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La navegación en la protohistoria del mediterráneo occidental

JesusTutorial20 de Septiembre de 2011

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LOS DESCUBRIMIENTOS GEOGRAFICOS DE LA NAVEGACION COSTERA A LA ULTRAMARINA.

PORTADA.

INTEGRANTES DEL EQUIPO:

Jesús Brian Ochoa Osornio.

Oscar Daniel Olivares Aguilar.

ESCUELA SECUNDARIA GENERAL: “Mahatma Gandhi”

GRADO: 2°. GRUPO: “D”.

TURNO: Matutino. N.L. 34 Y 35.

PROFESOR: José Manuel de la Cruz Peña.

MATERIA: Historia.

LA NAVEGACIÓN EN LA PROTOHISTORIA DEL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL. LAS MARINAS COLONIALES.

INTRODUCCIÓN:

Como suele ocurrir cuando uno acepta el reto de participar en unas jornadas con un título tan genérico, el contenido debe ser necesariamente acotado. La limitación de espacio no permite abordar muchos aspectos que serían también imprescindibles de tener en cuenta para conseguir una aproximación lo más completa posible a la navegación en la protohistoria.

Por ello, en esta comunicación sólo atenderemos la cuestión de los navíos que hicieron posible una importantísima transferencia cultural entre Oriente y Occidente a lo largo de los milenios segundo y primero antes del cambio de Era, y aún así, por razones de espacio, dejamos sin tratar la marina de guerra que fenicios y griegos desarrollaron en la etapa final de este largo periodo histórico.

Para nada tocaremos la cuestión de las marinas indígenas o regionales que también cumplieron un papel muy relevante en la navegación antigua. La mayoría de ellas, por no decir todas, son deudoras de unas tradiciones náuticas que se remontan a la noche de los tiempos. El control hegemónico de los grandes circuitos comerciales que ejercerán fenicios y griegos no acabó con ellas, sino que las incorporó a sus intereses. Su existencia puede rastrearse aún siglos después, sobre todo protagonizando navegaciones de pequeño a gran cabotaje y, especialmente, en actividades pesqueras. Un buen indicio de ello los encontramos en la diferenciación de barcos y funciones que Estrabón hace de los marineros de Cádiz: por un lado habla, como luego veremos, de los barcos que usan los comerciantes, grandes y poderosos, por otro, menciona los barcos ligeros que utilizan las gentes pobres y con los que se aventuran a pescar incluso en las costas africanas.

DESARROLLO:

El estudio de la náutica griego no puede iniciarse sin arrancar de los precedentes micénicos. La arqueología, por desgracia, no nos ha proporcionado los restos de ninguna embarcación micénica, por lo tanto carecemos de información directa para su estudio. Sin embargo, la documentación iconográfica es relevante, aunque con las limitaciones lógicas de esta fuente de información. En compensación contamos con la Odisea que nos proporciona una información literaria única en el estudio de la navegación antigua. Los hechos que relata se refieren a la Troya de Príamo, cuya caída los estudiosos sitúan entre c. 1260 y 1180 a.C. Sin embargo, Homero fija por escrito estos cánticos épicos hacia el siglo VIII a.C. por lo que debe tomarse la información con cierta cautela en lo que se refiere a algunos aspectos concretos sobre el tipo de naves, las cuales, a veces, se aproximan más a las que vemos en las pinturas de época Geométrica, en la que vivió Homero, que a las propiamente micénicas. Pese a todo, el valor documental de la obra es de primer orden, sobre todo si tenemos en cuenta el carácter conservador de las tradiciones marineras. Los aspectos relacionados con el arte de navegar que recogen la Odisea y la Ilíada, así como posteriormente la Aeronáutica de Apolonio de Rodas siguieron vigentes durante muchos siglos.

Para fases más tardías, s. IV y III a.C. de la historia náutica griega tenemos documentación arqueológica muy relevante para el análisis de los grandes mercantes. El hallazgo y posterior estudio de la Nave Kirenia ha permitido un estudio muy completo de la carpintería naval del siglo IV a.C. No menos importante para el estudio de la navegación antigua ha sido la reproducción de este navío a escala natural, su botadura y navegación experimental aparejado según nos indica la información iconográfica.

El segundo gran bloque que trataremos serán los barcos fenicios, de los que no tenemos tan buena información literaria. Los textos recogidos en las tablillas de Ugarit contienen alguna información muy valiosa pero fragmentaria e incompleta, casi siempre referida a nombres de profesiones relacionadas con el mar y la carpintería náutica, o listados de aparejos, pero carecemos de relatos literarios equivalentes a la Odisea. Sin embargo, la arqueología nos ha permitido conocer dos grades mercantes del segundo milenio a.C. hundidos en la costa meridional de Turquía y una flotilla de tres barcos fenicios occidentales naufragados en aguas de Cartagena.

LAS MARINAS PALACIEGAS ENTRE ORIENTE Y OCCIDENTE.

El primer milenio anterior al cambio de Era será trascendental para la historia de la marina occidental. En los inicios del mismo fenicios primero y griegos poco tiempo después generarán una diáspora desde sus Estados orientales que cristalizará con un proceso colonial muy complejo en todos sus aspectos. A los efectos que aquí nos interesa es necesario destacar que la fundación de ciudades tan importantes en la costa atlántica más extrema, como Cádiz en el Sur de la península Ibérica, Abul en el estuario del Tajo/Sado o Lixus en la costa africana, generarán unos tráficos marinos de largo alcance, hasta ahora inéditos en la Historia humana. Al mismo tiempo, se producirá una trasferencia de tecnología, naval nacida en el próximo Oriente, a las comunidades indígenas del Mediterráneo Occidental, de tal forma que hacia el 600-500 a.C. será difícil, por ejemplo, distinguir una embarcación tartésica de una fenicia, o una etrusca de una griega. Las tradiciones ancestrales indígenas quedarán “fosilizadas” en las barcazas y navíos ligeros que cubrirán principalmente el espectro de las navegaciones de cabotaje y de las actividades pesqueras. No olvidemos que uno de los pilares fundamentales de la economía fenicia en la península Ibérica fue la industria de salazones, que, con toda probabilidad estuvo abastecida por estas flotas de barcos medianos que laboraban en las almadrabas.

LA MARINA GRIEGA. LOS ANTECEDENTES MICÉNICOS.

Iniciamos este repaso a partir de los antecedentes de la marina griega arcaica época Geométrica, c. 900-700 a.C. analizando brevemente la marina micénica, por dos razones: Por un lado, no cabe duda que los modelos náuticos griegos recogen toda una tecnología naval que había sido desarrollada a lo largo del segundo milenio a.C. pero, en segundo lugar, y no menos importante, la presencia de cerámica micénica en el Sur de Italia, Sicilia y Cerdeña nos indica que navegantes micénicos frecuentaron las costas del Tirreno mucho antes que los fenicios y griegos de época arcaica y clásica iniciasen sus viajes regulares a Occidente. Es muy posible que las muestras de arquitectura naval nurágica, hubiese sido ya influenciada por la marina micénica

Sobre la marina micénica existe una razonable documentación iconográfica que nos permite reconstruir los rasgos fundamentales de los navíos más utilizados, pero además contamos con los textos náuticos de la Odisea, los cuales suponen una fuente de información de incalculable valor para indagar sobre la náutica de fines del segundo milenio y primera mitad del primero antes de la Era. Homero fija por escrito relatos legendarios muy antiguos, en los que, a nuestro juicio, habían intervenido naves micénicas y no las contemporáneas del escritor como las pentecónteras y otras naves guerreras que vemos en las cerámicas de su época como las del Geométric. Las cuales difícilmente hubiesen podido protagonizar muchos de los episodios que en dicha obra épica se nos relatan. En la Odisea, por ejemplo, se hace frecuente mención a las cóncavas naves (Odisea, XII, 228-230) y ésta no es precisamente la forma de las naves triacónteras o pentecónteras que vemos en las representaciones del Geométrico, más bien éstas son navíos de quilla monóxila, de muy escasa manga y poco puntal. La mejor representación de las cóncavas naves de la Odisea la tendríamos en la nave de Esciros.

Las representaciones de barcos micénicos aparecen fundamentalmente sobre cerámicas del Heládico, la mayor parte del LH-IIIC. Una de las imágenes náuticas micénicas más conocida aparece sobre una crátera de Enkomi correspondiente al fase LH-IIIB y representa dos embarcaciones que han sido interpretados como navíos mercantes por la forma redondeada de sus cascos, pero la verdad es que los cánones de representación utilizados por el artista hacen difícil un pronunciamiento definitivo.

Veamos primero sólo los elementos náuticos seguros. Las dos naves tienen efectivamente un casco redondeado que acaba en una roda (akrostolion) y en un codaste (aphlaston) exvasados, este último largo y con múltiples adornos de volutas y espirales Sobre la proa aparece un ave estilizada en actitud de volar, posible referencia a la ya conocida y estudiada orientación preastronómica por medio del vuelo de las aves. Parece fuera de toda duda que el navío dispone de una amplia bodega, en la que aparecen cuatro marinos. Un mamparo separa un pequeño espacio reservado en la zona de proa de la bodega. La nave está provista de un palo que se ensancha en su base, ¿carlinga? y se remata en su extremo superior por tres pares de círculos o anillos, que seguramente hacen referencia a la pieza con groeras y motones para accionar la jarcia de labor e izar la verga, que en gran medida coinciden con los representados

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