COMO VENCER LA DEPRESION.

COMO VENCER LA DEPRESION.

Compartir con propios y extraños algo tan desagradable, era difícil decidir, sin embargo, al tener conocimiento de tantos suicidios de jóvenes, niños y adultos, en México, como en el mundo entero, me motivo a contar mi experiencia en contra de esta nueva enfermedad tan peligrosa derivada del stress, denominada depresión, me paso lo que a pele, es decir; “me las vi negras”.

ANTECEDENTES.

Todo ocurrió más o menos en el lapso de un año.

A.- uno de mis hijos, a punto de irse a un barranco en el carro.

B.- días después el mismo se voltea en la camioneta en compañía de varios amigos.

C.- otro de mis hijos abandona sus estudios universitarios.

D.- se quema mi casa.

E.- nos roban el carro.

F.- me quedo sin trabajo.

G.- fallece mi primo mayor.

H.- justamente a los nueve días, fallece su padre es decir mi tío chino.

I.- en esos días, fallecen 3 amigos y colegas abogados.

J.- de igual manera fallecen cuatro conocidos más.

K.- me roban mis ahorros en la compra de unos locales en una Plaza

L.- varios policías municipales de Tlalnepantla golpean a mi hijo mayor, por no dejarse atracar por ellos.

M.- lo anterior entre muchas otras cosas más.

Un domingo cualquiera del mes de septiembre del año pasado (12), me acosté a dormir como de costumbre y al despertar al lunes siguiente, amanecí con la boca seca, la campanilla pegada al paladar, era algo tan extraño que me llamo la atención, pues así permanecí durante tres días, me di cuenta que mi ánimo no era como siempre, me sentía diferente, como si yo no fuera yo, mi cerebro era un caos de pensamientos negativos y olvidos, ya no era el mismo de siempre, mi autoestima estaba por los suelos, no dormía, no comía, mi capacidad sexual se esfumo, en fin, sentía temor, frio, calor, angustia, sudor, dolor, ansiedad, desesperanza, pesimismo, desamparo, culpa, desinterés en actividades que antes me gustaba realizar, fatiga, agotamiento, la sensación de estar en cámara lenta, no podía concentrarme ni tomar decisiones, presentimiento de muerte, inquietud, dolor de cabeza, zumbido de oídos, perdida de agudeza visual, las imágenes eran borrosas y brincaban, todo esto de manera permanente, lo peor de todo es que este cumulo de sensaciones las sentía todas juntas y al mismo tiempo y de manera continua durante dos semanas, las más largas de mi vida, me salía a la calle a las dos o tres de la madrugada a caminar solo o me iba en el carro sin saber a veces donde andaba, siendo testigo en algunas ocasiones de las atrocidades que la delincuencia practica a esas horas de la madrugada, al principio llamaba a mi hijo Raziel para que me acompañara, después me salía solo pues no quería ponerlo en riesgo, pensaba que me había vuelto loco o que poco me faltaba, llegando al grado

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