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Enviado por   •  6 de Febrero de 2015  •  5.509 Palabras (23 Páginas)  •  398 Visitas

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Historia antigua:

Desde el comienzo de la humanidad las diferentes culturas se han

formulado preguntas relacionadas con distintas cuestiones

sexológicas. Algunas de las preguntas y respuestas fueron formulas y han

pasado hasta nosotros de los antiguos egipcios (contribuciones diferenciales de ambos sexos al desarrollo fetal o signos para descubrir el sexo antes del

nacimiento-trigo y cebada) así como de civilizaciones antiguas que aparecieron

en el Valle del Tigris y Eúfrates, India y China. Más de dos mil años más tarde,

la información fue recopilada por los griegos clásicos, y ésta se convirtió en la

base de gran parte del conocimiento occidental acerca de la sexualidad

humana. El conocimiento griego y romano antiguo acerca de la Anatomía y la

Fisiología sexual humana fue preservado por médicos y eruditos islámicos que

transmitieron además las de Hipócrates, Galeno, Sorano y otros.

Las respuestas variaron de cultura en cultura y cambiaron a través del tiempo, pero en general eran una combinación de observaciones, mitología, moral y magia.

El comportamiento sexual, a diferencia de muchos otros aspectos de la

actividad humana, tradicionalmente se ha considerado más como un asunto

de moral que como uno de Fisiología o Psicología. En el mundo occidental, esto

ha significado que las actitudes hacia el sexo se han dominado mediante las

suposiciones de la tradición judeo-cristiana, particularmente ya que esto fue lo

interpretado por los autores cristianos desde el siglo tercero al sexto y fue la

visión imperante en el mundo occidental hasta el siglo XIX con más o

menos fuerza, hasta el punto que sigue siendo la visión dominante hoy día en

algunos ámbitos.

Con los griegos la medicina hizo el primer intento de convertirse en

una ciencia basada en metodología inductiva y deductiva y además se convirtió

en un saber laico (aunque esto no fue siempre aplicado a la sexología como

acabamos de ver). Las ideas griegas fueron más o menos dominantes hasta el

siglo XIX, cuando los adelantos en la ciencia nos dejaron hacer nuevas

clases de preguntas acerca del sexo y del comportamiento sexual.

El médico Hipócrates y los filósofos Platón y Aristóteles investigaron

y ofrecieron las primeras teorías acerca de la sexualidad, abordando

temas como disfunciones, reproducción y contracepción, aborto y ética sexual.

En su libro “Sobre la generación” Hipócrates expone sus ideas sobre la

concepción en la que se unen el semen femenino y masculino, sobre la

sexualidad femenina (menos voluptuosa que la del hombre pero une el placer

sexual femenino y el concepto de salud), los signos y claves de la fertilidad

femenina aunque estas ideas tienen poco que ver con la razón y por último,

hace referencia a los métodos abortivos que aunque prohibidos para los

médicos son transmitidos a través de sus escritos (beber trébol en vino

blanco). Otras ideas influyeron posteriormente como la vinculación entre la

menstruación y la leche materna que paso a través de Galeno y pervivió en

la Edad Media, o la necesidad de una cantidad de semen suficiente para

que los embriones se desarrollen sin defectos, idea que pervivió hasta el

siglo XVIII.

Los médicos romanos Sorano y Galeno (glándulas femeninas o

testículos escondidos responsables del semen femenino y la relación entre sexo

y salud aunque una pérdida excesiva de semen podía conducir también a la

enfermedad) fomentaron el conocimiento sexual avanzado y sistematizado al

recoger y sistematizar todo el saber griego que se había conservado a través

de Alejandría, e incitando a su vez a eruditos islámicos a dedicar mucha

atención a las preguntas sexuales. Los manuscritos islámicos, traducidos e

introducidos en la Europa medieval, junto con las reediciones de los de

los griegos y los romanos se convirtieron en los textos de referencia

para las nuevas escuelas médicas de los siglos XVI, XVII y XVIII donde la

investigación fue fundamentalmente anatómica, términos como las trompas

de Falopio, folículos de Graaf y glándulas de Cooper son el producto de la

investigación de esos siglos. Un precedente de estos trabajos ocurre durante

el Renacimiento de manos de Leonardo da Vinci que comenzó sus estudios

anatómicos en Milán a finales de la década de 1480, los continuó en

Florencia y los concluyó en Roma. Parece que el número de cuerpos que

logró disecar personalmente fue pequeño, pero probablemente asistió a otras

disecciones como observador. De hecho, parece que se había propuesto

publicar un tratado anatómico, aunque como tantas de sus otras obras,

nunca fue terminado. No obstante, dejó una colección magnífica de dibujos anatómicos que, debido a las vicisitudes de la historia, cayó en posesión de la familia real inglesa. Hoy, se mantienen en el castillo de Windsor, de los que se han hecho múltiples ediciones. De hecho, los dibujos de Leornardo del coito y del feto en desarrollo se han convertido en los esquemas básicos de muchos libros de texto sexológicos modernos.

Los detalles anatómicos exactos de los cuerpos

masculino y femenino fueron revelados poco tiempo después por los primeros

grandes anatomistas, especialmente el belga Andreas Vesalius en la

Universidad de Padua y sus sucesores. Uno de los más interesantes de estos

sucesores es Gabriele Fallopio, el descubridor de las trompas ováricas que

ahora llevan su nombre (Trompas de Falopio), también fue un experto pionero

en las nuevas infecciones de transmisión sexual y, en este contexto, se afirma

que inventó el precursor del condón. En su libro "De Morbo Gallico" (la

enfermedad francesa), publicado en 1564, dos años después de su muerte,

escribe:

"Siempre que un hombre tiene relaciones sexuales,

debería (si fuera posible) lavarse los genitales, o

limpiarlos con un paño; después debería usar un lino

pequeño hecho a la medida del glande y correr el prepucio

hacia adelante cubriendo el glande;

...

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