es la comisaría?” (Ribeyro, 1973).Por último, y quizá menos notorio, al ser mantenido por su mujer, su inutilidad en el ámbito económico resaltó su falta de progreso. Todas estas ideas se generan en el entorno del protagonista como muestra explícita de la situación de la mediocridad en ciertos individuos de la sociedad media, una sociedad individualista e interesada.

Los sentimientos que imperan en la historia son varios, giran en torno a las ideas de Pablo Saldaña. En primera, la postura orgullosa y mediocre del protagonista le dio esperanza en conseguir trabajo, ya que su situación social reflejaba bajeza no solo en lo económico, sino en lo moral. Al intentar copiar en él los comportamientos de la gente de la urbe, su alegría y falsas esperanzas al encontrar a Simón Barriga lo hicieron fantasear más sobre algo que aún no habían conseguido. Esto podríamos representarlo como que a más altura, más dolorosa es la caída. Es por eso que también se aprecia la decepción, tras la traición indiferente de su “amigo”, siendo, por ende, factor de frustración e incompetencia.

El argumento gira en torno a Pablo, hombre pobre y desempleado, que al parecer es un migrante que busca trabajo para sobrevivir en la sociedad de la Lima de la década de 1950. Es entonces cuando se encuentra con su amigo de la infancia, Simón Barriga, con quien deciden crear una empresa de importación de materiales para puentes y caminos. Se hacen ilusiones muy precipitadas de cómo será su futuro, yendo de bar en bar para conversarlo “decentemente”. Sin embargo, en una de esas, Simón sale con la excusa de hablar con su mujer y nunca regresa, dejando a Pablo sin un sol en el bolsillo y con una cuenta que pagar. Finalmente, lo deja con los sueños rotos.

En cuanto a la trama, su estructura presenta varias técnicas narrativas, tales como in media res, al empezar en un momento crucial de la vida de Pablo, en busca de trabajo, para de ahí ir desencadenando sus “talentos”, “amistades del pasado”, “situación económica” y tragedia final. También encontramos soliloquio, puesto que Pablo le relata al cabo de servicio (paulatinamente como una confesión para que lo liberen) su historia, detallando cada suceso para hacerlo ceder, y diciéndole quién era: “Yo soy Pablo Saldaña, el gerente, el formador de la sociedad, yo soy un hombre, ¿entiende?, ¡un hombre!” La historia gira desde la perspectiva de Pablo Saldaña en primera persona. La situación va aumentando su complejidad y tras el abandono de su amigo Simón, todas sus ideas se van al tacho, dando por consiguiente un final sorpresivo.

El personaje principal es Pablo Saldaña, un desempleado de bajos recursos que busca trabajo. Este es de tipo plano, pues su conducta mediocre se mantiene desde el inicio hasta el final, pues aunque encuentra la posible solución a sus problemas y muchos lapsos de emociones ilusorias, orgullosas y de ímpetu; siempre continúa con su mediocridad. Asimismo, podemos visualizar un mal dialecto forzado por parecerse a la cultura lingüística de la sociedad en la que se encuentra. A pesar de mencionar una serie de habilidades que posee, como inglés, mecánica, administración de una hacienda y fabricar calentadores para baños, nunca se vislumbra una especialización en algo definido. Tal vez, lo sep como cosas al azar, por “simple experiencia” como menciona, y por ende, no se encuentra debidamente preparado para enfrentarse a la realidad laboral de la capital. Esto se complica aún más debido a su método de buscar trabajo caminando por las calles, porque pese a su voluntad  por que tenga éxito, esta idea no es realista en una ciudad de un millón de habitantes. Además, nos damos cuenta de su “entrega” al azar, a lo que encuentre a la vuelta de la esquina. Algo así como sentarse en la primera banca que encuentre sin buscar antes si por ahí  hay un sillón o una silla. La edad de Pablo Saldaña nada favorecen a que tenga experiencia y madurez en la vida, pues por lo expuesto, demuestra que aunque tenga una esposa e hijos (a los cuales en vez de matricular en un colegio estatal teniendo en cuenta sus posibilidades económicas, matricula en una escuela particular, y al quedarse sin dinero perjudicados quedan sus hijos), aún no puede mantenerse por sí solo; ya que vive del dinero de su mujer.

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