INFORME DEL TERCER MÓDULO
Enviado por jackeavellaneda • 8 de Octubre de 2014 • 5.091 Palabras (21 Páginas) • 269 Visitas
Reseña Histórica Documentación
Generalmente se considera que el padre de la documentación científica, en su concepción actual, fue el belga Paul Otlet, quién desarrollo sus trabajos a partir de los últimos años del siglo XIX. Pero si atendemos al concepto más amplio de “información científica”, como íntimamente ligado a las publicaciones científicas, habremos de retroceder hasta 1665, en que aparece la que se suele considerar la primera revista científica, el Journal des Sçavants francés, seguida casi inmediatamente por las Philosophical Transactionsde la Royal Society británica. Y aún puede aducirse una larga cronología de antecedentes, en el desarrollo de la bibliografía científica que se inicia en el Renacimiento. En los límites de este curso no cabe más que una sucinta relación de los hitos más destacados en la historia de la documentación. Por ello, aún a riesgo de caer en una simplificación excesiva, vamos a considerarla dividida en 5 periodos:
Una “Prehistoria” que incluye todos los antecedentes hasta la aparición de la primera revista científica en 1665 (Journal des Sçavants). Quizás convenga destacar en este punto que algunos de los precursores más destacados de la documentación son españoles, como Hernando Colón y Nicolás Antonio. Y aún más podríamos añadir que probablemente el primer “servicio de documentación”, tal como hoy se concibe, se debe a Hernado Colón, en cuya biblioteca, el Libro de los epítomesconstituye un auténtico repertorio de resúmenes.
El segundo periodo, la “Edad Antigua y Media” de la documentación, comienza justamente en 1665, con la parición del Journal des Sçavants. A partir de este momento, el número de revistas científicas que se publican en el mundo no deja de crecer y, como consecuencia, la evolución de la bibliografía va dando lugar al nacimiento de la información y documentación científica. La causa última es que el científico necesita, cada vez más, no ya de bibliografías cerradas sobre publicaciones existentes, sino de información rápida sobre lo que se va publicando, y lo que difícilmente va a tener acceso en su totalidad. Esta evolución lleva al nacimiento de la primera revista de resúmenes como tal, el Pharmaceutisches Zentralblatt, cuya aparición, en 1830, podría considerarse como el inicio de un subperiodo, o “Edad Media” de la documentación.
El tercer periodo, la “Edad Moderna” de la documentación, comienza, como ya hemos apuntado, con los trabajos de Paul Otlet, quien, en 1895 y en colaboración con Henri La Fontaine, funda en Bruselas el Instituto Internacional de Bibliografía. A partir de este momento, puede ya hablarse de documentación como tal, y esta disciplina conoce un pujante desarrollo hasta el estallido de la II Guerra Mundial. Este desarrollo se realiza con carácter independiente, y hasta cierto punto antagónico, con respecto al desarrollo bibliotecario. Una gran excepción se produce en Norteamérica donde un grupo de personas se separa de la Asociación de Bibliotecas, apareciendo así un grupo de “bibliotecarios especializados” que forman parte por completo del mundo de la documentación.
Por lo demás, este periodo está jalonado por el nacimiento de instituciones dedicadas a la documentación. Citaremos en primer lugar la evolución del Instituto Internacional de Bibliografía, que en 1931 paso a denominarse Instituto Internacional de Documentación y en 1938 toma su nombre actual de Federación Internacional de Documentación (FID). En 1921, se crea en Holanda la primera institución nacional dedicada a la documentación, El Nederlands Instituut voor Documentatie en Registratur (NIDER), por iniciativa de Jan Ahling Prins y Frits Donker Duyvis, quienes fueron después, respectivamente, presidente y secretario general de la FID. En 1924, nace en Gran Bretaña la Association of Special Libraries and Information Bureaux (ASLIB) y en 1937 el American Documentation Institute.
La II Guerra Mundial supone lógicamente una interrupción en la evolución de lo que venimos describiendo. Pero, a su término, la necesidad de actividades de información y documentación científica reaparece con mayor fuerza. En esto años se inicia la llamada “explosión informativa”, consecuencia en buena parte de la puesta en circulación de la gran cantidad de conocimientos científicos y tecnológicos acumulados durante la guerra. Muchos de ellos, aunque desarrollados con fines militares, van a encontrar múltiples aplicaciones en la vida civil. Se precisan organizaciones que canalicen toda esa información y la hagan llegar a quienes puedan utilizarla. Este periodo es el de la consolidación del concepto de documentación, y son los científicos los que se enfrentan con esta tarea y la llevan a término (destacan, Bradford y Vickery en Gran Bretaña, Pietsch en Alemania, los tres del mundo de la química). Con ello se consolida la figura del científico especializado en información y documentación en contraposición con el bibliotecario generalista, procedente del campo de las humanidades.
El último periodo de nuestra historia, la “Edad Contemporánea” se inicia hacia la década de los 60, donde se pasa del concepto de documentación al más general y dinámico de información científica. Existe en esta época una influencia creciente de las nuevas tecnologías en los métodos de tratamiento y difusión de la información: los ordenadores en primer lugar, y luego las telecomunicaciones. Quizás se pueda decir que la verdadera revolución, en el mundo de la documentación, no ha sido tanto el empleo de ordenador como la posibilidad de tener acceso a ellos desde cualquier punto del planeta, a través de los sistemas de telecomunicación. El elevado coste de los sistemas automatizados de información hubiera restringido su uso a un número limitado de países. Esto se ha salvado, a un coste razonable, por las posibilidades que brindan las telecomunicaciones.
Como antecedente más remoto de esta época, podemos citar la fecha de 1954, cuando una comisión de estudio en Estados Unidos propone la aplicación del ordenador para tareas de información sobre patentes. Y como acontecimiento más significativo, la sustitución de la revista de resúmenes como herramienta esencial de la documentación, por su versión automatizada, la base de datos, que constituye el nuevo símbolo de esta época. En un momento posterior, comienzan a diseñarse sistemas de información para la recuperación de información de modo interactivo, “en línea”. Tanto en las bases de datos convencionales como en las “en línea” se produce una orientación por disciplinas, e incluso aparecen algunas muy especializadas en temas concretos. También están apareciendo las denominadas “bases de datos de texto
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