Los Hijos Del Divorcio
Enviado por derby10 • 13 de Noviembre de 2012 • 5.191 Palabras (21 Páginas) • 807 Visitas
INTRODUCCIÓN
Pocas personas que atraviesen la experiencia de divorciarse podrán concluir diciendo que ha sido fácil y que no se ha sufrido sobremanera. Divorciarse no es nada fácil y en muchas ocasiones resulta una experiencia traumática y compleja, de la cual, en la mayoría de los casos, se logra salir airosos y superarla no sin grandes esfuerzos y empeños.
La decisión del divorcio de los cónyuges no sólo tiene una repercusión directa sobre los componentes del sistema familiar nuclear, sino también sobre el sistema familiar de origen de cada cónyuge separado, sobre el sistema social de anclaje: amigos, trabajos, grupos sociales donde se intervenga, etc… y desde una perspectiva sistémica y ecológica sobre la comunidad de vecinos, el barrio, etc.
El divorcio genera cambios en todos los miembros de la familia, tanto en sus aspectos más íntimos así como en los externos. Los sentimientos de tristeza, rabia, culpa y alivio son propios de este proceso. Los cambios abarcan desde cambios, geográficos (mudanzas de lugar de residencia de uno o ambos progenitores), económicos (el ingreso familiar merma como consecuencia de tener que subsistir ahora dos familias, no pudiendo mantenerse la mayoría de las veces el nivel de vida anterior al divorcio) y sociales (se modifican a su vez las redes de apoyo de la familia, cambios de escuela, actividades deportivas, lugares de ocio, etc.). Los progenitores tienen una difícil tarea como es lograr una adecuada separación como cónyuges pero a su vez unión en el ejercicio de su co-parentalidad (ejercicio conjunto de sus funciones parentales). Pueden divorciarse como matrimonio pero no como padres. Estos cambios generan un elevado grado de estrés para niños y adultos.
EL SISTEMA FAMILIAR:
Este Sistema Familiar viene construido a su vez por un conjunto de
subsistemas en interacción. Los tres grandes subsistemas que interactúan en el sistema familiar son:
- Subsistema Conyugal (1)
- Subsistema Parental (2)
- Subsistema Fraternal (3)
El divorcio de los cónyuges lo que pretende es la disolución del subsistema conyugal, manteniendo los subsistemas parental y fraternal. Se pretende seguir siendo padres de los hijos y hermanos de los hermanos, aunque no se conviva con los dos padres bajo el mismo techo y no haya encuentros, contactos e interacciones comunicativas entre todos los miembros de lo que fue el sistema familiar creado y que el divorcio de los padres desorganiza.
TIPOS DE DIVORCIO:
En el divorcio como etapa del ciclo vital encontramos: peleas desacuerdos entre los ex-cónyuges sólo en una primera fase, pero se mantiene el cuidado y la preservación de los hijos. Existe también dolor frente a las pérdidas que produce la separación, pero se sabe y se reconocen las responsabilidades entre las partes. A pesar de que el vínculo conyugal queda disuelto, las funciones parentales se mantienen en armonía.
Los intermediarios no son litigantes, sino que pueden ser amigos o familiares.
Hay poca involucración de los miembros de las familias de origen,
siendo los límites con el mundo externo claros. Los miembros de la pareja reconocen su propia responsabilidad en los problemas y conflictos.
Es parte del ciclo vital, ya que éste se interrumpe o disloca, produciendo en la familia un desequilibrio profundo que se asocia con cambios y pérdidas. El divorcio, puede llevar a los miembros de la pareja a un duelo, debido a que se pierde un objeto de amor y esto puede acarrear dolor (se produce la muerte de una relación, muerte de un proyecto de vida). Las relaciones de ambos padres con sus hijos suele verse afectada. Un padre puede verse separado de los niños. El padre o madre divorciado no es un padre soltero/a, tiene obligaciones parentales a pesar del divorcio, ya que sólo se divorcia de su cónyuge y no de sus hijos.
En cambio, en el divorcio destructivo o difícil nos encontramos con:
litigios permanentes, gran competencia por ganar y denigrar a la otra parte, se buscan culpables y cómplices (en vez de reconocer las mutuas responsabilidades),descuidando y desprotegiendo a los hijos. Los adultos no protegen ni cuidan a sus hijos del conflicto que se produce y de la desorganización familiar.
Hay adultos que llegan a reclutar a sus propios hijos para que tomen partido en esta "disputa"; o bien se desligan de sus responsabilidades, ya sea en el área de la educación o en la crianza de los niños. Otros no cumplen sus tareas parentales.
Las peleas y desacuerdos son permanentes. Hay intermediarios litigantes.
El contexto que rodea a la familia es el judicial. Además se produce una sobre involucración de los miembros de las familias de origen u otras personas, haciendo que los límites con el exterior sean difusos. No se reconoce la propia responsabilidad en el conflicto, otorgándola a algún ente externo, como un tercero o la propia pareja. Se produce una búsqueda continua de culpables y cómplices. La pareja, o uno de ellos, mantiene la lucha al servicio de continuar unidos a través de la pelea. La relación que mantienen y se privilegia es la de litigio. La violencia física y/o psicológica nunca deja de estar presente.
LA RESPUESTA DEL NIÑO
Ante la amenaza de disolución del matrimonio, en el niño deben producirse alguna clase de procesos adaptativos similares a los que surgen frente al maltrato sexual o físico y el abandono.
El niño que construye atribuciones causales viéndose a sí mismo como causa del conflicto, seguramente va a experimentar más estrés que el niño que atribuye el conflicto a uno de los padres o a otras causas.
Una vez identificada la causa del conflicto deberán producirse atribuciones de responsabilidad de alto contenido emocional. Si el niño asume que la responsabilidad por el conflicto es suya, seguramente va a sentirse avergonzado y culpable y ello debe incidir en su autoestima. Si asume que uno de los padres es el responsable deberán producirse sentimientos de rabia. Y la tarea de resolver adecuadamente los efectos de semejante situación resultará especialmente difícil si el niño se halla en una etapa de pensamiento egocéntrico, cuando todavía no puede comprender que tal ambivalencia es posible.
La respuesta del niño ante el conflicto interparental suele estar influida por sus creencias y expectativas en relación con la eficiencia de los mecanismos disponibles para enfrentar la situación. Las estrategias normalmente empleadas por el niño han
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