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LA ESENCIA DEL ANALISIS EXISTENCIAL


Enviado por   •  5 de Mayo de 2016  •  Apuntes  •  2.762 Palabras (12 Páginas)  •  529 Visitas

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I LA ESENCIA DEL ANALISIS EXISTENCIAL

Arthur Schnitzler tiene un dicho en el cual solo existen tres virtudes: objetividad, audacia, sentido de la responsabilidad.  La psicología individual de Alfred Adler se alinea sin dificultad con la virtud audacia. Con todo, tal psicología no ve el conjunto de su método terapéutico otra cosa que un intento  de alentar al paciente, y ello con objeto que éste llegue a superar su sentimiento de inferioridad, que esta escuela tiene por preponderantemente, no del todo, patógeno.

También se le puede atribuir al psicoanálisis una de las citadas virtudes que dice Arthur, a saber, la objetividad. En su tiempo esto era algo exorbitante, y exorbitantes fueron  en consecuencias sus logros. En ese entonces  a la psicología, se le llamaba psicología escolástica, había evitado todo aquello de lo que precisamente Freud hizo el centro de su enseñanza; de la misma manera que el anatomista Julius solía calificar en forma  de broma  la somatología , tal como se enseñaba en las escuelas secundaria, de anatomía con exclusión del aparato genial. Así que también Freud hubiera podido afirmar que la psicología enseñada en la universidad  era una psicología con exclusión  de lo libidinoso.

La objetividad acabo por convertirse en << objetivación>>, objetivación de eso que llamamos la persona. El psicoanálisis contempla al hombre al hombre como denominado por <>, y en su óptica el médico se presenta como quien sabe manejar   dichos mecanismos, es decir, como quien domina la técnica para volverlos a poner en orden tan profundo se desarreglan.

Freud al establecer su doctrina, se hallaba totalmente bajo el influjo de la psicología asociacionista, que entonces empezaba a ponerse de moda y más tarde llegaría a ser una corriente dominante. Dicha psicología era a su vez producto de naturalismo, ese fenómeno ideológico que invadió la segunda mitad del siglo XIX.

El todo que constituye el alma humana es visto atomísticamente  dentro del psicoanálisis, al concebirse como compuesto por partes individuales, los diversos impulsos, que a su vez están formados por impulsos parciales o componentes impulsos. De esta manera lo anímico o psíquico no solo se atomiza: El  análisis de lo psíquico se transforma asi poco a poco en su anatomía.

De tal modo el psicoanálisis destruye la persona  humana, que es unitario-totalitaria, para reconstruir de nuevo a partir de piezas mal ajustadas. Esto se aprecia con toda la claridad en esa teoría psicoanalítica según la cual l yo es conocido como un montaje o compuesto de los <>. As, lo que reprime dichos impulsos, lo que ejerce una censura sobre ellos, no puede ser en si mismo a fin de cuentas otra cosa que impulsividad.

De modo que el yo no es definitiva, desde el punto de vista psicoanalítico, si un juguete de los impulsos, o como el propio Freud lo expreso una vez: El yo no  es señor en su propia casa.

El ser humano es interpretado por el psicoanálisis ya a priori como ser impulsado. Y esta también la última razón por la que el yo humano ha de reconstruirse al fin y al cabo a partir de los impulsos. Aquí es donde viene a insertarse el análisis existencial.

Análisis existencial ve en el hombre la autonomía de una existencia espiritual, corresponde la virtud que hemos llamado <> , se nos presentaba disponible para este <> que colocábamos en el centro del existir humano, Un término utilizado ya por la filosofía contemporánea para designar este característico y singular modo de ser del hombre: la palabra <>.

No es hombre, explicábamos, quien ha de plantearse la pregunta por el sentido de la vida, sino que más bien sucede al revés: el interrogatorio es el propio hombre; a el mismo toca dar la respuesta; él es quien ha de responder.

Solamente en la acción, en actuar, pueden encontrar respuesta se da en la responsabilidad asumida en cada caso por nuestro ser.  La responsabilidad  de nuestro ser n lo es solamente <>, si no que tiene también que serlo forzosamente <>.

Al pretender el análisis existencial ser un método psicoterapéutico, se dirige de manera especial al modo de ser neurótico, y ello como a algo deteriorado o quebrantado: algo caído victima de la neurosis. Consciencia el tener responsabilidad propio del ser.

No exactamente, puesto que en el psicoanálisis viene a hacerse consciente, o a traerse a la conciencia, lo impulsivo, mientras que en el análisis existencial es hecho consciente un elemento esencialmente distinto de lo impulso, a saber, lo espiritual.  

II EL INCONSCIENTE ESPIRITUAL

Ser  responsable o, en su caso, el tener responsabilidades  en la base fundamental del ser hombre en cuanto que constituye un algo espiritual, y no meramente impulsivo; el análisis existencial

Por ello, al querer delimitar el concepto de «inconsciente», nos creemos obligados a emprender algo así como una revisión de fronteras: no se trata ya de un mero inconsciente impulsivo, sino también de un inconsciente espiritual; el inconsciente no se compone únicamente de elementos impulsivos, tiene asimismo un elemento espiritual; el contenido del inconsciente aparece así fundamentalmente ampliado, y el inconsciente mismo clasificado en impulsividad inconsciente y espiritualidad inconsciente.

Introducir en la práctica médica el concepto de lo espiritual como un campo de actividad esencialmente distinto e independiente de la esfera de lo psíquico sensu strictiori, nos vemos ahora en la necesidad de englobar lo espiritual dentro también del inconsciente, lo que precisamente llamamos el inconsciente espiritual.

Pero, como aún lo hemos de ver, todavía no se había llevado a cabo la división nítida, tan necesaria, de que hablábamos: división o, si se prefiere, confrontación de lo impulsivo y lo espiritual dentro del inconsciente. En todo caso, Freud sólo vio en el inconsciente la impulsividad inconsciente; para él el inconsciente era ante todo un almacén de impulsividad reprimida.

Hemos de preguntarnos ahora hasta qué punto son nítidas las líneas de demarcación en esta doble frontera. Vemos en primer lugar que la frontera entre consciente e inconsciente es sumamente vaga o, por decirlo así, porosa: de una parte a otra se pasa con mucha frecuencia.

Por lo que a nosotros toca, sólo hemos de atenernos a la realidad de aquello que desde el psicoanálisis y en este último se designa como  represión

Este criterio de propiedad lo tenemos solamente en el acto de decidir si algo en el hombre pertenece a su espiritualidad o a su impulsividad, sin que importe nada que sea consciente o inconsciente.

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