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La Autoestima Según Las Diferentes Escuelas De Psicología

5 de Noviembre de 2013

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Introducción

"La paradoja curiosa es que cuando me acepto como soy, entonces puedo cambiar" Carl Rogers.

Hace un tiempo que, desde diversos campos, se viene prestando atención al concepto de Autoestima.

Cuestiones determinantes como la posibilidad de alcanzar nuestras metas, de sentirnos bien y felices, de relacionarnos con el otro de forma positiva y adecuada, dependen, de una manera o de otra, de la AUTOESTIMA.

En este trabajo se propondrá un abordaje de lo que es la AUTOESTIMA a partir de la concepción de las distintas posturas sobre el tema desde la Psicología y otras ciencias sociales.

Distintas concepciones de autoestima en la psicología

No existe un concepto único de Autoestima, pero se puede abordar desde distintas perspectivas.

La Autoestima es la percepción evaluativa de nosotros mismos.

La idea de Autoestima varía en función del paradigma psicológico que lo aborde. Desde el punto de vista del psicoanálisis, la autoestima está íntimamente relacionada con el desarrollo del ego.

Sigmud Freud utilizaba la palabra alemana Selbstgefühl,, puntualizando que tiene dos significados: conciencia de una persona respecto de si misma (sentimiento de sí), y vivencia del propio valor respecto de un sistema de ideales (sentimiento de estima de sí). Este "sentimiento de estima de si" que describe Freud es la Autoestima.

Una parte del sentimiento de sí es primaria, el residuo del narcisismo infantil; otra parte brota de la omnipotencia corroborada por la experiencia (el cumplimiento del ideal del yo), y una tercera de la satisfacción de la libido de objeto.

Todo lo que una persona posee o ha alcanzado, cada resto del primitivo sentimiento de omnipotencia corroborado por la experiencia, contribuye a incrementar el sentimiento de sí

Carl Rogers, fundador de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser amados.

En la escuela humanista de la psicología, desde Rogers, el concepto de Autoestima se resume en el siguiente axioma:

"Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime"

Rogers explica que nuestra sociedad también nos reconduce con sus condiciones de valía. A medida que crecemos, nuestros padres, maestros, familiares, la "media" y demás solo nos dan lo que necesitamos cuando demostremos que lo "merecemos", más que porque lo necesitemos. Podemos beber sólo después de clase; podemos comer un caramelo sólo cuando hayamos terminado nuestro plato de verduras y, lo más importante, nos querrán sólo si nos portamos bien.

El lograr un cuidado positivo sobre "una condición" es lo que Rogers llama recompensa positiva condicionada. Dado que todos nosotros necesitamos de hecho esta recompensa, estos condicionantes son muy poderosos y terminamos siendo sujetos muy determinados no por nuestros valores organísmicos o por nuestra tendencia actualizante, sino por una sociedad que no necesariamente toma en cuenta nuestros intereses reales. Un "buen chico" o una "buena chica" no necesariamente es un chico o una chica feliz.

A medida que pasa el tiempo, este condicionamiento nos conduce a su vez a tener una autovalía positiva condicionada.

Empezamos a querernos si cumplimos con los estándares que otros nos aplican, más que si seguimos nuestra actualización de los potenciales individuales. Y dado que estos estándares no fueron creados tomando en consideración las necesidades individuales, resulta cada vez más frecuente el que no podamos complacer esas exigencias y, por tanto, no podemos lograr un buen nivel de autoestima.

Martin Ross, en su libro "El Mapa de la Autoestima", desarrolla su concepción de la Autoestima, a partir de dos elementos: "las hazañas" y las "anti-hazañas".

Las hazañas son aquellas posesiones, circunstancias, méritos, virtudes que le dan la oportunidad a la persona de sentirse orgullosa de si misma, y que le proporcionan prestigio social. La manera de detectar una hazaña en la vida cotidiana es ver si provoca "orgullo" o deseo de hacer alarde, o de presumir. Si hay alguna situación, alguna parte de tu vida, alguna virtud que te dan ganas de ostentarla, exhibirla, mostrarla a tus amigos, entonces es, sin duda, una "hazaña".

Las anti-hazañas, todo lo contrario, son aquellas otras situaciones que provocan que el individuo se avergüence, se auto-desprecie, se sienta menos valioso, y que le quitan también su prestigio social. Aquellas derrotas, situaciones, circunstancias, defectos, que a una persona le provocan deshonra, le disminuyen el ego, y le merman el respeto de sus pares y su honor social, son "anti-hazañas".

Todos tendríamos, entonces, un "Mapa" mental que nos señala cuales son las hazañas y cuales son las anti-hazañas y, sobre toda las cosas, donde estamos ubicados dentro de allí, que Ross llama "El Mapa de la Autoestima". Es que distintas personas se encuentran en distintas posiciones, hay circunstancias que mueven la posición en el Mapa de la Autoestima. Por ejemplo el género sexual: hay circunstancias que le dan valía y prestigio social a una persona si es "hombre", pero si es mujer esas mismas circunstancias le traen vergüenza y escarnio. Otra puede ser la edad: determinadas situaciones a una edad de la vida pueden dar orgullo y prestigio social, pero a otra edad ser motivo de desprestigio y vergüenza.

Abraham Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, describe la necesidad de aprecio, que se divide en dos aspectos, el aprecio que se tiene uno mismo (amor propio, confianza, pericia, suficiencia, etc.), y el respeto y estimación que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc.).

La expresión de aprecio más sana, según Maslow, es la que se manifiesta «en el respeto que le merecemos a otros, más que el renombre, la celebridad y la adulación»

Rosenberg, por su parte, entiende a la autoestima como un fenómeno actitudinal creado por fuerzas sociales y culturales.

La Autoestima se crea en un proceso de comparación que involucra valores y discrepancias. El nivel de autoestima de las personas se relaciona con la percepción del sí mismo en comparación con los valores personales. Estos valores fundamentales han sido desarrollados a través del proceso de socialización. En la medida que la distancia entre el si mismo ideal y el si mismo real es pequeña, la autoestima es mayor. Por el contrario, cuanto mayor es la distancia, menor será la autoestima, aun cuando la persona sea vista positivamente por otros.

Según la experiencia Nathaniel Branden, todas las personas son capaces de desarrollar la autoestima positiva, al tiempo que nadie presenta una autoestima totalmente sin desarrollar. Cuanto más flexible es la persona, tanto mejor resiste todo aquello que, de otra forma, la haría caer en la derrota o la desesperación.

De acuerdo a Branden, la autoestima tiene dos componentes: un sentimiento de competencia personal y un sentimiento de valor personal, que reflejan tanto su juicio implícito de su capacidad para sobrellevar los retos de la vida así como su creencia de que sus intereses, derechos y necesidades son importantes.

Un antecedente al concepto de Autoestima en la psicología, lo podemos también encontrar en el texto de Alfred Adler, cuando se refiere a los sentimientos de inferioridad y superioridad.

Adler asevera que tras una persona que se siente como si fuera superior, podemos sospechar que se esconde un sentimiento de inferioridad, que necesita grandes esfuerzos para ocultarse.

Los sentimientos de inferioridad pueden expresarse de muchas maneras, y son comunes a todos, dado que nos hallamos en situaciones que deseamos mejorar.Podemos definir el complejo de inferioridad como aquel que aparece frente a un problema ante el cual el individuo no se halla convenientemente preparado, y expresa su convicción de que es incapaz de resolverlo. Como los sentimientos de inferioridad siempre producen tensión, habrá un movimiento de compensación hacia los sentimientos de superioridad, pero no estará encaminado a la resolución del problema.

Autoestima baja. Efectos

Según J. Gill, en "Indispensable Self-Esteem,", la persona con baja Autoestima puede tener los siguientes síntomas:

-Autocrítica rigorista, tendiente a crear un estado habitual de insatisfacción consigo misma.

-Hipersensibilidad a la crítica, que la hace sentirse fácilmente atacada y a experimentar resentimientos pertinaces contra sus críticos.

-Indecisión crónica, no tanto por falta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse.

-Deseo excesivo de complacer: no se atreve a decir «no», por temor a desagradar y perder la benevolencia del peticionario.

-Perfeccionismo, o autoexigencia de hacer «perfectamente», sin un solo fallo, casi todo cuanto intenta; lo cual puede llevarla a sentirse muy mal cuando las cosas no salen con la perfección exigida.

-Culpabilidad neurótica: se condena por conductas que no siempre son objetivamente malas, exagera la magnitud de sus errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar a perdonarse por completo

-Hostilidad flotante, irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de estallar aun por cosas de poca importancia; propia del supercrítico a quien todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.

-Tendencias defensivas,

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