Niños De La Calle
Shadow_Hunter6 de Diciembre de 2013
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En 1989, durante los trabajos de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), definía al niño de la siguiente manera: un niño es un ser humano que tiene pocos años, inexperto, irreflexivo. Es un afortunado que recibe trato afectivo, sin importar su raza, color, sexo, idioma, religión, nacionalidad, si es rico o pobre, si tiene o no padres o impedimentos físicos o mentales. Los niños -para la ONU- son primero y están por encima de cualquier otra consideración.
Con la frase niños de la calle se les llama a los niños que viven en las calles de una ciudad sin obtener atención familiar y/o protección de un adulto. Desplazados de sus casas por la violencia, el abuso de drogas y alcohol, la muerte del padre o la madre, crisis familiares, guerras, desastres naturales o simplemente por el colapso socioeconómico, muchos de los niños de la calle se convierten en indigentes son forzados a ganarse la vida en las calles, hurgando, mendigando, vendiendo en los barrios de chabolas y ciudades contaminadas del mundo en vías de desarrollo. La situación en la que se llegan a encontrar es tan mala que viven en edificios abandonados, cajas de cartón, estacionamientos, estaciones en desuso, bodegas o en cualquier rincón donde puedan dormir sin ser agredidos por otras personas o ser víctimas de su peor temor (ser encontrados por la policía). Aunque es probable que muchos posean pequeños empleos como el lustre de zapatos o la venta en mercados para sobrevivir, muchos terminan muriendo en la acera, víctimas de las drogas, la rivalidad entre pandillas y las enfermedades.
Sin alguna forma de educación básica y capacitación económica, el futuro es sombrío para estos niños de la calle y su expectativa de vida es terriblemente baja.
Encontrar una definición precisa que pueda definir la gran variedad de circunstancias en las que estos niños de la calle viven, o sobreviven día a día, es algo complicado, considerando que las condiciones en las que se dan estos casos son muy heterogéneas: desde niños que pasan todo el día en la calle y duermen en casa, con unos padres poco capacitados para atenderle adecuadamente; a jóvenes totalmente independientes que establecen sus propios grupos sociales, o comunidades de drogadictos dedicados al robo.
Ha sido la UNICEF la que ha proporcionado algunas definiciones para identificar a los niños de la calle:
Niños de la calle son aquellos que están relacionados con algún tipo de actividad económica, que va desde la mendicidad a la venta modesta. La mayoría de ellos vuelven a casa al final del día y contribuyen con sus ingresos a la economía familiar. Ocasionalmente pueden asistir a la escuela y normalmente mantienen cierto sentido de comunidad familiar. Debido a la precariedad de la situación económica familiar, estos niños pueden verse eventualmente empujados a una estancia más permanente en la calle.
Niños de la calle también son aquellos que realmente viven en la calle, fuera de un medio familiar convencional. Los lazos familiares pueden existir todavía, pero son mantenidos sólo ocasional o involuntariamente.
Niños que trabajan durante la semana en las calles y que solamente regresan durante los fines de semana a las viviendas de sus familias, por ejemplo, porque el camino entre el lugar de trabajo y la casa de la familia es demasiado lejos
El trabajo infantil priva a los niños de las condiciones normales para un desarrollo pleno, es decir, les impide gozar de la salud, la educación y el juego. A esto se añade el hecho de que en sus diferentes trabajos, los niños están expuestos a peligros, accidentes y enfermedades inherentes al mismo.
La desnutrición es más aguda entre los niños indígenas de todo el país, porque la dieta que consumen consiste escasamente en productos del maíz, como tortilla y atole.
Muchos de ellos viven en las grandes mega-ciudades de América Latina. Los más jóvenes recién cumplen cinco años. Hay niños así en muchas de las grandes ciudades del mundo, especialmente en países en vías de desarrollo, que son víctimas de abusos, negligencia y explotación. En ocasiones, los niños son asesinados por "escuadrones de limpieza" organizados por los negocios locales. En Latinoamérica, muchos de ellos son víctimas de abandono por familias económicamente incapaces de sostener a todos sus hijos. En África, una causa más común es el SIDA.
¿Cuál es la situación en México?
En México, hablar de la infancia es sacudir historias de dolor, sufrimiento, pobreza, abandono, injusticia, miseria, humillación y desprecio.
Es hablar de miles de menores que viven en las calles luchando por sobrevivir, niños acusados, señalados, estigmatizados, reprimidos, marginados, torturados y encerrados injustamente, niños a quienes se les ha negado el derecho a la dignidad, al juego, a la justicia, a la libertad, niños golpeados, maltratados, extorsionados, violados, explotados, niños que abandonan la escuela porque tienen que trabajar.
En México hay niños que duermen en las calles, que se drogan, roban y se prostituyen, niños que tienen hambre, están desnutridos y enfermos, con pocas probabilidades de tener un desarrollo físico, intelectual, afectivo y emocional adecuado y con esas condiciones están condenados a sobrevivir con serias desventajas y limitaciones para enfrentar su vida como adultos.
También es hablar de una sociedad que olvida y margina a los niños que ella misma produce, y con cuyo silencio y contemplación se vuelve cómplice de la injusticia en la que los menores viven.
En México existen más de 31 millones de niños de los cuales al menos 40 por ciento de ellos tienen que trabajar y dejar de lado las condiciones de salud y educación que todo niño debe tener para desarrollarse plena¬mente.
Cifras, Distribución y Sexo
Cifras
Aunque no existe ningún registro fiable, se suele afirmar que el número de niños viviendo independientemente en las calles del mundo oscila entre los 100 y los 150 millones.
Según datos de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (ARDF), tan sólo en el Distrito Federal el número de niños que trabajan en las calles rebasa el millón. Estos niños, a una muy temprana edad -cuando tienen menos de nueve años- se ven en la necesidad de apoyar el ingreso familiar con su trabajo.
Los datos estadísticos, por muy fríos que puedan parecer, nos muestran sin embargo un panorama sombrío y preocupante sobre la situación de la infancia en México; no sólo por el hecho de que los niños tengan que trabajar, sino por las condiciones en las que se lleva a cabo el trabajo. Estas condiciones son la mayoría de las veces injustas, y existen en ellas claros signos de explotación.
Otro aspecto que resulta alarmante es el crecimiento del número de menores que tiene que recurrir a la prostitución como único medio de sobrevivencia. Según cifras del Centro Mexicano para la Defensa de la Infancia (CEMEDIN), un millar de niñas y jovencitas, cuyas edades fluctúan entre 14 y 16 años, se prostituyen en la ciudad de México a cambio de cantidades de dinero que oscilan entre los 15 y 25 dólares. El fenómeno de la prostitución infantil se agrava aún más en aquellas ciudades en donde existen menos alternativas de trabajo y estudio, para los menores.
Según informes del Instituto Nacional de Nutrición, la desnutrición afecta al 40 por ciento de los niños mexicanos. Los mayores índices de desnutrición crónica se registran en los estados sureños de Quintana Roo (96.4 por ciento), Yucatán (96.3 por ciento), Chiapas (88.6 por ciento), Campeche (94.4 por ciento), Oaxaca (89.4 por ciento) y Guerrero (90.2 por ciento).
En la actualidad son 2.6 millones de niños los que presentan síntomas de desnutrición. La mitad de estos tienen problemas de peso y de talla. Los menores que logren sobrevivir a la desnutrición sufrirán irreversiblemente un deterioro físico, mental y emocional y serán susceptibles a múltiples enfermedades e infecciones.
De acuerdo con los datos proporcionados por UNICEF, México ocupa el decimocuarto lugar entre los países con mayor índice de mortalidad infantil absoluta (menores de cinco años de edad). Cada año mueren en México un total de 183 mil niños menores de cinco años. Algunas causas de mortalidad son las relativas a ciertas afecciones originadas en el periodo perinatal provocadas en la madre principalmente por mala alimentación. El índice de mortalidad en relación con nacimientos, es de 778 defunciones por cada 100 mil niños nacidos vivos. La tasa aumenta y alcanza 1,759 muertes por cada 100 mil niños durante los primeros meses de vida. Entre las otras causas principales de mortalidad, cuatro son de origen infecto contagioso y ocasionan tres de cada 10 muertes; se incluye entre ellas la neumonía, la influenza y la septicemia
Distribución
Aunque la población de niños que viven en estas condiciones no es estable ni ha sido estimada, instituciones o investigadores locales han estimado las siguientes cifras por país:
India: 11.000.000
Brasil: 10.000.000
Rusia: 1.000.000 - 3.000.000
Egipto: 200.000 - 1.000.000
Kenia: 250.000 - 300.000
Filipinas: 200.000
Turquía: 32.000
Marruecos: 30,000
Vietnam: 23.000
Jamaica: 6.500
Mongolia: 3.700 - 4.000
Uruguay: 3.000
Aunque la mayoría de éstos viven en países subdesarrollados, también viven en países industrializados y ricos como Alemania, donde se estima un total que ronda los 10.000 niños y los EEUU, con entre 750.000
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