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DEBERES ANTE LA VIDA QUE DECLINA


Enviado por   •  2 de Octubre de 2013  •  3.004 Palabras (13 Páginas)  •  859 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Para hacerse una idea de cómo afrontan las cuestiones más trascendentales de la existencia propia y de la ajena hay que conocer y comprender su sustrato personal.

Todo ser humano tiene un derecho absoluto, por el mero hecho de existir, de ser considerado como fin; debe ser tratado como algo único, insustituible e irrepetible, desde el ser más joven, el embrión, hasta la persona incompetente por pérdida de sus facultades, por enfermedad o evolución geriátrica.

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MARCO TEÓRICO

Las opciones que la Medicina se plantea ante la persona que se encuentra al final de la vida parten de cuatro grandes actitudes globales: abandono, lucha, finalización y acompañamiento. El abandono es la actitud del que se desentiende del paciente con pocas expectativas y de la que deriva su responsabilidad para que sean otros los que lo atiendan y lo cuiden. La lucha más que del «encarnizamiento» suele ser la presentación de la inercia, la obsesión o la obstinación terapéuticas, que son la actitud del que no sabe parar a tiempo o no consigue asumir que en ocasiones más tratamientos ya no se traducen en más beneficio clínico. La actitud de finalización entiende que el mejor modo de aliviar al paciente es darle una salida, ya que el sufrimiento sólo desparecerá si el enfermo escapa de su situación, y el único modo de darle esa salida es facilitarle o provocarle el fallecimiento, generalmente en respuesta a su propia solicitud. Por último, el acompañamiento es la actitud del que no abandona sino que busca alternativas para paliar y emplea medios proporcionados a la situación y al pronóstico del paciente, algo que, de alguna manera, refleje los principios de la Medicina Paliativa.

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DESARROLLO

PRINCIPIOS DE BIOÉTICA CLINICA

Los principios de la ética básica son criterios generales que sirven de base a las normas de actuación de un grupo social o profesional. A lo largo de la historia la esencia de los mismos se ha mantenido mientras se adaptaban a las nuevas realidades. En la actualidad los principios a los que nos referimos han sido formulados por diversas corrientes filosóficas y desde realidades distintas.

El término de bioética aparece en 1970 y rápidamente recibe un fuerte impulso a través de los informes Belmont (1978) y los Principios de Ética Biomédica de Beauchamp y Childress (1979). Así quedan establecidos cuatro principios:

• No maleficencia: No se puede hacer mal a otro.

• Beneficencia: Se ha de procurar el mayor bien del otro.

• Autonomía: Se ha de respetar la libertad de las personas.

• Justicia: Se ha de tratar a todos por igual.

Los cuatro principios son una forma de afirmar los derechos fundamentales de la vida (beneficencia y no maleficencia), la libertad (autonomía) y la igualdad (justicia).

La ética clásica se ha caracterizado por seguir un Código Único de deberes y normas que son extensivos a todas las esferas y personas. El carácter evolutivo de la ética se puede considerar a partir de la revolución cognitiva que en la actualidad estamos viviendo, que representa un cambio radical de los sistemas de hábitos y creencias, basados en la sensibilidad. Una sensibilidad por los valores de los otros, por la experiencia del sufrimiento, por la vulnerabilidad. Se trata de una ética que como dice Bilbeny no se basa en valores pero implica valores como la dignidad, el respeto, la responsabilidad y que conduce al entendimiento humano y al pensamiento crítico.

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DERECHOS DEL ENFERMO TERMINAL

Tiene derecho de ser tratado como un ser humano vivo hasta el momento de su muerte.

Tiene el derecho de mantener una esperanza, cualquiera que sea ésta.

Tiene el derecho de expresar a su manera sus sentimientos y sus emociones por lo que respecta al acercamiento de su muerte.

Tiene el derecho de obtener la atención de médicos y enfermeras, incluso si los objetivos de curación deben ser cambiados por objetivos de confort.

Tiene el derecho de no morir solo.

Tiene el derecho de ser liberado del dolor.

Tiene el derecho de obtener una respuesta honesta, cualquiera que sea su pregunta.

Tiene el derecho de recibir ayuda de su familia y para su familia en la aceptación de su muerte.

Tiene el derecho a morir en paz y con dignidad.

Tiene el derecho a conservar su individualidad y de no ser juzgado por sus decisiones, que pueden ser contrarias a las creencias de otros.

Tiene el derecho de ser cuidado por personas sensibles y competentes que van a intentar comprender sus necesidades y que serán capaces de encontrar algunas satisfacciones ayudándole a enfrentarse con la muerte.

Tiene el derecho de que su cuerpo sea respetado después de su muerte.

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DECISIONES AL FINAL DE LA VIDA

Independientemente de la ubicación de la persona, en el domicilio, en una institución (centros de larga estancia, residencias) o en un hospital de agudos, nos encontramos en situaciones en las que hay que tomar decisiones que hacen referencia al nivel de intervención y que debido a la situación de la persona con frecuencia tienen que ver con la etapa de final de vida. La toma de decisiones puede estar dificultada por la presencia de deterioro cognitivo y/o requiere de los profesionales, pacientes y en su caso los familiares, actitudes, habilidades e instrumentos que faciliten dicho proceso.

En el proceso de la toma de decisiones al final de la vida tenemos que analizar los siguientes temas: la autonomía del paciente, la competencia y la estrategia terapéutica y/o tipología de tratamiento.

LA AUTONOMIA

La relación clínica, entendida como profesional/enfermo ha cambiado de fondo y de marco. Por una parte el paciente reclama su autonomía, por otro se introduce el trabajo en equipo. Respetar la autonomía del paciente implica conocer cómo vive la enfermedad, es decir, como vive su vida. Se introducen datos subjetivos que solo podremos comprender desde la empatía. En la toma de decisiones, el paciente ha de ser respetado en su autonomía como persona y le hemos de ayudar a tomar decisiones además de aplicar la técnica con pericia. En otros casos la capacidad para la toma de decisiones está alterada y los profesionales han de decidir por el paciente.

El respeto a la autonomía real de la persona enferma es un ejercicio dinámico y constante que implica por parte del paciente:

• Conocimiento.

• Comprensión.

• Ausencia de coacción interna o externa.

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