TEOLOGÍA MORAL. FUNDAMENTAL I: INTRODUCCION
Enviado por Oscar Bautista • 26 de Agosto de 2016 • Resumen • 2.849 Palabras (12 Páginas) • 276 Visitas
TEOLOGÍA MORAL. FUNDAMENTAL I: INTRODUCCION
B. OBJETO, NATURALEZA Y FINES DE LA TEOLOGIA MORAL
Definición nominal: "Moralis" deriva de "mos-moris": costumbre. Pero su significado no está en relación directa con el de "mos-moris", ya que Cicerón creó el término "moralis" para traducir los términos griegos y, que rara vez significan las costumbres de un pueblo, sino más bien el estado y las disposiciones de la voluntad y del ánimo. Según esto la teología moral sería la parte de la teología que estudia el estado y las disposiciones de la voluntad y del ánimo.
Definición real: Es la que se da por sus objetos material y formal, que son una parte más concreta de los objetos material y formal de la teología.
Objeto material: Los actos humanos. Según esto la moral sería aquella parte de la teología que estudia los actos humanos. Vemos así la relación con la definición nominal: los actos humanos proceden de la voluntad y del ánimo.
Objeto formal: Se suele decir: en orden al fin último sobrenatural.
Mas esto es adelantar muchas cosas. En una primera aproxímación bastaría decir: ... desde el punto de vista de su moralidad; ya que para el análisis de lo que es la moral, moralidad es un concepto previo al concepto de fin.
De este modo la moral sería la ciencia que estudia la moralidad de los actos humanos.
¿Y que es moralidad?: La bondad o la maldad, pero en un sentido muy preciso.
En un sentido muy amplio todo ser o toda acción son buenos; es la bondad ontológica.
En un sentido un poco más restringido bueno o malo es lo que se adecúa a un ideal, a una norma (ej. un buen coche, un buen caballo, etc.).
En el sentido más estricto, bueno o malo es lo bueno o malo moral, que se entiende como una propiedad de los actos libres, que pudiendo ser de un modo u otro, se adecuan más o menos a una norma, a un patrón.
El bien moral -tal como comunmente se entiende y aquí recogemos, presupone dos ideas, aparentemente contrapuestas: de un lado la libertad, de otro la necesidad: Se pueden escoger diversos modos de actuar, pero hay uno que en algún sentido, sin ser necesario en términos absolutos, es el obligado, es el que debe ser.
El bien moral es la adecuación entre el ser y el deber ser, entre el operar y el deber operar, pero dentro de la libertad.
Moralidad es la adecuación al deber ser.
Más adelante veremos la razón de ese deber ser.
Mas para seguir ahora avanzando debemos hacernos una pregunta: ¿qué aspecto del acto humano es el que se debe adecuar en primer lugar al deber ser? La respuesta es: el fin; porque el fin es el elemento más esencial del acto humano.
Para entender mejor esto, vamos a detenernos un momento en este punto. ¿Que es el fin? Para Aristóteles es aquello por lo que se hace algo. Una característica de los actos libres, al ser racionales, es que siempre se hacen por un fin. El ser racional siempre obra por un fin: Tiene entendimiento, que le muestra los diversos bienes concretos particulares y la razón de bien que hay en ellos, y la relación de efecto a causa existente entre esos bienes y sus actos; y tiene también un apetito hacia el bien -la voluntad- que es el que le mueve al acto: cuando lo realiza es porque quiere aquello a lo que el entendimiento le ha mostrado que conduce el acto. Y esto es el fin: aquello por lo cual se hace algo. El acto es un medio para el fin; lo más esencial del acto es, por tanto, el fin.
Si la moralidad es la adecuación del acto al deber ser, y lo más esencial del acto es su fin, la moralidad será por tanto, en primer lugar, la adecuación del
fin del acto al deber ser, la adecuación del fin del acto al fin debido.
Mas para una mayor precisión, debemos distinguir ahora entre dos fines del acto: "finis operis" y "finis operantis". "Finis operis", o fin objetivo, es aquello a lo que tiende la acción "primo et per se", o sea, en primer lugar y "ex natura sua". "Finis operantis", o fin subjetivo, es el motivo subjetivo de la acción, o sea, aquello por lo que obra el agente.
La razón de ser de este distingo se encuentra de un lado en la falibilidad del entendimiento humano, que puede apreciar con mayor o menor acierto la relación de medio a fin que hay entre los actos humanos y los diversos bienes, y de otro, principalmente, en el hecho de que la voluntad no se mueve con la misma intensidad como efecto de las diversas razones de bien que le muestra el entendimiento. Consecuencia de ello es que, aunque el entendimiento muestre a la voluntad el posible acto como dirigido "primo et per se" hacia un bien determinado, ésta puede autodeterminarse hacia ese acto en funcion de otros motivos, con tal de que éstos también le sean presentados por el entendimiento como un bien al que puede conducir el acto.
"Finis operis" y "finis operantis" pueden definirse tambien como "lo que se hace" y "el porqué se hace". Ambos quedan, de todos modos, englobados en la definición de fin como "aquello por lo cual se hace algo", en el sentido de que ambos son queridos por la voluntad: el segundo con una voluntad directa; el primero con una voluntad indirecta, en la medida en que, aunque no es el que mueve a la acción, se lo prevé también como término de ella y a pesar de eso se actúa.
En el caso de que el entendimiento del sujeto de una acción concreta haya fallado al apreciar el fin objetivo de ella, tendremos dos fines objetivos del acto: aquel al que la acción conduce de hecho "primo et per se" y aquel al que el entendimiento del sujeto cree que conduce; mientras el primero se adapta con exactitud a la definición de fin objetivo, el segundo ocupa un lugar intermedio entre el fin objetivo verdadero y el fin subjetivo: es a donde el sujeto prevé que va a conducir el acto; mientras el primero es el que se ha de tener en cuenta para una valoración moral objetiva, el segundo es el que importa para la moralidad subjetiva del acto, en ambos casos junto con el "finis operantis" o fin subjetivo. Sobre este tema volveremos al tratar de la moralidad del acto humano y sus fuentes.
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