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EL AUTODOMINIO EMOCIONAL


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2013  •  Trabajo  •  2.660 Palabras (11 Páginas)  •  824 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El miedo es el mal más característico de estos momentos. Así como la histeria era común a principios del siglo pasado, según Freud debido a la represión sexual, actualmente la libertad que existe entre los sexos ha disminuido esta afección, pero a la vez se han incrementado los miedos, las fobias, los ataques de pánico y las obsesiones. Estamos viviendo una época en que las estructuras de personalidad sedes dibujan, la fe se marchita, el ser humano se robotiza y se aísla, y pierde el sentido trascendente de la vida. Surgen así los miedos para defenderse de ese particular y nuevo sentimiento de aislamiento y desconexión con el todo. Los niños crecen sin fe y además les resulta más difícil relacionarse con sus mayores. Aprenden a vivir aferrados a los objetos como sustitutos a medida que las exigencias y la necesidad de competir se acentúan y la ansiedad y la angustia aumentan; mientras cada vez se les hace más difícil verle sentido a la existencia

EL AUTODOMINIO EMOCIONAL

El Autodominio Emocional

El autodominio se ha definido como la cumbre del logro humano, porque de todas las cualidades semejantes a semilla que una persona puede cultivar, es la más difícil de sembrar, regar, abonar y cosechar. Una emoción es una alteración del ánimo que va acompañada de una reacción o manifestación corporal. En general el ánimo oscila entre dos extremos opuestos: por un lado está ligado a la sensación de agrado, que provoca un estado de excitación eufórica y placentera; y por otro va unido a la sensación de desagrado que induce a la depresión y el sufrimiento. Tales sentimientos provocan una reacción del organismo en su esfera puramente corporal (somática). Así, por ejemplo, con el agrado se hace más lento el pulso y la respiración más profunda, mientras que el desagrado lleva consigo una aceleración de los latidos cardíacos y una respiración rápida y superficial. Del mismo modo, todo el resto del organismo se adapta al estado emocional. En realidad no son más que vestigios de las reacciones primitivas de huida o acercamiento ante un estímulo, conductas fácilmente observables en el reino animal, pero que en el ser humano están moduladas por un desarrollo social e intelectual

Es normal encontrar a nuestro alrededor comportamientos tan habituales como retraer los labios y mostrar los dientes cuando se está furioso. Aunque lo parezca, no quiere decir que tengamos intención de morder a nadie; tan sólo es una secuela de un gesto que primitivamente tenía un sentido de lucha, tal y como se observa aún en los anímales. Cuando sentimos miedo, notamos cómo se eriza el vello de nuestro cuerpo, en una reacción relacionable con el mecanismo de defensa de algunos animales, como, por ejemplo, el gato, y que en ellos tiene la intención de aumentar el tamaño corporal con fines intimidatorios. Son todas ellas respuestas emotivas que tienen lugar de forma refleja y sin que tengamos, en principio, control consciente y racional sobre ellas, porque no son aprendidas, forman parte del comportamiento instintivo heredado y se repiten en todos los seres humanos. Prueba de ello son algunas experiencias realizadas con niños sordos y ciegos de nacimiento.

Las Creencias

Una creencia es el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. Es una afirmación personal que consideramos verdadera. Las creencias, que en muchos casos son subconscientes, afectan a la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los demás y de las cosas y situaciones que nos rodean. Muchas personas tienden a pensar que sus creencias son universalmente ciertas y esperan que los demás las compartan. No se dan cuenta que el sistema de creencias y valores es algo exclusivamente personal y en muchos casos muy diferente del de los demás. Nosotros no vivimos la realidad en si, sino una elaboración mental de la misma. Lo que hace que la vida sea un constante manantial de esperanza y ricas alternativas o una inevitable fuente de sufrimiento. Lo que vivimos tal como lo vivimos, depende más de la representación y elaboración de nuestro mapa mental, que del territorio "real" en sí. Por lo tanto el mapa no es el territorio.

A través de nuestro sistema de creencias y valores damos significado y coherencia a nuestro modelo del mundo, al que estamos profundamente vinculados. Cuestionar una de nuestras creencias puede desestabilizar todo el sistema al afectar a aquellas otras que se derivan o están relacionadas con ella. Esta es la razón por la que somos muy reacios, en muchas ocasiones, a modificar alguna de nuestras creencias. Las creencias se forman a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través de nuestras experiencias personales. Cuando una creencia se instala en nosotros de forma sólida y consistente, nuestra mente elimina o no tiene en cuenta las experiencias que no casan con ella. Las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. Es bien sabido que si alguien realmente cree que puede hacer algo, lo hará, y si cree que es imposible hacerlo, ningún esfuerzo por grande que éste sea logrará convencerlo de que se puede realizar. Todos tenemos creencias que nos sirven como recursos y también creencias que nos limitan. Nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro grado de inteligencia, nuestra salud, nuestra creatividad, la manera en que nos relacionamos e incluso nuestro grado de felicidad y de éxito. Son ideas que en un momento determinado llegaron a nosotros y porque si creímos, como el que cree que mañana sale el sol. Las creencias se han ido formando, ocupando un espacio, una energía, se han ido materializando dentro de nuestros conceptos más arraigados. Vienen a partir de lo que nos han dicho, de lo que hemos vivido, son maneras que nosotros creemos tener y ser, y que vienen más de otras personas, educadores, padres, experiencias de nuestros padres, por los medios de comunicación o en el momento que algo nos ha sucedido muy fuerte y se ha producido una impregnación en nuestro consciente o en nuestro inconsciente. Creencias a veces escondidas en nuestro inconsciente, y que están teniendo una repercusión extraordinaria en nuestras vida, y es difícil acceder a ellas. Una creencia puede tener o no base empírica. Por ejemplo, las creencias religiosas, al ser basadas en dogmas, no suelen tener base empírica; lo que las hace opuestas a la ciencia, que se construye a partir de datos obtenidos mediante el método experimental o a través de cálculos precisos. Aunque en el lenguaje común no suele tenerse en cuenta la siguiente distinción; sin embargo, conceptualmente conviene diferenciar: Las opiniones, que están sometidas a ciertos criterios racionales que justifican la verdad de su contenido: la ciencia y todos los discursos

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