Desarrollo Emocional En La Infancia

¿Qué es lo esperable en el desarrollo emocional de un niño?

El niño es un ser social desde el momento en que nace, pero es necesario que la persona que lo cuida le facilite este aprendizaje. El bebé nace totalmente indefenso y necesita de otras personas para sobrevivir. Su estructura psíquica es inmadura y por lo mismo es muy frágil. Sus experiencias afectivas con la gente que lo cuida durante los primeros años de vida tienen una enorme influencia a favor del desarrollo cognitivo, social y emocional.

El sostén emocional es la respuesta al sentimiento de desamparo. Este sostén permite que se cree un vínculo fuerte entre el bebé y la gente que lo cuida que permite que todas sus necesidades queden satisfechas. Este vínculo se crea desde el nacimiento y permite que se cree un lazo emocional. La estabilidad y la previsibilidad en el vínculo con sus cuidadores le permiten al niño construir una relación de apego seguro.

La regulación afectiva del bebé se lleva a cabo por medio del contacto con otros seres humanos. El contacto físico y emocional enseñan al niño a controlar y regular sus emociones. Las respuestas emocionales del adulto en sintonía con el estado interior del bebé generan primero un estado de corregulación afectiva o regulación diádica que lleva, unos meses más tarde, al logro de la autorregulación afectiva por parte del bebé.

La confianza básica se da cuando el niño interactúa de forma efectiva con sus cuidadores. Esta confianza le va a permitir explorar, crecer y separarse para volverse independiente. Un niño que se siente seguro sabe que tiene un respaldo cuando lo necesite.

Las experiencias emocionales del niño con su familia permiten que él construya la capacidad de construir su propio aparato psíquico, que se va a ir desarrollando hasta que logre ser alguien diferenciado como individuo e integrado a la sociedad.

El desarrollo del cerebro del bebé depende en parte de las experiencias que vive. El vínculo temprano tiene un impacto directo en la organización cerebral. Existen períodos específicos, llamados períodos ventana, en los que se requieren determinados estímulos para el óptimo desarrollo de algunas áreas cerebrales. Esta estimulación adecuada depende del establecimiento de un vínculo temprano satisfactorio.

Aprender, recordar, olvidar y recuperarse de situaciones (injurias) son algunas de las acciones que se llevan adelante gracias a estas plasticidades. La neuroplasticidad depende de factores genéticos, epigenéticos y ambientales.

En el intercambio del niño con los cuidadores principales son importantes: el contacto visual, el diálogo sonoro (el cuidador escucha al niño y le contesta), el diálogo tónico (alternancia de tensión-relajación durante el juego y la alimentación), el sostén físico y el contacto (caricias, manipulación).

La familia cumple la función de asegurar la supervivencia

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