CASO EMPRESAS ARIZTÍA

CASO EMPRESAS ARIZTÍA

Manuel Ariztía es presidente de Empresas Ariztía, una de las firmas agroindustriales más antiguas e importantes de Chile. Tiene 80 años, ocho hijos, 49 nietos y dos bisnietos, y ha logrado proyectar una empresa de mucho peso desde su sede, en Melipilla, hacia los mercados internacionales.

La historia de esta empresa en el área de la avicultura comienza en el año 1936, cuando su padre, don Hernán Ariztía, empezó en dicha actividad. Manuel Ariztía se incorporó a la organización en 1952, mientras se encontraba a cargo de su hermano Ricardo, el que finalmente se retira de la administración en 1956. Ya en pleno mando de la firma agrícola, el empresario introdujo en 1967 la producción de pollo broiler, negocio por el que es conocida principalmente la compañía en la actualidad, y que representa la mayor parte de su facturación. “En todo el mundo se estaba entrando a los mercados con el pollo broiler, porque había una necesidad de comida sana y de mejor calidad; antes de eso, se vendían sólo gallinas viejas y vivas, pues no había mataderos”, recuerda Ariztía.

En 1961 muere su padre, por lo cual la propiedad de la compañía es compartida entre los ocho hermanos y la madre, hasta que en 1974, Manuel Ariztía compra los activos relacionados con el negocio avícola al resto del grupo familiar. Sólo en la década de los ’80 comienza una fuerte expansión, por medio de la adquisición de terrenos para la instalación de granjas agrícolas y la construcción de plantas con tecnología de punta en las diversas áreas productivas. De esos años, Ariztía destaca que “crecimos muy fuerte, pasando de tener 9% del mercado en 1974 a aproximadamente un 30% en 1981, y el que era además mucho más grande. Pero cometimos algunos errores, como por ejemplo, mirábamos sólo el crecimiento desde ese punto de vista y no por su calidad. Debido a esa reflexión, empezamos a sofisticar nuestros procesos productivos y a estudiar más a fondo los nuevos proyectos, para desechar los malos y mantener los buenos”.

Esta mayor profesionalización en la gestión, hace que empresas Ariztía comience a exportar en forma sostenida a Japón, en 1985, lo que pone una presión extra a la compañía, para mejorar la calidad, y trabajar además en la construcción de una imagen-país en el exterior, y así comenzar con un proceso de internacionalización de la carne de ave chilena. Respecto de esa etapa, Ariztía señala que “el consumidor nacional se ha visto beneficiado, ya que los estándares de calidad de los clientes en el exterior nos han llevado a mejorar nuestras líneas de producción, elevando la calidad de los productos destinados al mercado local”.

En 1992, empresas Ariztía ingresa al negocio de la crianza y comercialización del pavo, ave que prácticamente no se demandaba en el país, con un consumo per cápita de 150 gramos, bastante por debajo de los cuatro kilos de la actualidad. Para ello, la naciente industria, al amparo de compañías como la propia Ariztía y Sopraval, comienzan a desarrollar campañas de educación al consumidor, informándole de los beneficios que implica para la salud el consumo de esta carne.

En la actualidad, la firma exporta aproximadamente 20% de su facturación total, lo que totalizó US$ 230 millones el año 2004 y superó los US$ 300 millones el año 2005. Un 90% de sus ventas corresponde a productos en base al pollo y al pavo, mientras que el resto proviene de subproductos y ventas agrícolas. Hoy Ariztía comercializa pollo y pavo entero, trutros, pechugas, cecinas y productos elaborados, como jamones de pavo y nuggets de pollo, entre otros.

El producto más importante en

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