La Resiliencia

Hacia finales del siglo XX e inicio del siglo XXI, diversos organismos como la organización mundial de la salud (OMS) (1998), la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (2005), entre otras, han notado con gran preocupación, el incremento de la deserción escolar, el aumento de la delincuencia, la pérdida de valores, el desinterés por continuar los estudios superiores, observaron con gran inquietud como comunidades enteras se entregan a la desidia, la despreocupación, siéndoles más fácil a muchos reunir esfuerzos para acciones poco meritorias, que aunar voluntades para obras constructivas, que los ayuden a crecer y evolucionar como individuos o comunidades.

Esta pérdida de valores se ve reflejada en el hecho de la carencia afectiva, ya que la proyección de una autoestima sólida es la consistencia de los valores integrales a cada individuo, muchos seres se refugian en la excusa de una infancia difícil o una adolescencia dolorosa, para cometer actos deplorables y justificar una adicción con conductas autodestructivas, mas estos argumentos pierden valor cuando se enfrentan con un nuevo concepto, LA RESILIENCIA.

Según los estudios de Werner y Smith (1992), a lo largo de toda la historia humana hay ejemplos de personas que tuvieron que hacer frente a grandes adversidades de distintas índoles y aun así, se convirtieron en adultos exitosos. Ejemplos de esto son hijos de familias disfuncionales que alcanzaron en su vida adulta estabilidad en sus hogares, destruyendo el mito de que los hijos de padres divorciados estaban condenados al divorcio. Muchas personas que han llegado a convertirse en magnates multimillonarios provenían de familias en estado de pobreza crítica, completamente destruidas por catástrofes naturales o situaciones de guerra, demostrando que una infancia desgraciada no era sinónimo de un futuro desesperanzador.

Aunado a todo esto, antes de que se llevaran a cabo los estudios sobre la Resiliencia, la psicología sostenía la premisa de que si se provenía de un medio insano, el individuo estaba condenado a ser un adulto insano y que esta cadena sin fin no podría romperse jamás. Según Cyrulnik, B. (2002), la Resiliencia demostró que aquellos niños y jóvenes que lograron desarrollarla o a los que de algún modo les fue fomentada, lograron convertirse en adultos sanos, felices y capaces de hacer frente a las vicisitudes de la vida de un modo constructivo e idóneo.

Para la Asociación Americana de Psicología (APA) (2012), fomentar la resiliencia desde la infancia y la adolescencia garantiza que el individuo tenga más posibilidades de desarrollarse como un adulto pleno, apto para enfrentar cualquier contingencia que se le presente, independientemente de su naturaleza.

Es por todo lo anterior expuesto que nos surgen las siguientes interrogantes: ¿Cuáles son las características que deben fomentarse en los niños y los

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