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LA EMOCIÓN DE LA ALEGRÍA

BANCESLASERNAEnsayo13 de Septiembre de 2017

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FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN

 La emoción de la alegría

Estudiante                :    Bances La Serna, Andrea.

Asignatura               :     Psicología General.

Docente                    :   Mgtr. Santana Bazalar Rina Isabel.        

                                                         

Chiclayo - Perú

2016

LA EMOCIÓN  DE LA ALEGRÍA

Pensar, actuar y sentir son las tres acciones que integran la personalidad del ser humano, ya que el estudio de la emoción es un aspecto fundamental para entender el comportamiento de las personas. Un crimen vicioso no provocaría ira o malestar, además observar al equipo deportivo favorito no produciría el estremecimiento de la victoria o la agonía de la derrota, también la tristeza no seguiría a la muerte de un ser querido porque no se experimentaría amor, ya que sin sentimientos y emociones la vida sería monótona, desabrida e incolora, porque los aspectos emocionales de la vida están muy estrechamente vinculados al valor y al significado de la vida misma. Pero las emociones hacen más que proporcionar color y sabor; ya que en realidad nos ayudan a sobrevivir. (Davis, 2008). Sin duda, todos conocemos algo acerca de las emociones por experiencia propia, pero existen muchas palabras en cada lenguaje para describir lo que generalmente conocemos con el nombre de emoción. Todos hemos experimentado miedo, cólera, pena, culpabilidad, alegría, amor, odio, y hemos observado estas emociones en otras personas. Cabe mencionar, que no hace mucho, los científicos consideraban a la emoción como trivial; sin embargo, más recientemente, los científicos empezaron a ver las emociones bajo una luz más positiva y ya hoy en día se piensa que son esenciales para la supervivencia y una fuente importante de enriquecimiento personal. (Morris, 2009). Por otra parte las emociones son más complejas de lo que parecen a simple vista. En una primera observación, todos conocemos las emociones como sentimientos; además conocemos la alegría y el temor debido a que el aspecto sentimental de estas emociones es muy prominente en nuestra experiencia y es casi imposible no percatarse del aspecto sentimental de la emoción cuando enfrentamos a una amenaza o logramos progresar hacia una meta. Pero, de la misma manera que la nariz, solo es una parte del rostro, incluso los sentimientos son sólo una parte de la emoción. (Reeve, 2010)

Pero, exactamente, ¿qué es la emoción? La palabra emoción deriva de la palabra en latín emotio, que significa “mover”. En otras palabras,  la emoción son los cambios fisiológicos y sentimientos conscientes de placer o displacer, excitados por estímulos externos e internos, que conducen a reacciones conductuales (Davis, 2008). Según Morris, (2009). La emoción se refiere a la experiencia de sentimientos como el temor, la alegría, la sorpresa y el enojo que activan y dirigen nuestras conductas,                                                                  además las emociones son las experiencias que le dan color, significado e intensidad a nuestras vidas. Son estados psicológicos fascinantes difíciles de describir y definir (Papalia, 2009), ya que las emociones son multidimensionales, existen como fenómenos subjetivos, biológicos, propositivos y sociales. En parte, las emociones son sentimientos subjetivos, ya que nos hacen sentir de una forma muy particular ya sea como irritados o alegres. Las emociones también son reacciones biológicas, respuestas que movilizan energía, la cual alista al cuerpo para adaptarse a cualquier situación que se enfrente. Las emociones también son agentes de propósito, del mismo modo que la ira, por ejemplo, crea un deseo motivacional de hacer lo que a menudo no podemos hacer, como pelear contra un enemigo o protestar contra una injusticia y  así mismo las emociones son fenómenos sociales. (Reeve, 2010)

Nos preguntamos, ¿cuántas emociones existen? ¿cuáles son las emociones  primarias  y secundarias? Cualquier respuesta para la pregunta de cuántas emociones  existen puede resultar muy compleja o muy clara; sin embargo, las emociones se pueden conceptuar en un nivel general como una familia o prototipo o en un nivel específico de la situación., además las  llamadas emociones básicas, son aquellas que son innatas y que surgen de las mismas circunstancias para todos los individuos, se expresan de maneras únicas y distintas, además evocan una pauta de respuesta fisiológica distintiva y sumamente fácil de predecir. (Reeve, 2010)                                                                         Tenemos distintas clasificaciones con lo que respecta a la lista de las emociones básicas pero consideramos actualmente a la alegría, la tristeza, el miedo, la cólera, el asco y la aversión.                                                               Las emociones secundarias son muchos más elaboradas porque son adquiridas o aprendidas a través de la experiencia y la socialización, son múltiples, encontramos en esta lista al odio, el amor, la envía, los celos, la venganza y muchas más. Resulta bastante particular comprobar que las palabras más corrientes e importantes del idioma, de las que se sirven con mayor frecuencia los hombres y mujeres de todos los países, son las mismas cuyo auténtico contenido queda menos definido en espíritu. Todos hablan de amor, de libertad, de alegría y de otras muchas cosas, pero son muy pocas lo que saben de qué hablan en realidad al utilizar esas palabras. (Pius, 1989), además las emociones son difíciles de describir y muchas veces confundimos y conceptualizamos una por otra, pero una de las emociones que la gran mayoría de los  seres humanos la consideramos como favorita es la alegría, aquella que más nos emociona sentirla. Asimismo recordemos todos nosotros en algún momento de nuestra vida hemos sentido momentos de alegría. Hay muchos motivos para ello, ya sea que nos hayan dado una buena noticia, hayamos obtenido un calificativo aprobatorio muy alto o hayamos ganado una beca. Pero, ¿qué es precisamente  la alegría? es una especie de sensación, de bienestar, de satisfacción, es una reacción expansiva. Se podría decir que la alegría es como la felicidad, pero en un lapso más corto.

La alegría es la más divertida de todas las emociones, es la emoción más graciosa, simpática, risueña, juguetona y, por supuesto la más alegre de todas, viene siempre que algo bueno nos ocurre, y cuando aparece se van las cosas feas que tenemos a nuestro alrededor. (Lescano, 2005), en otras palabras la alegría no es solamente una cuestión caracterológica o temperalmente, también es consecuencia inmediata de cierta plenitud de la vida y  para la persona; esta plenitud consiste ante todo la sabiduría y el amor, la alegría es saber de las cosas humanas y divinas, y, además estar enamorado. Si uno ama y es amado, y da un trato amable a los demás, y a su vez, es objeto del don del amor, estará alegre y gozará de vivir. (Barajas, 2015), además los acontecimientos que provocan la alegría incluyen resultados deseables, como el éxito en una tarea, el logro personal, el progreso hacia una meta, la obtención de lo que queremos, lograr la estima, ganar respeto, recibir amor o afecto, tener una sorpresa maravillosa o experimentar sensaciones placenteras. Asimismo  las causas de la alegría son esencialmente opuestas a la de la tristeza, la forma en que nos afecta la alegría también parece ser lo contrario a la manera en que nos afecta la tristeza. Cuando se está triste el estado de ánimo es letárgico e introvertido, con la tristeza se presenta el pesimismo y con la alegría, aparece el optimismo. (Reeve, 2010). Siempre que llega  la alegría estamos dispuestos a recibirla, pero también conocemos algunas pequeñas “molestias” que puede traernos esta emoción, como por ejemplo para nuestro cumpleaños comenzamos a pensar y a pedir cada uno de los regalos que deseamos tener, la anticipación nos hace pensar tanto que la lista es interminable. Finalmente nos pone triste saber que no podremos recibir tantos regalos como deseamos, o simplemente cuando durante tanto tiempo hemos esperado ese momento, la sorpresa de recibir algo que no imaginábamos nos produce decepción, es decir  sentimos malestar ante cualquier situación diferente a la que soñábamos. (Lescano, 2005). Por lo que respecta a las funciones de la alegría, a pesar de que algunos autores llegan a proponer que son difusas, dudando la existencia de una función específica, en diversos estudios se ha podido constatar que sí que se puede hablar de funciones concretas. Éstas parecen estar relacionadas con el bienestar general, repercutiendo de forma positiva en las dimensiones cognitiva, fisiológica y conductual. Cabe recordar  en este momento las funciones que se han atribuido a la alegría desde las orientaciones psicoanalíticas, enfatizando que esta emoción, junto con las manifestaciones expresivas que la acompañan, se encontraría relacionada con la liberación de la tensión que se ha acumulado en el organismo. Además se propone que la alegría, junto con sus manifestaciones expresivas características, tiene sentido exclusivamente en un ámbito social, así una función fundamental de la alegría consiste en  favorecer la relación interpersonal, influyendo sobre los demás, favoreciendo la diversión, permitiendo mostrar el afecto o estima que se siente por alguien, y suavizando las eventuales tensiones que con frecuencia se generan en el ambiente interpersonal. Por otra parte, la alegría posee también la función de incrementar considerablemente los umbrales para la elicitación de la conducta de agresión. Así mismo, desde un punto de vista fisiológico, también se ha podido observar que la alegría produce importantes modificaciones en el balance hormonal del organismo, particularmente en el sentido de disminuir los niveles de cortisol, de epinefrina y de hormona de crecimiento. Es decir en el plano endocrino, la alegría produce los efectos opuestos a los que se aprecian en las situaciones de estrés. (Palmero, Fernández, Martínez, & Choliz, 2002). Así mismo, (Reeve, 2010) nos dice que la función de la alegría es bipartita, por una parte facilita una buena disposición a involucrarnos en actividades sociales, ya que  sonrisas de alegría facilitan la interacción social, y además si las sonrisas continúan  ayudan a que se formen y fortalezcan relaciones. Pocos estímulos sociales son tan poderosos y gratificantes como la sonrisa y la inclusión interpersonal. Así, la alegría expresada es el pegamento social que une las relaciones, como las de un niño y su madre, las de los amantes, los compañeros de trabajo y los compañeros de equipo. Un segundo beneficio de la alegría es su “función tranquilizadora”. La alegría es un sentimiento positivo que hace placentera la vida. Lo agradable de la alegría, en consecuencia, contrarresta las inevitables experiencias de frustración, disgusto y afecto negativo general de la vida; nos permite preservar el bienestar psicológico. La alegría tiene una forma de deshacer los efectos aflictivos de las emociones; por ejemplo cuando los padres cantan y hacen caras graciosas para tranquilizar a los niños afligidos  y cuando los amantes muestran afectos para mitigar los intercambios emocionales que de otro modo incrementan lo negativo.

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