Caso Bulli

El Bulli es un éxito de innovación sin parangón, la cual se destaca por varios cambios organizacionales de tecnología (como un entorno adecuado para la creatividad y la innovación gracias a las herramientas y nueva maquinaria utilizada y el uso de la ciencia de la ciencia en favor de una cocina novedosa) y de personal con un equipos de investigación encargados de innovar y buscar nuevos métodos, técnicas y elaboraciones a través de la búsqueda de experiencias viajando y el estudio y un personal capacitado para la sensibilidad y un trato al cliente muy cuidado hasta el punto de hacerles sentir únicos.

Y ese sentimiento de sentirse "especiales" es llevado más allá de la comida, donde ademas de aportar el valor del trato al cliente, le aportan una experiencia sin igual, incluso antes de degustar el primero plato. Ya desde el inicio de conseguir una exclusiva reserva, la aventura de conseguir llegar hasta el hermoso enclave donde estaba el restaurante, el tour por el restaurante y las cocinas, la combinación del arte decorativa con los diseños de las creaciones gastronómicas.

Los clientes gozan de la vivencia de una aventura que provoca todos sus sentidos en todo el proceso de una forma especial y nunca vista. Lo que consigue una clara ventaja competitiva y diferencial respecto al resto.

Una innovación dirigida por un líder que no tiene miedo a tomar riesgos, a romper las reglas, a probar cosas nuevas, caraterísticas muy importantes para un líder en un mundo competitivo dinámico en constante cambio.

La pirámide de creación no se queda solo en el restaurante, sino que se expande con una estrategia de crecimiento con la creación de libros, restaurantes de comida rápida, consultoría, etc.,

Inversiones que hacen crecer la empresa y incrementan el presupuesto para continuar con las investigaciones necesarias para seguir con la innovación puntera de el Bulli.

Junto con todo lo expuesto un claro diferencial de Ferrá Adriá que marcó el inicio y el recorrido de su carrera innovadora fue la premisa de que "crear no es copiar".

Muchas empresas tan solo dedican la mirada externa para copiar estrategias competitivas sin añadir valor alguno a las mismas, pero en el Bulli, se esforzaban por indagar si sus ideas estaban o no ya implementadas y en caso de que lo estuvieran, estudiaban el mejor modo de darles la vuelta y añadirles un valor agregado novedoso.

Es por todo ello que el Bulli se convirtió en un crisol de innovaciones donde tanto los empleados que acudían allí sin remuneración alguna o los clientes vivían una experiencia única.

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