Ensayo teología de la liberación
Enviado por Maryfher Sanchez Aguilar • 19 de Noviembre de 2020 • Ensayo • 2.732 Palabras (11 Páginas) • 454 Visitas
Segundo semestre
Sección 05
Introducción
La teología, del griego "theos”, que significa ‘Dios’, y “logos”, que significa
‘estudio’ o ‘razonamiento’, por lo que significa ‘el estudio de Dios’ y, por ende, ‘el
estudio de las cosas o hechos relacionados con Dios’, es la disciplina que estudia el
conjunto de conocimientos acerca de Dios, sus atributos y sus perfecciones.
La teología es un discurso, un pensamiento, inclusive una forma de pensar, tiene
condiciones y reglas, pero no se considera una ciencia, a pesar de tener un método
y una estructura. Se origina en occidente, sin embargo, todas las religiones cuentan
con su propia teología.
La teología escucha y pone palabras para las necesidades, sentimientos,
sufrimientos, anhelos, esperanzas y problemas del pueblo, nos ayuda a escuchar
cuales son los problemas por los que nuestra comunidad está pasando. La teología
nos permite conocer profundamente a las comunidades, buscar una solución a sus
problemas y buscar una solución. La teología es un discurso sobre el mundo, sobre
su belleza y sobre su futuro, es un discurso de libertad y de alegría.
El uso de esta palabra se le atribuye al pensamiento politeísta de la Antigua Grecia y
a los filósofos griegos entre los siglos IV y V a.C. El término fue usado por primera
vez por Platón en La República (379 a.C.) para referirse a la comprensión de lo
divino por medio del uso de la razón.
Por otro parte, para poder entender la teología de la liberación, debemos situarnos
en un contexto histórico en Latinoamérica entre las décadas de los 60s, los 70s y los
80s, donde surgieron varias dictaduras, como lo fue en Paraguay con Alfredo
Stroessner (1954-1989), Anastasio Somoza (1967-1979) que gobernó Nicaragua, en
Chile tenemos a Augusto Pinochet (1973-1990) que es de los dictadores más
conocidos, estas solo por mencionar a algunas de las varias que existieron en los
demás países latinoamericanos. Fueron estas represiones de los derechos humanos
en diferentes países por parte de los gobernantes, lo que causó gran molestia,
pobreza e inconformidad en el pueblo, pues era muy difícil para las personas vivir de
esta manera. Gracias a estas inconformidades es que se logra crear una corriente
ideológica que busca mejorar las condiciones de vida de una sociedad reprimida.
Teología de la liberación
La teología de la liberación es una corriente teológica cristiana integrada por varias
vertientes católicas y protestantes, nace tras la aparición de las Comunidades
Eclesiales de Base, el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín (Colombia,
1968), que se caracteriza por considerar que el Evangelio exige la opción
preferencial por los pobres y por recurrir a las ciencias humanas y sociales para
definir las formas en que debe realizarse aquella opción.
Nace en una América Latina sin equidad y con opresión hacia los pobres, en una
indignación ética frente a la pobreza de grandes masas. Comienza en 1962 y en
1968 se desarrolla en el Concilio Vaticano II, y para 1976 se le considera ya como
una teología. La teología de la liberación encuentra sus raíces en movimientos,
prácticas pastorales y pensamientos teológicos provenientes tanto de vertientes
protestantes como de vertientes católicas, desarrolladas en la primera mitad del siglo
XX.
Los teólogos Pedro Casaldáliga, José Luis Segundo e Ignacio Ellecurría redactan la
teoría de la teología de la liberación que fue una respuesta práctica de la iglesia para
su entorno necesitado, para eliminar la explotación, la falta de oportunidades e
injusticias de este mundo, por otro lado, figuras morales e intelectuales del
episcopado latinoamericano tales como el salvadoreño Óscar Romero, el brasileño
Helder Cámara, el ecuatoriano Leonidas Proaño y el mexicano Bartolomé Carrasco
respaldaron e hicieron más fuertes estas posturas.
El padre Carlos Mujica fue uno de los que inspiró este movimiento que tuvo muchas
ramificaciones, las cuales incluso tuvieron participación del pedagogo brasileño
Paulo Freire. Al principio comenzó como un movimiento teológico, pero también y
sobre todo, un movimiento social, con ramificaciones. La teología de la liberación
tiene diversas ramas que focalizan de manera diferente aspectos de las praxis
sociales, como sucede con la adopción de la categoría de «lucha de clases», o con
la noción de «pueblo» que dio lugar a la rama conocida como Teología del pueblo, la
influencia de las experiencias democráticas latinoamericanas, el feminismo y las
cuestiones de género que dio lugar a la teología feminista, el racismo, etc.
Otra inspiración para la teología de la liberación latinoamericana fue la lucha por los
derechos civiles, que a su vez ganó derechos para los negros de Estados Unidos
liderada por Martin Luther King (1929-1968). A su vez una teología de la liberación
negra ha sido desarrollada por James H. Cone y otros. En Sudáfrica se desarrolló
una vigorosa teología de la liberación negra en la lucha contra el apartheid. En Asia
la teología «minjung» (coreano: «de la masa popular»), o la teología campesina en
Filipinas (expuesta por Charles R. Ávila), han sido expresiones relacionadas con la
teología de la liberación latinoamericana. Según Gustavo Gutiérrez, en las diferentes
confesiones cristianas, surgieron en diferentes lugares, reflexiones que a partir de
sus respectivas tradiciones asumieron la óptica liberadora inspirada en el mensaje
del Reino de Dios, por el impulso que provocan las realidades de opresión, frente a
las cuales la conciencia cristiana propone la radicalidad del Evangelio.
Tiene dos fundamentos principales, el bíblico y el teológico. Su fundamento bíblico
se basa en que Jesús liberó al pobre, afectó las estructuras políticas, sociales y
religiosas de su pueblo, dejando así a su pueblo continuar con sus enseñanzas. Su
fundamento teológico es dejar atrás al Jesús religioso tratando de recuperar al Jesús
humano, al Jesús conectado con su realidad social.
El núcleo central del pensamiento es que ser cristiano significa optar por los pobres,
significa ser empáticos con el sufrimiento, dolor y las necesidades del prójimo, pero
sobretodo por aquel que sufre y está más desfavorecido en
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