Literatura comparada.
Enviado por maidazeta • 28 de Septiembre de 2016 • Apuntes • 3.910 Palabras (16 Páginas) • 341 Visitas
ÍNDICE
Introducción…………………………………. 2
Desarrollo……………………………………… 3
Conclusión……………………………………. 11
Bibliografía……………………………………. 12
Introducción
Desde los orígenes de la literatura, los escritores han reflejado en elladistintos arquetipos del hombre, pero es el del ``hombre ideal´´ la base en que estará determinado el concepto del héroe.
Un héroe, es un personaje poseedor de virtudes y destrezas que lo hacen resaltar entre hombres de su propio y sociedad. Es sabido que la ficción se sustenta, en muchas ocasiones, de esta figura, que debe cumplir con una misión o empresa para la que debe esforzarse y utilizar sus diversas cualidades, la figura y el concepto del héroe varía de sociedad en sociedad pero está presente en todas las culturas a pesar de la separación de estas. Un traidor, será aquél que incurra en una falta que cometa quebrantando la fidelidad o lealtad que debe guardar o tener, según el Diccionario de la Real Academia Española.
Ambos conceptos se han proyectado de tal manera en las bases ideológicas de la literatura que se retoman en ellas las problemáticas de la multiplicidad de variables que los definen como tales. Pero ¿Cuáles variables son importantes en la representación de los héroes? ¿En qué medida es redefinida la polarización: traidor o héroe? Guiada por estas preguntas, en esta monografía me propongo analizar lo que determina a un Traidor o a un héroecon el objetivo de plantear algunos lineamientos ideológicos generales que entrecruzan la literatura grecolatina, isabelina y contemporánea.
En esa dirección y para realizar un análisis comparativo de diferentes obras he seleccionado la ‘Orestíada’ de EurÍpides, ‘Hamlet’ de Shakespere, y dos cuentos de Jorge Luis Borges: ‘Tema del traidor y el héroe’ y ‘Tres versiones sobre Judas’.
Por esto, pretendo abordar el concepto del héroe,definirlo, clasificarloy compararlo teniendo en cuenta el contexto y la época determinada en paralelo con el traidor.
La metodología de análisis con la que me propongo fundamentar esta monografía es la que propone elBrunel-Chevrel sobre el ‘elemento extranjero’partiendo con su teoría de que esta presencia constituye el hecho comparatista ya que ‘un texto no siempre es puro porque el mismo acarrea elementos extranjeros’.
La pervivencia de que la figura heroica ha perdurado tanto en la antigüedad como en los tiempos modernos pone de manifiesto lanecesidad del hombre, en todas las épocas y latitudes, decrear héroes. Pero si bien hay características que son propias de un héroe y otras que distinguen al traidor, en ciertascircunstancias, es difícil determinar si es lo uno o lo otro, como se verá en el caso de los personajes de Borges.
Desarrollo
Las narraciones míticas surgieron como proyecciones del hombre contra la angustia y el temor, especialmente a la muerte que se consideraba como finitud y por eso, provocaba incertidumbre,tanto por el futuro y como por la muerte.De esas narraciones surgieron lo que llamamos héroes y a su vez su contracara, los traidores que se reafirmaron en la narrativa con diferentes características bipolares: resistencia versus colaboración, fuerza versus debilidad, lealtad versus traición, valentía versus cobardía. Matizando así el complejo entramado de relaciones sociales en el cual se inscriben dichos personajes. Si bien, cabe aclarar que la literatura ha desacralizado la figura del héroe mito que se tenía anteriormente.
Para delimitar el ámbito semántico del término héroe tomé en cuenta la definición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española: ‘‘//2. Varón ilustre y famoso por sus hazañas y virtudes’’[1]. Al margen de esta definición lo que el mundo antiguo, y el moderno, han valorado más en los héroes es el móvil ético de su acción, fundado este en un principio de solidaridad y justicia social, y es por esa circunstancia que los han tomado como modelo y han tratado, en consecuencia, de emular sus acciones.
Los héroes tienen en común el hecho de ser transgresores, de encaminar sus acciones a traspasar el umbral de lo prohibido,que van más allá de los límites impuestos por la sociedad; participaban también de la circunstancia promisoria de que estaban regidos por una ilusión: querían ordenar un mundo desarmónico y lanzarse a una aventura en que constituía un viaje hacia lo ignoto.
“Hamlet:- (…) Mas yo vil, desganado me arrastro a la apatía como un soñador, impasible ante mi causa; sin decir palabra, no, ni por un rey, cuya vida, su bien más preciado, fue ruinmente aniquilada. (…) Yo hijo, hijo de un padre querido al que asesinan, movido a la venganza por cielo e infierno, como una puta me desfogo con palabras y me pongo a maldecir…”
Hamlet, Acto segundo, escena II. 37.[2]
En la época clásica los griegos consideraban la existencia de unos seres intermediarios entre los dioses y los hombres a los que denominaron semidioses y por otro lado, también consideraban como héroe a un conjunto preciso de muertos que en vida se habían destacado a causa de su areté(excelencia, virtud) y que sin llegar a ser divinizados, el imaginario de los antiguos los situó en una posición supra humana. Conviene además, insistir en que en todos los casos se trataba de un término de respeto y, en cierta medida, de veneración.
Con el tiempo la palabra héroe adquirió un sentido más amplio y sirvió también para designar a determinado tipo de mortales; en este sentido los antiguos tuvieron a héroe por lo más sublime del hombre griego. Al respecto, Aristóteles, sostenía, en su ‘Política’que los héroes eran tanto físicamente como moralmente, superiores a los hombres. Pero cabe destacar que esta aseveración es discutible si se tiene en cuenta que la naturaleza del héroe es compleja, dado que también encontramos en ella aspectos grotescos, salvajes, violentos e incluso sanguinarios, que pocotienen que ver con el citado ideal del hombre griego. Por esta circunstancia se origina una clasificación de tipos de héroes y surge la idea de héroe trágico, que no invita a que se lo imite sino, a la repulsa, y a causa de su soberbia y desmesura que los griegos denominaron hýbris, su castigo está visto como precisamente la lección de su osadía. Esto se ve por ejemplo cuando Orestes asesina a su madre:“Corifeo: sangre fresca en tus manos tienes y de ella nace la turbación que cae sobre tu mente ahora’.
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