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Alimentación Del Niño Preescolar


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2013  •  1.380 Palabras (6 Páginas)  •  319 Visitas

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ALIMENTACIÓN DEL NIÑO PREESCOLAR

Krause, Nutrición y Dietoterapia.

“Alimentación en el niño preescolar”

Novena Edición. Editorial McGraw-Hill. pp. 270

El periodo que va desde el primero año hasta los seis años de edad se caracteriza por el vasto desarrollo y la adquisición de habilidades. El niño aprende a hablar, correr y convertirse en un ser social. El niño de un año utiliza principalmente los dedos para comer y quizá requiera ayuda para usar una taza. A los dos años puede sostener una taza con una mano y utilizar bien la cuchara (véase fig. 10-3), aunque es posible que el niño todavía prefiera utilizar sus manos a ratos. El niño de seis años ha perfeccionado las habilidades y empieza a utilizar un cuchillo para cortar, así como para untar.

Debido a que el crecimiento es lento durante estos años, también disminuye el apetito, lo que a menudo provoca preocupación por parte de los padres. Los niños tienen menos interés en los alimentos y más interés en el mundo que les rodea. Desarrollan “caprichos transitorios a ciertos alimentos” durante este tiempo, rehusando alimentos que antes aceptaban o pidiendo uno en particular en cada comida. Esta conducta puede deberse al aburrimiento con los alimentos habituales o significar que han descubierto su independencia.

Con frecuencia este es un tiempo difícil para los padres, ya que hay preocupación sobre la adecuación de la dieta y la frustración con la conducta de su hijo que aparentemente es irracional con respecto a los alimentos. Los conflictos sobre el control de la situación a la hora de comer son infructuosos, no puede forzarse al niño a comer. Los padres necesitan comprender que este periodo es parte del desarrollo y que es temporal.

Aún ellos establecen qué alimentos se ofrecen y ponen límites en las conductas inadecuadas. El control rígido no es exitoso ni tampoco dejar al niño lo que quiera. Los padres y otros prestadores de cuidados deben continuar ofreciendo los alimentos favoritos y substituir aquéllos que se rechazan por alguno del mismo grupo alimentario. Como Birch y sus colegas (1991) documentaron, los niños preescolares tienden a variar de manera considerable sus ingestas de comida durante el día, pero su ingesta energética total se mantiene bastante constante.

Los niños preescolares, debido a su menor capacidad y a la variabilidad del apetito, están mejor con porciones pequeñas de alimentos que se les ofrecen varias veces al día. Lo de pequeñas es en comparación con los estándares de los adultos. Un consejo general es ofrecer una cuchara de alimento por año de edad y se sirve más alimento de acuerdo con el apetito. El cuadro 123 es una guía para los alimentos y el tamaño de la porción que constituye una dieta adecuada para los preescolares. La mayoría de los niños comen de cuatro a seis veces, lo que hace que los bocadillos sean tan importantes como las comidas que contribuyen a la ingesta de nutrientes diarios totales. Un estudio sobre el consumo de alimentos indicó que aproximadamente el 76% de los niños de uno a cinco años comen más de tres veces al día (USDA, 1987). Los bocadillos deben elegirse con cuidado de manera que sean ricos en nutrientes y no se limiten a galletas. Refrescos, frituras. Del mismo modo, habrán de seleccionarse alimentos que tengan la menor propensión a provocar caries dental. Los bocadillos saludables que les gustan a muchos niños pequeños incluyen fruta fresca, queso, palitos de verdura crudas, leche, jugos de fruta, galletas integrales y los emparedados de mantequilla de cacahuate.

La experiencia clínica sugiere que los jugos de fruta, en especial los de manzana, son bebidas que se dan cada vez más a los niños pequeños, tanto en casa como en instalaciones sociales y con frecuencia reemplazan al agua y a la leche en la dieta del niño. Además del interés nutricional, esta práctica puede tener otros efectos. Un estudio con un grupo de niños sanos y otro de niños con diarrea crónica inespecífica encontró que la ingestión de jugos de fruta suele producir mala absorción de carbohidratos (Hyams y col., 1988). En este estudio se encontraron en particular los jugos de pera y manzana. Esta información sugiere que tales jugos deben evitarse cuando se prescrita tratamiento con líquidos claros en la

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