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ESPIRITU SANTO


Enviado por   •  15 de Mayo de 2014  •  8.160 Palabras (33 Páginas)  •  243 Visitas

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CONTENIDO

INTRODUCCIÓN.

CAPÍTULO 1

EL ESPÍRITU SANTO EN LA BIBLIA

A. Conceptos e Distintas Definiciones Acerca del Espíritu Santo

B. La obra del Espíritu Santo

C. El espíritu Santo en Antiguo y Nuevo Testamento

CAPÍTULO 2

EL ESPÍRITU SANTO EN LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD

A. El Espíritu Santo en la Historia

B. Nombres del Espíritu Santo

CAPITULO 3

EL ESPÍRITU SANTO EN LA NUEVA LEY

A. El Espíritu en la Vida y ministerio de Jesús

B. El Espíritu en la enseñanza de Jesús

C. El bautismo del Espíritu Santo

D. La consumación de la era del Espíritu: El libro de Apocalipsis

CONCLUSIÓN.

BIBLIOGRAFÍA. 

Introducción

Estamos viviendo la era más maravillosa de todos los tiempos, en la cual Dios quiere darnos bendiciones indescriptibles, las cuales aún los ángeles anhelan mirar (1 P. 1:12), y que están preparadas para nosotros desde tiempos antiguos, para ser manifestados ahora, por medio del Espíritu Santo que nos ha sido dado.

El estudio de la persona y de la obra del Espíritu Santo debe ser necesariamente, para el cristiano devoto, una cuestión de vital interés. Estudiar lo concerniente al Espíritu Santo, es estudiar lo concerniente a aquella actividad de Dios por medio de la cual Él se mueve para comunicarse a sí mismo, y para ministrar aquellos que le pertenecen. El Espíritu Santo es aquélla persona de la santa trinidad cuyo oficio es tocar sobre el creyente, y servir como el canal divino que provee comunión personal. El conocimiento de Dios por parte del creyente no puede nunca ser completo si no conoce la tercera persona de la Deidad.

El Espíritu Santo, trae a la vida del creyente una vida de riqueza espiritual, la Biblia declara que su presencia convierte el desierto, en bosque de vida. El nuevo nacimiento, garantiza todo el proceso de pasar de muerte a vida total. (1a. Pedro 1:3) - Al arrepentirnos y aceptar al Señor Jesucristo como Salvador y luego de identificarnos en su muerte y resurrección a través del bautismo en agua: debemos recibir el bautismo en el Espíritu Santo, el cual recibimos por medio del Señor Jesucristo, conforme a su promesa. (Mt 3:11) (Hech 2:1 - 4)

Dios se ha manifestado a través de los tiempos como un Dios trino. Cada persona de la Tri-Unidad ha desarrollado una tarea específica en cada una de las diferentes también conocidas como eras que ha habido. Actualmente estamos viviendo en la era del Espíritu Santo, y por ello es importante saber cuál fue la enseñanza de nuestro Señor Jesucristo acerca del Espíritu Santo.

Esta investigación se basa de una manera atractiva, esencial, y concisa, acerca del Espíritu Santo, desde ¿qué es el Espíritu Santo? Según la Biblia, tanto en su Antiguo testamento como en su nuevo Testamento y toda enseñanza acerca de Él, de una manera sintetizada, basada en la misma palabra de Dios, la Biblia, entre otras perspectivas, de grandes teólogos, desde una perspectiva pentecostal, que enfoca más allá del bautismo del Espíritu Santo.

CAPÍTULO 1

EL ESPÍRITU SANTO EN LA BIBLIA

A. Conceptos e Distintas Definiciones Acerca del Espíritu Santo

El Espíritu Santo es el Espíritu eterno de Dios: Dios mismo. Dios es siempre Dios, y El no cambia (Mal 3.6; Stg 1.17). El Espíritu es el mismo en el Antiguo Testamento que en el Nuevo Testamento, como enseño claramente Jesús: Dios en su ser primordial es espíritu (Jn 4.24). El Espíritu de Dios, el espíritu Santo, es un ser mismo, no simplemente un atributo o función de Dios.

Tanto en hebreo como en griego, los dos lenguajes bíblicos principales, el significado básico de los términos para “espíritu”, Ruah (en hebreo) y Pneuma (en griego) es “aliento, fuerte respiración a través de la boca u orificios nasales”. En el Antiguo Testamento Ruah se distingue de la palabra hebrea hebel. Esta última palabra significa una bocanada fugaz, meramente transitoria de aliento o vapor (Pr 21.6); simbólicamente habla de la vanidad, inutilidad o falta de significado de una vida separa del Señor (por ejemplo, Ec 1.2,2; 2.1, 17,19, 21; 3.19; 6.2, 4, 12). Por su parte la palabra Ruah es poderosa y continua; por ejemplo, “el aliento (Ruah) de los crueles es como tormenta contra un muro” (Is 25.4).

El aliento es aire en movimiento, una respiración fuerte y prolongada sugiere con toda facilidad el viento. Jesús explico esta operación misteriosa del Espíritu de Dios mediante esta analogía: “El viento (pneuma) sopla (pnei) por donde quiere, y lo oyes silbar, aunque ignoras de donde viene y adónde va. Lo mismo pasa con todo el que nace en el Espíritu (pneuma)” (Jn 3.8).

Como en el caso del espíritu humano, el Ruah o Pneuma de Dios es también la expresión de su personalidad. El Ruah de Dios es la misma presencia personal viva de Dios (Salmo 139.7-8). Respirando o soplando poderosamente sobre una situación o individuo para crear o efectuar un cambio. El espíritu de Dios es Dios que se revela así mismo en poder incesante. El espíritu es Dios que así mismo como trascendental y glorioso y al mismo tiempo maravilloso y misteriosamente inmanente, presente con nosotros.

El espíritu divino es la presencia del Dios infinito y eterno, siempre avanzando para hacerse conocer y para actuar en su universo creado, en el ejercicio pleno de su soberanía. El salmo 104.30 dice: “Pero si envías tu Espíritu, son creados.” Esta idea también se encuentra en Juan 15.26, que habla del Espíritu de verdad que procede del Padre.

“Este Espíritu poderoso y misterioso le pertenece a Dios y solo a Dios. Es esencialmente el Dios personal, Jehová, en acción.” Los actos del Espíritu descritos con mayor frecuencia atañen a su obra de satisfacer el plan redentor de Dios para la humanidad pecadora.

Es cierto que Jesucristo es la figura clave en todos los planes de Dios. El Espíritu Santo mismo enfoca la atención sobre Cristo y busca glorificarle (Juan 15.26; 16.14). Pero esto no quiere decir que el Espíritu Santo sea ignorado en la Biblia, implícitamente la Biblia trata al Espíritu Santo como una persona claramente discernible (Rom 8.27), es así como el actúa con inteligencia y sabiduría (Efesios 1.17). Tiene emociones y es susceptible de ser ofendido, contristado, herido; (Efesios 4.20). El distribuye dones a cada uno “como él quiere” (1 Co 12.11). Juan llega al extremo de usar pronombres personales masculinos para atraer la atención a la personalidad del Espíritu, (La palabra Espíritu en griego siempre es neutra y gramaticalmente siempre requiere pronombres neutros). Jesús

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