No Verbal
Enviado por HadasaAslhey • 15 de Diciembre de 2014 • 4.211 Palabras (17 Páginas) • 146 Visitas
Una estudiante de enfermería está sentada en una habitación
a oscuras, mirando esa clase de película que se considera digna
de una pesadilla. En la pantalla se ve un ser humano que Ɵ ene
la cara y el cuerpo horriblemente quemados mientras soporta
el agónico dolor ocasionado cuando le arrancan diferentes capas
de piel.
La chica no está sola durante el experimento. Hay otra mujer
encargada de entrevistarla, que está sentada en el otro extremo
de la habitación, enfrentando una pared blanca. Ha sido ubicada
en ese lugar pues desde allí no puede ver ni a la estudiante,
ni a la pantalla.
El dramáƟ co fi lme conƟ núa y la chica se revuelve en el asiento,
mientras los segundos transcurren lentamente y en silencio.
Luego, por fi n aparece un subơ tulo en la pantalla: las instrucciones.
Debe describir la película, falseando la verdad, como si
hubiera estado viendo fl ores, o niños jugando en un parque. Se
oye el ruido de roces de ropa, una silla que se corre y fi nalmente
la mujer que la entrevista, respondiendo a una señal, se da
vuelta y enfrenta a la estudiante. La chica fi nge una sonrisa valiente
y comienza: “Debe ser primavera; nunca he visto tantas
fl ores hermosas”.
Este ingenioso experimento fue ideado por Paul Ekman, joven,
dinámico, muy conocido, y probablemente el más importante
en el campo de la comunicación no-verbal. Su centro de inves-
Ɵ gaciones está ubicado en el InsƟ tuto Langle y Porter de San
Francisco, en una anƟ gua casona de ladrillos, de altos cielos rasos,
de revesƟ mientos de roble y de largas escaleras de madera.
La atmósfera es confortable; hay aproximadamente veinte
invesƟ gadores en mangas de camisa; el equipo que uƟ lizan es
formidable. Otros cienơfi cos se refi eren casi con veneración a
la computadora, combinada con video tape que posee Ekman.
Fue diseñada por él mismo y sus colaboradores que sólo Ɵ e-62
nen que hacerle una consulta —solicitar por ejemplo todo material
archivado acerca de gestos de la mano hacia la boca— y
en cuesƟ ón de segundos éstos aparecen en la pantalla de televisión.
Se puede pasar las imágenes más lentamente o detenerlas
a voluntad, para estudiarlas en detalle.
El interés de Ekman por la comunicación se remonta a 1953,
cuando empezó a buscar una forma de evaluar lo que sucede
durante una sesión de terapia de grupo. Se convenció de que lo
que se dice durante ella no proporciona ninguna respuesta real,
así que comenzó a invesƟ gar el comporta miento no-verbal.
Desde hace siete años, Wallace Friesen ha estado colaborando
con él en todos sus proyectos. A pesar de que han analizado
juntos todos los movimientos corporales, se han concentrado
especialmente en el rostro.
El propósito que lo llevó a este experimento fi lmado fue tratar
de aprender algo acerca del engaño. Cuando una persona miente,
¿cuáles son en su expresión los detalles mínimos que la delatan?
La estudiante de enfermería fue fi lmada mientras hablaba
sobre la película. Había hecho dos sesiones previas en el laboratorio,
durante las que le habían mostrado películas bastante
inocuas y hasta alegres y se le dijo que las describiera tal como
las veía. De esta manera, podrían comparar los movimientos
de su cuerpo en ambas sesiones; en la que dijo la verdad y en
la que se le pidió lo contrario, para ver si de alguna manera demostraba
que estaba minƟ endo.
Todas las personas seleccionadas por Ekman para este experimento
eran estudiantes de enfermería porque, según él dice
“no es la clase de espectáculo que me gusta mostrar a cualquier
persona, excepto a alguien que debe acostumbrarse a este Ɵ po
de cosas”. La mayoría de las futuras enfermeras menơ an apasionadamente
porque intentaban no reaccionar visiblemente
ante la muƟ lación İ sica. Los resultados, sin embargo, demostraron
que podían catalogarse en tres categorías: algunas eran
extremadamente hábiles para fi ngir. Al principio, el cuidadoso 63
análisis de su comportamiento no dio ninguna clave que indicara
que estaban minƟ endo. Otras, aparentemente incapaces de
menƟ r, claudicaban rápidamente durante la sesión y decían la
verdad. Otras, en cambio, menơ an pero no del todo bien. Una
pista fueron los gestos. Realizaron menos de los que habitualmente
acompañan una conversación: marcar el compás, dibujando
fi guras en el aire, señalar, dar ideas de dirección o tama-
ño. En cambio, la mayoría de los movimientos que hicieron tendían
a ser nerviosos o sobresaltados: se pasaban la lengua por
los labios, se frotaban los ojos, se rascaban, etcétera.
Un análisis preliminar de las expresiones de las chicas sugirió
que las claves se hallaban al comenzar, al terminar y durante la
sesión. En otras palabras, la mayoría de las personas sabe fi ngir
una expresión alegre, triste o enojada, pero lo que no sabe
es cómo hacerla surgir súbitamente, cuánto Ɵ empo mantenerla,
o en qué instante hacerla desaparecer. Lo que los novelistas
llaman una “sonrisa estereoƟ pada” es un excelente ejemplo de
esto.
El hombre es capaz de controlar su rostro y uƟ lizarlo para transmiƟ
r mensajes. Deja trasuntar su carácter puesto que las expresiones
habituales suelen dejar huellas. El rostro como transmisor
de emociones ha interesado a los psicólogos. Con el correr
de los años, su interés se ha volcado funda mentalmente en dos
aspectos: ¿Trasmite el rostro emociones? Y si es así, ¿el género
humano envía y comprende universalmente este Ɵ po de mensajes?
En su reciente libro, EmoƟ on in the Human Face, Paul Ekman
examina los experimentos realizados sobre el rostro en los
úlƟ mos cincuenta años, y concluye que, reanalizados y tomados
en conjunto, prueban que las expresiones faciales son un índice
confi able de ciertas emociones básicas. Para el lego, esto puede
parecer como trabajar sobre lo obvio; pero para Ekman es un
punto de comprobación muy importante, puesto que gran parte
de su trabajo actual está basado en la creencia de que existe
una especie de vocabulario facial. 64
Más de mil expresiones faciales diferentes son anatómicamente
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