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Case Marketing RAMO


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2021  •  Informe  •  4.450 Palabras (18 Páginas)  •  90 Visitas

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RAMO:

Ramo es una de las marcas con las que más se han identificado generaciones de Colombianos desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. No sólo es un ejemplo de emprendimiento y un caso de mercadeo digno de estudiar, sino que por encima de todo es un ejemplo de vida, el de Rafael Molano, su fundador.

Especialmente para aquellos que sueñan con llegar a tener su propio negocio, Molano y su empresa son un recordatorio de que es posible conseguir grandes cosas aún cuando muchas veces las oportunidades no estén a la vuelta de la esquina ni se disponga de lo necesario para llevar las cosas a otro nivel.

Rafael Molano – Fundador de Ramo

Aunque a veces la vida pareciera tornarse en una lucha contra todos los pronósticos, la necesidad nos pone en función de cosas que sin darnos cuenta nos pueden poner en el camino de la auto-realización, sólo basta estar atentos a las señales y hacer que las cosas pasen. Así, la historia de Molano no escapa a esa ineludible realidad dura que muchos deben enfrentar. Su historia muestra que el tener una actitud diferente frente a situaciones difíciles puede hacer que éstas se conviertan en oportunidades que nos pueden conducir al éxito.

Luego de terminar sus estudios de bachillerato en Tunja (Colombia), Rafael quien era originario de Santa Rosa de Viterbo en Boyacá, viaja a Bogotá en busca de oportunidades. Allí su primer trabajo sería el de repartir periódicos en el diario El Siglo. Sin embargo su ambición (entendida en el buen sentido) lo llevaría más tarde a buscar la manera de trabajar en el Hotel Astor.

Gracias en parte a la amistad que logró construir con las señoras Tobón, las dueñas del lugar, Rafael empezaría a hacerse cargo de algunas tareas que le eran delegadas dado los continuos viajes que éstas solían hacer.

Así fue como a sus 17 años Rafael lograría convertirse en gerente del lugar. Su instinto hábilmente lo llevaría a poner en práctica una estrategia tradicional de networking aprovechando su posición en un hotel que fácilmente podría ser considerado uno de los mejores de su época. Esta consistía en invitar a su mesa a las personas que veía solas a la hora de la comida.

Así fue como en uno de esos tantos encuentros que sostuvo con los visitantes, terminaría por conocer a Vicente de la Cuesta; nada más ni nada menos que el vicepresidente de la cervecera Bavaria en esa época, quien lo contrató.

De esta manera Rafael conseguiría llegar a una gran empresa que con el tiempo le enseñaría el know-how de un aspecto que podría considerarse clave en el éxito del negocio al que más tarde daría vida: la distribución.

La búsqueda de la independencia con frecuencia exige desarrollar los oficios propios que supone el ser empleado a la par con otras actividades de las que se espera poder desprender un beneficio adicional, hasta el punto de hacer con el tiempo que éste sea lo suficientemente significativo como para dejar de lado cualquier opción segura.

De igual forma Molano, ante la necesidad de generar nuevas fuentes de ingresos para no retrasarse en el pago de la cuota que le demandaba la propiedad a la que se había hecho y poder mantener el nivel de vida de su familia, tendría que decidirse por un oficio alterno.

Fue así como encontró en los pasteles que su madre Mercedes Olarte hacía, la forma de generar esos ingresos extra que tanto estaba necesitando. Con el apoyo de su esposa, quien terminaría por aprender a hacer las tortas de la suegra, Rafael iniciaría una nueva etapa en su vida que lo llevaría de a poco a ir dando vida a un sueño hasta entonces nada fácil de concebir.

El nacimiento de Ramo

Hacia 1950 Rafael Molano empezaría a vender las tortas a sus amigos de Bavaria. Sus ganas de comercializar el producto a través de tiendas lo llevaron a cambiar el concepto que hasta entonces se tenía del producto.

Al estar muy asociado a los cumpleaños y resultar algo costoso para la gente, Molano debería hacer ajustes a su oferta si es que efectivamente pretendía comercializar las tortas a través de terceros. Así fue como se le ocurriría tajar los ponqués en 12 porciones para que los tenderos pudieran venderlas de forma individual y a un precio menor. Volviendo las tortas un postre que se podía disfrutar en cualquier momento, Molano lograría cambiar la concepción que hasta entonces se tenía del producto al ampliar las ocasiones de consumo a otros momentos diferentes a los cumpleaños.

La buena aceptación que tenían las tortas, sumado a la penetración cada vez mayor que estaba logrando a través del comercio minorista, eran la prueba inequívoca de que el negocio tenía potencial.

Las cosas en la entonces pequeña empresa marchaban bastante bien como para dedicarse a otra cosa que no fuera la producción y venta de tortas. Y es que con una proyección de ventas que iba en aumento, de la mano con un nivel de ingresos cada vez más representativo para Rafael y su esposa, era menester tener un nivel de involucramiento cada vez mayor conforme el negocio iba creciendo.

Esta complejidad que se reflejaba en el crecimiento demandaba cada vez mayor atención. Así la mejor forma que Rafael vio que esta posibilidad se pudiera realizar, fue acudir al médico de Bavaria y fingir que tenía alguna clase de síntomas.

El veredicto del médico no pudo ser mejor ya que a Rafael se le dictó un mes de incapacidad. De esta manera Molano tendría tiempo para concentrar todos sus esfuerzos en su empresa y asistir a su esposa en la producción de volúmenes cada vez mayores de producto.

También durante ese mes Rafael tomaría un pequeño crédito de la cooperativa de Bavaria para comprar algunos peroles. Como si fuera poco, al término de este periodo de incapacidad Molano lograría hacer que el galeno le diera un mes más de inactividad. Al final, el trastorno y la obsesión que le producía su negocio fue suficiente como para dejar de lado su empleo y dedicarse por completo a su empresa.

Origen del nombre

Contrario a lo que muchos piensan, Ramo no tiene su origen en el nombre y apellido de su fundador, sino en la forma como Ana Luisa Camacho, la esposa de Rafael, empacaba los ponqués. Este consistía en el uso de cintas de papel seda para amarrar las tortas de forma muy similar a la de los ramos de flores.

Crecimiento del negocio

Para crecer y afianzar su negocio, Molano se rodeó de muchos de sus compañeros de Bavaria a los que traería a trabajar a su empresa. Además de esto también empezaría a estandarizar los productos. Ya para los años 60 abriría su primera planta en el sector de San Andresito en Bogotá. Posteriormente gracias al crecimiento de la compañía se abriría una planta en Sabaneta (Antioquia), y luego gracias a un préstamo se haría el traslado de la primera planta hacia Mosquera en Cundinamarca.

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