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MARKETING TERMAL


Enviado por   •  12 de Octubre de 2014  •  9.025 Palabras (37 Páginas)  •  231 Visitas

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HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL TERMALISMO .

Los orígenes de los balnearios y por tanto del termalismo yacen en las casas de baños y ocio de los romanos, algunos de los cuales han logrado perdurar hasta nuestros días, este es el caso de las termas romanas que aún se conservan en el interior del Balneario de Lugo. Después de la Edad Media surge el termalismo moderno, pero es a fines del siglo XIX cuando se produce el verdadero despegue y desarrollo de esta actividad, transformándose algunas de las obsoletas instalaciones existentes en complejas instalaciones hoteleras. Este esplendor del termalismo se mantendrá hasta la Guerra Civil, pero a partir de ese momento entra en una fase de declive, para volver a resurgir con fuerza a finales de los ochenta.

Este resurgir de la actividad termal ha sido tal que hoy el turismo de salud que ofrecen las estaciones termales es una alternativa al turismo tradicional. No se limitan a tratamientos de cura o prevención, sino que incluyen otras actividades que van desde el senderismo o la equitación hasta actividades culturales, convirtiéndose así en verdaderos centros de vacaciones de salud.

Como señala la ANBAL (Asociación Nacional de Balnearios), los balnearios sirven tanto para tratar dolencias o prevenirlas como para darse un respiro y pasar unos días de descanso y puesta en forma. Son lugares de recuperación y esparcimiento personal, donde almacenar la energía perdida durante todo el año, ayudándonos a encontrar la tranquilidad deseada.

Un aspecto importante del turismo termal surge a la hora de intentar conceptualizar el servicio que se presta y el público al que el mismo se dirige. En una primera aproximación, podríamos argumentar que lo fundamental es el balneario al ser la instalación en la que se lleva a cabo el tratamiento termal, si bien el hotel también es importante por ser donde se aloja el cliente.

Pero a medida que profundizamos, nos damos cuenta de que si bien los balnearios son conocidos fundamentalmente por el servicio base que prestan (cura termal dirigida básicamente a personas de la tercera edad, por ser los más propensos a padecer las enfermedades que en ellos se tratan), otros motivos pueden llevar en la actualidad a los clientes a visitar uno de ellos (pasar unas vacaciones en un entorno distinto, llevar a cabo una puesta en forma tanto física como psicológica, realizar una reunión de empresa o simplemente disfrutar de la naturaleza). Esta diversidad obliga a prestar servicios diferenciados según las distintas motivaciones y por tanto su oferta la componen una serie de servicios heterogéneos, lo que hace que resulte difícil efectuar una segmentación eficaz de sus clientes.

Asimismo no debemos olvidar que si el motivo fundamental de la visita es someterse a una cura termal, el cliente elegirá el balneario cuyas aguas minero-medicinales sean las más aptas para tratar su dolencia, mientras que si su motivación principal es ocio o descanso los factores que utilizará en su elección serán fundamentalmente los servicios complementarios que el balneario oferte.

Cabe mencionar que la hidroterapia y el termalismo corren paralelamente a lo largo de los tiempos.

A lo largo del tiempo el ser humano ha ido encontrando las diferentes funciones o aplicaciones del agua, ya que no se utiliza para beber y/o cultivar, sino también con otros fines no menos importantes como los higiénicos y terapéuticos.

Más adelante entre los siglos XVII y XIX dado a la existencia de la cultura del agua la clase acomodada comienza a acudir a los balnearios a “tomar las aguas”. Comienzan a desarrollarse la mayor parte de las villas termales de Europa fenómeno al que no está ajeno España, con emplazamientos tan importantes como Mondariz, La Toja, Cestona o La Garriga. En España, se producen varios hechos que potencian el desarrollo del termalismo y la hidroterapia a comienzos del siglo XIX. Por un lado, Fernando VII promulga, en 1816, un Real decreto por el que se crea la inspección de aguas minerales y el cuerpo de médicos directores de balnearios, que impulsó la creación de la mayor parte de los balnearios actuales. Seguidamente, el gran impulsor de la hidroterapia es Vicente Ors, que a partir de la lectura de Priesstnizz, fundada en 1844 el “Primer centro Hidroterapeutico Español” en Alhaurin el Grande (Málaga) y a continuación otro en Madrid.

Termalismo en España en la actualidad

En España un hecho fundamental marca la evolución de los Balnearios, ya que en la guerra civil conlleva que muchos balnearios sean destinados a otros usos, ya sea como hospitales o como cuarteles, por lo cual sufren un gran deterioro en esos años, lo que provoca el cese de la actividad en mucho casos. La dificultad de su restauración y reparación, el estado de la economía del país, etc., hacen que una gran cantidad de establecimientos permanezcan inactivos desde entonces. Es a partir de los años 60 cuando las pequeñas empresas familiares, sociedades o los propios municipios, dan un nuevo impulso a los balnearios promoviendo la renovación de las instalaciones o la recuperación del uso de los manantiales, favoreciendo la afluencia de clientes fundamentalmente con un fin terapéutico aunque acompañados de sus familiares y amigos.

El gran impulso vino desde el Ministerio de Asuntos Sociales a través de los programas del IMSERSO (Instituto de Mayores y Servicios Sociales), creado en 1989 que facilita el acceso a los mayores y jubilados en programas médicos concertados en los balnearios.

En la actualidad el panorama es inmejorable ya que las personas estén cada vez más conscientes de la necesidad de cuidar de la salud, y se crea una cultura de vida más sana, la cual ha promovido un flujo importante de clientes a los centros de cuidados a través del agua, que usando sus recursos terapéuticos, lúdicos de belleza y también turísticos, se han abierto un espacio dentro de la actual sociedad de bienestar.

Termalismo en GALICIA.

A lo largo de los años Galicia no tuvo un comportamiento muy distinto al de España, Sin embargo un hecho significativo en la historia del termalismo en Galicia es la publicación de la obra Hidrología médica en Galicia sea noticia de las aguas mineromedicinales de las cuatro provincias de este antiguo reino de Nicolás Taboada Leal (1877) donde se describen los establecimientos balnearios y aguas minerales de las cuatro provincias gallegas, las propiedades físicas y químicas, las virtudes medicinales, además de su historia y la analogía con algunas de las más afamadas de otras provincias españolas.

A pesar de la Hidrología médica, los balnearios aún están en sus comienzos y se convierten

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