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Carl Rogers


Enviado por   •  19 de Agosto de 2014  •  2.943 Palabras (12 Páginas)  •  277 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Desde su surgimiento, la psicología ha venido dando respuestas ante el comportamiento del ser humano, generando teorías que han sido conocimientos para el crecimiento de esta ciencia.

Retomando las escuelas de la Psicología, tiene como teorías al Estructuralismo, Conductismo, Psicoanálisis, Cognocitivismo y hasta hace poco el surgimiento de la Gestalt y el Humanismo, todas estas teorías han tenido como objetivo analizar y entender la conducta del hombre desde diferentes perspectivas y puntos de vista, cada una teniendo características que las diferencian unas con otras.

Lo que nos interesa en es estudiar la Teoría Humanista para lograr tener un amplio panorama sobre las diversas escuelas de la Psicología.

La teoría humanista tiene como mayor representante a Carl Rogers quien se manifestó en oposición al conductismo en el cual se trataba al ser humano como un objeto condicionado a cumplir con la siguiente regla: E-R; por el contrario la teoría humanista buscaba ver al ser humano como tal, es decir, ya no como un objeto sino como una persona con dignidad, teniendo una relación empática hacia su situación emocional; la teoría fue generando nuevas técnicas y estableciendo nuevos conocimientos que le daban otro enfoque a lo ya establecido por las escuelas anteriores.

En la presente investigación se ofrece información recabada de la investigación sobre la teoría humanista de Carl Rogers, debido a la relevancia de sus aportaciones, y contribuciones en la psicología, educación, desarrollo humano.

La formación de Rogers fue psicológica y no médica, pero hace alusión también a prácticas de la psicología clínica. Fue partícipe y difusor instrumental en el desarrollo de la terapia no directiva, también conocida como terapia centrada en el cliente, cuya importancia es relevante para esta investigación, debido a que nos muestra otra perspectiva sobre la psicoterapia en comparación con teorías propuestas previamente. Parte de su labor se centro el la educación, logrando facilitar y evitar la limitación de este proceso, permitiendo al niño aprender con libertad.

Rogers considera que toda persona tiene fuerzas constructivas en su personalidad que necesitan manifestarse. La persona tiene una tendencia natural al desarrollo y a la actualización.

Sin duda alguna la teoría humanista le ha dado un giro muy relevante y de gran enriquecimiento a la Psicología en contraste con lo que se venía manejando con anterioridad teniendo importantes aportaciones no solo en la psicología sino también en psicoterapia y educación del mismo modo mostrándonos una perspectiva distinta sobre estos ámbitos de estudio, además nos propone ver al ser humano desde otra perspectiva totalmente diferente a como se veía anteriormente.

El fin de esta investigación es obtener un criterio más amplio sobre las diversas formas que existen para explicar la conducta humana, obteniendo un conocimiento claro y concreto acerca del tema, que no debe ser visto como un tema exclusivo de la psicología sino como una herramienta informativa que oriente hacia una mejor elección en cuanto a la solución de situaciones conflictivas cotidianas que se presentan en la vida de toda persona pues es de suma importancia que el ser humano tenga una salud mental para su pleno desarrollo tanto individual como colectivo, este es el objetivo que tiene el humanismo: “la autorrealización del ser humano”.

Carl Rogers

 Teoría de Rogers

la información ibtenida acerca de la teoría de Rogers la proporciono Martinez, 1999

El enfoque centrado en la persona, en la década de 1960, Rogers y su escuela se abocaron a tratar de aplicar sus teorías en el tratamiento de los esquizofrénicos. Dichos enfermos eran mucho más pasivos e insensibles, esto obligó a los terapeutas a realizar ciertos cambios en su estilo y modalidad y a crear una relación interpersonal con nuevas características.

Para 1957 la escuela rogeriana tiene ya una posición madura y clara sobre la relatividad de las técnicas en el proceso terapéutico, tres actitudes que parecen constituir la esencia de la relación terapéutica: la autenticidad o congruencia, la aceptación incondicional y la comprensión empática.

Roger refleja de esta manera, que el valor instrumental atribuido a las técnicas fue disminuyendo, mientras que, en su lugar, se fueron definiendo y estructurando en forma definitiva las tres actitudes fundamentales que dan plena razón del éxito o fracaso de la terapia.

Por autenticidad o congruencia se indica que el terapeuta es en la relación lo que es realmente, que es transparente, y genuino, y no presenta un frente o una fachada artificial, que está abierto a sus propios sentimientos y actitudes y que los manifiesta en forma espontanea y sencilla en la relación, que es libre y profundamente él mismo y sus vivencias reales fluyen y se exteriorizan en la relación sin resistencias, juega un papel tan decisivo que Rogers dice: “A veces me he preguntado si no es ésta la única cualidad que verdaderamente cuenta en toda relación terapéutica” (C. Rogers 1967)

El valor terapéutico de la autenticidad o congruencia está en su cualidad de ser contagiosa, es decir, que el paciente queda tan impactado por la autenticidad, genuinidad, naturalidad, y madurez del terapeuta que se contagia con su salud mental.

Con la introducción de esta cualidad fundamental, la terapia rogeriana se convierte en una terapia existencial y se aleja todavía más de sus iniciales excesos mecanicistas.

La aceptación incondicional consiste en tener una actitud receptiva, cálida, positiva, acogedora de todas las vivencias, expresiones y conductas del paciente sin ponerle condiciones ni reservas de ninguna clase. Es un autentico interés por él como persona, un amor no posesivo. La aceptación de conductas no implica aprobación de las mismas o que se consideren deseables, simplemente se ven como consecuencia natural de las circunstancias, experiencias y sentimientos de ese paciente sirve para ofrecer un contexto libre de amenazas en el cual el cliente puede explorar y vivenciar los elementos más profundamente ocultos de su yo recóndito” (Gondra, 1978)

Comprensión empática es cuando el terapeuta está percibiendo la realidad constituida por el mundo interno y privado del paciente, su confusión, su temor, su angustia y sentimientos como si fueran propios y es capaz de comunicarle partes significativas de esas vivencias, de éste mundo íntimo de significados personales.

El terapeuta de este modo, se convierte en compañero del cliente, acompañándole en su búsqueda de los significados desconocidos, experiencias que han sido demasiado amenazantes como para permitirles

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