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La obra de San Agustín


Enviado por   •  9 de Abril de 2014  •  Ensayo  •  1.077 Palabras (5 Páginas)  •  307 Visitas

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La obra de San Agustín de Hipona supone la primera gran síntesis entre el cristianismo y la filosofía platónica. Aunque inspirado por la fe, el pensamiento de San Agustín dominará el panorama filosófico cristiano hasta la aparición de la filosofía tomista, ejerciendo un influjo considerable en la práctica totalidad de pensadores cristianos durante siglos.

En Agustín, razón y fe se complementan mutuamente y constituyen la sabiduría cristiana. San Agustín no busca la verdad de la ciencia, sino de la sabiduría, para solucionar el problema del hombre. Toda su filosofía tiene un cariz moral y religioso, y constituye una dialéctica de conocimiento y amor. Siendo la comprensión de la verdad revelada un objetivo fundamental del conocimiento humano, no hallamos en San Agustín una delimitación estricta entre el campo de la fe y el de la razón.

Llamado por algunos el último sabio antiguo y el primer hombre moderno, San Agustín tuvo la genialidad de señalar una nueva dimensión del hombre: la intimidad, donde descubre a Dios. Dos notas caracterizan su existencia: su autenticidad en el obrar -consecuente con sus convicciones en cada momento de su vida-, y su apasionado amor a la verdad.

El punto de partida hacia la verdad no está en el exterior, en el conocimiento sensible, sino en la intimidad de la conciencia. La verdad es algo inteligible, inmutable, eterno y necesario; las ideas verdaderas las halla la razón cuando se trasciende a sí misma. Por consiguiente, las ideas sólo pueden estar en Dios como arquetipos o modelos de los seres creados. Es Dios, en tanto que Logos, el lugar de las ideas-modelos de toda esencia mutable. El alma en su parte superior, la mente, conoce las verdades no por medio de la abstracción de las formas sensibles, sino mediante una visión o intuición intelectual. Por consiguiente, las ideas, que están en Dios y son los arquetipos o modelos inmutables de realidades mutables, son conocidas por el hombre mediante una iluminación. Dicha iluminación, mediante la cual la verdad se irradia desde Dios sobre el espíritu del hombre, no consiste en una iluminación sobrenatural, ni en una revelación, sino que se trata de algo natural.

Para San Agustín, la esencia de la verdad es Dios: La verdad, en sentido propio y absoluto, no consiste en la adecuación o semejanza entre el pensamiento y la realidad. Ésa sería la definición de verdad gnoseológica (o lógica), formulada por Aristóteles, que nuestro filósofo conoce y asume en su punto de partida. Sin embargo, esta acepción será posteriormente relegada a un segundo término para destacar, en toda su luminosidad, lo que propiamente considera como el fundamento de la verdad: las ideas y razones eternas en el espíritu de Dios. La verdad coincide con ellas, y ellas, las rationes, ideae, species aeternae, son las que constituyen el auténtico ser y esencia de la verdad. Y puesto que estas ideas son de Dios, puede decir que Dios es la verdad.

Puesto que existe la verdad y Dios es su fundamento, luego Dios existe. Éste es, en síntesis, el argumento gnoseológico en el que San Agustín concluye la existencia de Dios como consecuencia inmediata de su teoría del conocimiento. Que Dios existe lo demuestra no sólo la existencia de ideas necesarias y universales

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