Conflictos Escolares: Una Oportunidad Josep M Puig Rovira
Enviado por amyloza • 20 de Junio de 2013 • 1.310 Palabras (6 Páginas) • 1.500 Visitas
El conflicto es inherente y necesario a la naturaleza humana. Sin embargo, sería igualmente desmesurado caer en el extremo opuesto y llegar a desear o incluso provocar la aparición de conflicto.
Ni todo es conflicto ni todo es consenso. Las relaciones interpersonales y la vida institucional recalan por igual en ambos estados.
Es necesario que aparezcan desacuerdos y diversidad de opiniones para que el diálogo pueda orientarse de verdad en una dirección constructiva. De ahí que los conflictos no siempre sean acontecimientos indeseables, ni necesariamente destructivos. A veces son una oportunidad de desarrollo personal, de mejora de la convivencia y de optimización institucional.
El problema, por consiguiente, no es la presencia de conflictos, sino lo que hacemos cuando aparecen: la respuesta que les damos. ¿Qué pensamos y cómo reaccionamos cuando aparece un conflicto?
La resolución de conflictos tan sólo pretende evitar la aparición de respuestas claramente erróneas y, sobre todo, intenta transmitir algunos conocimientos y algunas pautas de conducta para tratar de modo cooperativo los conflictos. Eso a veces significará su solución, pero en otros casos obtendremos resultados aparentemente más modestos: la gestión positiva de los conflictos, el logro de acuerdos limitados pero constructivos: o la pacificación de las partes aunque las posturas respectivas puedan seguir estando enfrentadas.
Un conflicto supone la divergencia de intereses en relación con un mismo tema, o el convencimiento de que los objetivos de las distintas partes no pueden lograrse simultáneamente.
Hay diversas formas de responder a las situaciones conflictivas, algunas de las cuales son poco adecuadas, mientras que otras suelen proporcionar resultados mucho mejores.
Se trata de conductas que pretenden evitar el conflicto por encima de todo, y para ello se opta por hacer oídos sordos ante las dificultades para así no tener que enfrentarse a ellas. También consideraremos pasivas aquellas respuestas que optan por acomodarse a las exigencias que impone la otra parte cuando ya resulta imposible desoír del conflicto. Tanto la reacción de huida como la de acatamiento son re acciones que no solucionan el conflicto, sino que lo evitan.
Las posturas agresivas desembocan en una espiral de violencia o provocan la pasividad de una de las partes. Ambos finales son negativos para todos. En el primer caso, porque el espiral de violencia incrementa inútil y gratuitamente el modo más desagradable de los conflictos. Y en el segundo caso, porque la pasividad que logra la parte no soluciona el problema, sino que lo esconde.
En el caso de la negociación, estamos ante una conducta de acercamiento de por el método del regateo. Si hay voluntad de entendimiento y espacio para lograrlo, es posible alcanzar un punto de equilibrio entre las cesiones de una parte y la otra. La negociación supone acuerdo, perfil no colaboración. Se alcanza un comportamiento de colaboración cuando la resolución de los conflictos se lleva a cabo de manera cooperativa. En estos casos se (rata de buscar una solución que simultáneamente a ambas partes. Es decir, se pretende identificar y reconocer negociación o de cooperación.
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