Emociones Sociales
Enviado por aliG • 16 de Noviembre de 2013 • 2.219 Palabras (9 Páginas) • 462 Visitas
EMOCIONES SOCIALES O SECUNDARIAS
En las emociones sociales subyace, como rasgo fundamental, algún tipo de evaluación relativa al propio yo. Surgen cuando se produce una valoración positiva o negativa del propio yo con relación a unos criterios de lo que es una actuación adecuada en diversos ámbitos. Son también emociones autoconscientes. Tienen sentido en relación con los demás, y surgen en un contexto social determinado. Son además emociones relacionadas entre sí, y muchas tienen su base en las emociones primarias.
CARACTERISTICAS GENERALES
-Son emociones secundarias, derivadas o complejas
-exigen requisitos cognitivos (noción del yo, autoconciencia) -juega un papel importante el aspecto socioafectivo
-Freud: fruto de la internalización de la aprobación-reprobación parental -son emociones sociales: depende de lo considerado “correcto” o “incorrecto”
-surgen en contextos interpersonales
-conllevan tendencias de acción con implicaciones interpersonales
Rasgos específicos de las diferentes emociones sociales
-cada una surge ante un tipo particular de eventos
-supone una experiencia subjetiva diferente y específica
-tendencias de acción también diferentes
Vergüenza y culpa:
Factores que facilitan estas emociones negativas:
-evaluación de las propias acciones, pensamientos o sentimientos como éxitos o fallos en relación con una serie de normas, reglas y metas
-es más publica, requiere de observadores externos
-No se alcanzan ciertas metas o estándares -psicoanálisis: conflicto entre el yo y el yo ideal
-el foco de atención es la persona
–provoca el deseo de escapar de la situación -más privada
-se transgreden ciertas reglas -psicoanálisis: conflicto entre el yo y el super yo
-foco de atención es la conducta
-culpa mantiene ligada a la persona buscando reparación Diferencia entre culpa y vergüenza
LA CULPA
El sentimiento de culpa es considerado como una emoción negativa que, si bien a nadie le gusta experimentar, lo cierto es que es necesaria para la correcta adaptación a nuestro entorno. Muchos autores coinciden en definir la culpa como un afecto doloroso que surge de la creencia o sensación de haber traspasado las normas éticas personales o sociales especialmente si se ha perjudicado a alguien.
La culpabilidad, por tanto, surge ante una falta que hemos cometido (o así lo creemos). Su función es hacer consciente al sujeto que ha hecho algo mal para facilitar los intentos de reparación. Su origen tiene que ver con el desarrollo de la conciencia moral, que se inicia en nuestra infancia y que se ve influida por nuestras diferencias individuales y las pautas educativas.
Existen personas que confunden esta emoción con la vergüenza, incrementando su malestar emocional, ya que al mezclar ambos sentimientos se retroalimentan entre sí. Mientras que la culpa aparece ante el dolor por el daño causado, la vergüenza se experimenta cuando nos percibimos con la falta de una habilidad o capacidad que se presumía deberíamos tener.
Radiografía de la culpa
Para entender la culpa hay que conocer cuáles son sus elementos:
• Acto causal, real o imaginario.
• Percepción y autovaloración negativa del acto por parte del sujeto, mala conciencia.
• Emoción negativa derivada de la culpa, remordimientos.
La combinación de estos elementos puede dar lugar a dos tipos de culpa:
• Culpabilidad sana o manifiesta: aparece como consecuencia un perjuicio real que le hemos causado a alguien. Su utilidad reside en ayudarnos a respetar las normas y a no perjudicar a los demás. La culpa funciona aquí como un castigo cuando no las cumplimos.
• Culpabilidad mórbida: no ha existido ninguna falta objetiva que justifique dicho sentimiento. A diferencia de la anterior, este tipo de culpabilidad es destructiva y no nos ayuda a adaptarnos al medio. Cuando la culpa no funciona bien (no cumple su función adaptativa) puede ocurrir por exceso (relacionada con alteraciones psicopatológicas como la depresión) o por defecto (asociada con elevados niveles de perfeccionismo).
Autoculpa y culpabilizadores
La culpabilidad es un arma poderosa, pues puede utilizarse para ejercer poder y obtener de los otros lo que quieren. Las personas culpabilizadoras intentan hacernos creer que nuestra culpabilidad está justificada y así aprovecharse de nosotros. A esto se le denomina chantaje emocional: “no haces lo que se espera de ti”, “no sé cómo has sido capaz de…”, “si hubieras… no habría ocurrido”, etcétera. A partir de la inducción de culpa buscan nuestra sumisión o la consecución de sus objetivos. Por eso, debemos evitar este perfil de personas.
Retrato de un culpabilizador
Algunas de las características de las personas culpabilizadoras son:
• Se está quejando casi siempre.
• Suele ser buen conversador y encantador (facultativo).
• En general, suele ser apreciado, nunca tiene la culpa si las cosas se tuercen.
• Te hace creer que es culpa tuya si las cosas no van bien.
• Te hace creer que su felicidad está en tus manos.
• No te acusa directamente, sino de forma retorcida y sutil.
• Te sientes culpable en su presencia, tienes la impresión de hacer las cosas mal e intentas cambiar para darle satisfacción.
Consecuencias de la autoculpa
Las personas que tienden a autoculpabilizarse de forma frecuente sienten un importante malestar emocional, desprecio por sí mismo, desvalorización, etcétera. Estos sentimientos se asocian a un elevado nivel de autoexigencia, perfeccionismo, obsesividad y tristeza, además de un nivel muy bajo de autoestima.
La autoculpa nos engaña haciéndonos sentir que no hemos sido capaces de resolver algo que nosotros creíamos controlar, generándonos frustración y desasosiego. Por otro lado, la autoculpa es peligrosa en el sentido de que si cargamos nosotros con toda la culpa, liberamos a los demás de la suya y les incapacitamos para que aprendan a reparar errores o a no volverlos a cometer.
LA VERGÜENZA
La vergüenza (también llamada pena en algunos países centroamericanos(incluido México), andinos y caribeños1 ) es una sensación humana, de conocimiento consciente de deshonor, desgracia, o condenación. El terapeuta John Bradshaw llama a la vergüenza "la emoción que nos hace saber que somos finitos".2
Su sinónimo ignominia (del latín ignominĭa, cuya etimología remite a la "pérdida del nombre"
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