Nietzsche como de Schopenhauer
Enviado por carlangas3412 • 24 de Junio de 2013 • 2.706 Palabras (11 Páginas) • 340 Visitas
Introducción
En este breve ensayo usted evidenciara de una manera general y sintetizada las ideas filosóficas y antropológicas de dos grandes autores como lo son A. Schopenhauer y F. Nietzsche, en el siguiente trabajo sus ideas serán analizadas y se hará una comparación de los dos así como se expondrá una idea del la persona que realiza este ensayo con respecto a las ideas de uno de estos dos autores, en si este ensayo es en los general una puerta hacia el estudio profundo de la filosofía antropológica tanto de Nietzsche como de Schopenhauer.
Nietzsche
Sin duda alguna la obra mas significativa ha sido Así habló Zaratustra en donde se da a conocer la muerte de dios en la filosofía nietzscheana, así como la venida del superhombre. Esta sin duda viene siendo la parte más fundamental de su obra, mas no hay que tomarla literal ya que como el dice en su obra:
En efecto hace ya mucho tiempo que murieron los dioses, y esto sucedió cuando por el mismo Dios pronuncio la palabra más impía de toda. Existe un único dios, no tendrán otros dioses en mi presencia, de esa manera un dios torvo de lengua barba, un dios celoso se olvido de si mismo.
El ateísmo de Nietzsche tiene un sentido muy especial, porque al negar el Dios monoteísta del cristianismo no niega la existencia de otros conceptos de Dios, sino que afirma el politeísmo. Su intención es volver a una situación politeísta, similar a la de la época de los dioses griegos, que hará que el hombre no pierda conciencia de que los dioses son producto de su creación metafórica. Nietzsche critica la moral cristiana, reduciéndola a la moral de la renuncia y el ascetismo. De ella dice que su verdadero fundamento es el resentimiento, la rebelión de los inferiores a la casta superior y aristocrática., encontrando su compensación en una venganza imaginaria pero conservando la vida en el estado de degeneración. El hombre bueno ideal de la moral cristiana, el que viste poéticamente con su virtud, no es más que otro caso de resentimiento: cierra los ojos a la realidad, la cual está muy lejos de provocar a cada momento los instintos de benevolencia. El último resultado de esta concepción pesimista del mundo es el nihilismo: se niega la vida y los instintos vitales porque incluyen dolor.
Rechazando la actitud de resignación ante la concepción de la vida como dolor, lucha e irracionalidad, propone la aceptación de la vida tal y como es, espontáneamente, de ahí la radical crítica a los valores de la cultura europea en cuanto que nacen de la negación de aquello que la vida ofrece. Nietzsche intenta superar las conclusiones pesimistas, exaltando todo lo terrenal, corpóreo, antiespiritual, irracional,... con la misma violencia con que es condenado por la moral ascética. La existencia del hombre es una existencia enteramente terrena: el hombre ha nacido para vivir en la tierra y no hay otro mundo para él. El alma no existe, el verdadero yo del hombre es el cuerpo, al que llama “la gran razón”. La reivindicación de la naturaleza terrestre del hombre está implícita en la aceptación total de la vida que es propia del espíritu dionisiaco. Esta crítica a la religión se extiende al pensamiento racional y científico.
Al principio Nietzsche hablaba como si sus esperanzas se cifraran en la producción de una nueva especie; mas tarde llego a considerar al superhombre suyo como el individuo superior que emergería precisamente del cieno de la mediocridad…
Por otra parte Nietzsche veía su misión en la transvaloración moral, es decir, en la inversión de valores. Considera que su destino es abrir una nueva perspectiva: la vuelta a la vida, la conquista de un dominio absoluto del hombre sobre la tierra y sobre el cuerpo, la eliminación del carácter problemático de la vida. Esta transvaloración moral estará realizada por la voluntad fuerte y creadora que acepta el riesgo de la destrucción, la voluntad de poder; la realización de este ideal es el superhombre.
La primera característica del superhombre es su libertad de espíritu. Debe librarse de las ataduras y poner todo su anhelo en poder volar libremente, sin temor, por encima de los hombres, de las costumbres, de las leyes y de las apreciaciones tradicionales. Su máxima fundamental es: llega a ser lo que eres; no ya en la concentración de una elección o de una idea única, sino en el sentido de la máxima diferenciación de los demás, del encerrarse en la propia excepcionalidad, de la búsqueda de una soledad inaccesible. La libertad interior propia del superhombre es una riqueza de posibilidades diversas, entre las cuales él no escoge, porque quiere dominarlas y poseerlas todas. De aquí nace la renuncia a la certeza, que es, en cambio, limitación y renuncia a las diversas posibilidades de error ; de aquí, también, la profundidad del superhombre, la imposibilidad de centrar su vida interior, de la que no se alcanza nunca nada más que la máscara.
El superhombre es el filósofo del futuro. Los obreros de la historia, como Kant o Hegel, no son verdaderos filósofos; los verdaderos filósofos son dominadores y legisladores, preestablecen la meta del hombre, y para hacer esto utilizan los trabajos preparatorios de todos los obreros de la filosofía y de todos los dominadores del pasado.
La afirmación del politeísmo como característica de la visión de la nueva raza de hombres, a la que llama superiores, implica la afirmación de la libertad. El superhombre para Nietzsche representa la superación del nihilismo, la superación de la raza de esclavos que regían el mundo hasta ahora, afirmando la vida mediante voluntad de poder. El nuevo hombre superior es un estado evolutivo en la etapa de la evolución de las especies; en el Universo y en la historia se desarrollará una jerarquía en la que el superhombre implantará su voluntad de poder sobre los demás.
Schopenhauer
En desacuerdo con la escuela del idealismo, se opuso con dureza a las ideas de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, que creía en la naturaleza espiritual de toda realidad. En su lugar, aceptaba, con algunas reservas, la teoría de Immanuel Kant según la cual los fenómenos existen sólo en la medida en que la mente los percibe como representaciones. Sin embargo, no estaba de acuerdo con éste en que la “cosa-en-sí” (Ding an sich), o realidad última, exista más allá de la experiencia. La identificaba por su parte con la voluntad experimentada. No obstante, la voluntad no está limitada a una acción voluntaria previsible, sino que toda la actividad experimentada por la personalidad es voluntad, incluidas las funciones fisiológicas inconscientes. Esta voluntad es la naturaleza innata que cada ser experimenta y adopta en el tiempo y el espacio como apariencia del cuerpo, que es
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