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Escuela ética De La Felicidad


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2013  •  6.867 Palabras (28 Páginas)  •  456 Visitas

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Escuela ética de la felicidad.

Representantes………………………………………………………………………3

Sustento………………………………………………………………………………….4

Película: Me llaman radio

Tema, personajes, trama…………………………………………………

Análisis desde la escuela de la felicidad………………………….

Análisis personal

Baudry, María Ayelen…………………………………………

Calpanchay, Ana Dalia…………………………………………

Ronconi, Etelvina………………………………………………

Escuela ética de la felicidad

Existen tres modelos que explican el concepto de FELICIDAD:

1. Eudemonismo: esta corriente concibe la felicidad como el fin último de los seres humanos, a lo que todos debemos llegar sin importarnos los medios que debamos utilizar. Así, algunos filósofos a lo largo de toda la historia han apoyado esta corriente. Los más relevantes son Aristóteles, Tomás de Aquino y Alasdair Maclntyre en la actualidad.

La propuesta principal del eudemonismo es "el bien es aquello que nos hace felices y la felicidad es el aumento de nuestras fuerzas para obrar".

2. Felicidad como autosuficiencia: Los seguidores de esta corriente aseguran que “el sabio es el que sabe ser feliz”. A su vez este modelo se divide en:

 Cinismo: este grupo de seguidores vivían según las leyes de la naturaleza y afirmabas que se debe tener una liberta radical y que no se debe depender de factores sociales ni de los placeres de la vida.

 Estoicismo: Su fundador es Heráclito de Éfeso y su modelo se basa en la búsqueda de la paz interior.

3. Hedonismo: Los hedonistas buscaban la felicidad en los placeres del día a día. También existieron algunas subdivisiones:

 Epicureismo: Todo está muy calculado con el fin de conseguir placer lo antes posible de una manera eficaz.

 Utilitarismo: Los utilitaristas comenzaron en el Reino unido y poco a poco se expandieron, dando lugar a esta corriente que promulgaba el deseo de obtener el mayor placer para el mayor número de personas.

La obra aristotélica se compone en su mayor parte de tratados dedicado cada uno de ellos a las distintas ramas en que se irá diversificando, y finalmente dividiendo, la filosofía: Física, Lógica, Ética, Política, Metafísica. Concretamente son tres los libros que hoy recogen el pensamiento ético de Aristóteles, siendo el de Etica a Nicómaco el más canónico y citado. Aristóteles partía de la concepción del hombre como ser social o político: un hombre que se completa en los demás, en la comunidad. Esta cuestión, central en el pensamiento aristotélico, es reivindicada hoy por los críticos del pensamiento individualista liberal.

Pero antes es preciso desarrollar la idea de que el hombre tiene un bien o un fin, idea que es el núcleo de la ética. Ese fin fin o bien que busca el ser humano no es otro que la felicidad. En efecto, la felicidad es aquello hacia lo que todos los seres humanos tienden, por lo que se y no otro debe ser el contenido de la ética: conducir al ser humano a la felicidad.

La virtud y la felicidad

La felicidad es lo que todos los hombres quieren, pero no está allí donde la mayoría suele buscarla: la felicidad no radica en la riqueza ni en los honores ni en el éxito. La felicidad está en la vida virtuosa. ¿Cuál es nuestra función en este mundo? Sólo la respuesta a preguntas como esta nos dan la clave de la virtud y, en consecuencia, de la felicidad. Aristóteles, para contestar al interrogante, repara en los tres géneros de la vida que ya Platón había separado: la vida vegetativa (propia de las plantas), la vida sensitiva (propia de los animales), y la vida racional (propia del animal racional que es el hombre). En una ética como la griega, dirigida a la formación del carácter, lo que busca no es eliminar los deseos, sino más bien encauzarlos hacia ese fin que es la virtud o la felicidad, es decir, tratar de conseguir que los deseos y la sensibilidad de cada uno no obstaculicen ni entorpezcan el camino hacia la vida feliz.

Las ideas no son el punto de partida del conocimiento moral: no sabemos qué es el bien porque conozcamos la definición ideal del bien, como no sabemos qué es la salud a partir de una definición teórica y general de la vida sana. Aprendemos a ser buenas personas, virtuosas, en la práctica, enfrentándonos con situaciones difíciles y procurando elegir bien y tomar la decisión más correcta o la menos equivocada. La virtud es una actividad práctica consistente en saber escoger el término medio, un término medio peculiar en cada caso y para cada persona, que escapa pues a las definiciones generales.

Dos éticas fueron escritas por Aristóteles:

Ética a Eudemo que pone en evidencia algunas influencias platónicas y Etica a Nicómaco que es la versión definitiva de la ética aristotélica puesto que pertencece al tercer período.

La ética de Aristóteles, es, en primer lugar, una ética de la felicidad, pero también es una ética de la virtud ya que ésta es el medio por excelencia para alcanzar la felicidad.

La felicidad, consiste en el ejercicio perfecto de la actividad propia del hombre. Tal actividad no es otra que la actividad del alma que para que sea perfecta debe ser acompañada por todas las virtudes.

Hacia el final de la Etica a Nicómaco, Aristótles afirmará que la actividad más propia del hombre y la que mayor felicidad le propociona es la contemplación teórica: es decir, la sabiduría. Así es como el empirismo ético lo lleva a una posición ecléctica: la felicidad consiste en equilibrar virtud, contemplación y bienes exteriores.

“La parte mejor del hombre es la razón o como quiera que llamemos a aquella parte de nosotros que por naturaleza parece ser la más excelente y principal, y poseer la intelección de las cosas bellas y divinas; pues la razón es o algo divino o, ciertamente, lo más divino que hay en nosotros. Por tanto, su actividad -según la capacidad que le es propia, será la felicidad completa.

…Más aún, parece que solamente esta actividad se busca por si misma pues no tiene ningún resultado fuera del conocimiento mismo, mientras que con otras actividades buscamos más o menos algo aparte de la actividad en sí.

…Pero tal vida sería superior a la condición humana: en efecto, no vivirá así en cuanto hombre, sino en cuanto reside en él algo divino; y cuanto difiere esto del

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