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Desarrollo Psicologico


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  1.668 Palabras (7 Páginas)  •  327 Visitas

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Elementos éticos en la educación superior

Dr. Emilio Martínez Navarro (Universidad de Murcia, España)

Bienes internos y externos en las actividades sociales

Para quienes no estén muy versados en el concepto ético de bienes internos, lo explicaré brevemente. La vida en sociedad lleva aparejada la aparición de una serie de actividades sociales que a todos interesan para poder mantener la vida y satisfacer las más variadas necesidades de las personas. Ejemplos de tales actividades sociales pueden ser las prácticas agrícolas, la actividad ganadera, la profesión médica, la del farmacéutico, la del maestro, la del juez, y también la actividad educadora de los padres con respecto a los hijos. Todas esas actividades sociales desempeñan un papel esencial para la supervivencia y la continuidad de cada sociedad en particular y de la vida humana en general. Por esa razón, en el desempeño de tales tareas por parte de quienes las realizan podemos distinguir dos clases de bienes, que llamaremos internos y externos con respecto a la actividad en cuestión.

Los bienes internos de una actividad social son aquellos que normalmente consideramos como vinculados a la existencia misma de la actividad, puesto que son las metas o fines que le confieren sentido y la legitiman socialmente. Así por ejemplo, el bien interno de la actividad agrícola es la producción de vegetales sanos y nutritivos para servir de alimento a personas y animales; el bien interno de la actividad ganadera es la producción de carne apta para el consumo, o bien la crianza de animales domésticos para otros fines; el bien interno de la actividad médica es la prevención de enfermedades y la recuperación de la salud de las personas, o en su caso la disminución del sufrimiento; el bien interno de la actividad docente es el correcto aprendizaje del alumnado; el de la judicatura es administrar justicia de modo imparcial, y el de la educación familiar es la correcta asimilación por parte de los hijos de unos hábitos y costumbres socialmente valiosos. Una característica fundamental de los bienes internos es que son producidos casi exclusivamente por la actividad social que los tiene encomendados. Esto significa que normalmente no pueden ser realizados fuera de ella: sin una buena práctica de la agricultura no habrá alimentos vegetales, sin una correcta actividad médica difícilmente se curarán los enfermos, sin una adecuada labor docente es poco probable que haya un buen aprendizaje por parte de los alumnos, y si los padres no encaran en serio su tarea educadora, difícilmente podremos tener ciudadanos bien educados en los valores básicos. En síntesis, si una actividad social no proporciona adecuadamente el bien interno que le corresponde, nadie lo puede hacer en su lugar, de modo que la sociedad entera se vería perjudicada.

En cambio, los bienes externos, por contraste frente a los internos, son aquellos que una persona o institución obtiene con ocasión del servicio que presta a la sociedad, pero no son específicos de una actividad en particular, sino que pueden obtenerse en el desempeño de cualquiera de las múltiples actividades sociales. Son ejemplos de bienes externos el dinero, la fama, el prestigio o estima social y el grado de poder e influencia social. Una persona puede, por ejemplo, ingresar en la profesión de farmacéutico y ejercerla de modo correcto produciendo el bien interno ligado a su profesión: en este caso, colaborar a la recuperación de la salud de los enfermos mediante la preparación de medicamentos. Esta persona, supongamos, puede desempeñar su profesión de un modo tan excelente que logra una buena reputación, unos ingresos saneados y una posición social influyente. Eso significaría que el farmacéutico ha logrado cierta cantidad de bienes externos a su actividad mediante la realización de los bienes internos a la misma, aunque a menudo es necesario que acompañe la buena suerte, dado que no siempre el trabajo bien hecho proporciona beneficios tangibles de inmediato. Cuando tales beneficios por fin llegan, en principio será correcto, legítimo, moralmente inobjetable, éticamente adecuado, que quien ha proporcionado excelentes bienes internos en su actividad, pueda disfrutar de los bienes externos que en justicia le correspondan.

Toda persona que ingresa en una profesión o ejerce una actividad socialmente legitimada como necesaria o conveniente, tiene derecho a obtener los bienes externos que normalmente lleva aparejado el ejercicio de dicha profesión o actividad. Pero atención: lo que legitima socialmente la actividad es la producción de los bienes internos, y no la obtención de los bienes externos. El farmacéutico de nuestro ejemplo no puede argumentar válidamente que prefiere utilizar su profesión “para fabricar venenos a modo de armas” y “para fabricar drogas de diseño”, porque así obtendrá más dinero y más poder que con el ejercicio habitual de la profesión; porque lo que legitima socialmente la existencia de esa profesión no es la obtención de dinero y poder, sino el servicio a la salud de los enfermos. Sólo en el ejercicio recto de la profesión será legítima la obtención de ciertas cuotas de dinero y poder e influencia social, que en ocasiones

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