DEPRESION
Enviado por comancheamador • 1 de Marzo de 2014 • 1.435 Palabras (6 Páginas) • 249 Visitas
Emociones y sentimientos: Tristeza y depresión profundas
Todos hemos pasado por períodos de tristeza y depresión profunda. Llegas a casa y no tienes ganas de hacer nada, en tu mente solo hay un pensamiento, una obsesión que te lleva a estar triste, llorar y llorar cada vez más y más.
Tu cuerpo no tiene ganas de nada, tú tampoco, solo quieres encerrarte en un cuarto oscuro, insonoro con un saco de boxeo colgado de la pared pero no muy duro y ahí dentro llorar, llorar y descargar toda tu rabia e ira contra ese saco.
Tus emociones y sentimientos solo te piden una cosa, dormir y dormir porque con el sueño es como si se parara todo y como si te olvidaras de todo, como si al despertar todo lo que has vivido y que te causa tanta tristeza y depresión profunda solo hubiera sido una desagradable pesadilla pero no, despiertas y rápidamente vuelven las malas emociones y la tristeza, por unos momentos se acrecienta tu ansiedad, agobio y estrés pues el contraste de la tranquilidad del sueño y el duro y frío despertar te cae como un jarrón de agua fría.
No, no ha sido ningún sueño, sigues despierto y la pesadilla sigue ahí, rápidamente vuelves a entrar en un estado catatónico de sentimientos y emociones negativas dónde el suicidio aunque esté mal, se te cruza como pensamiento por la cabeza.
En esos momentos de tristeza y depresión profunda parece que todo se acaba y cuando recordamos anteriores épocas de tristeza y depresión nos damos cuenta que como todo lo malo pasa con el tiempo y que con el tiempo terminamos aceptando situaciones y hechos que en un principio nos negamos rotundamente a admitir.
La tristeza y la depresión profunda: Una tormenta de emociones y sentimientos
Cuando una persona sufre de depresión y/o tristeza profunda en su química corporal surgen una serie de cambios rotundos, en apenas segundos se puede pasar de un estado a otro, se puede llegar a tener bipolaridad; estar eufórico, contento y en unos momentos, por culpa de los recuerdos malos volver a un estado catatónico triste.
Es decir, imaginemos un niño que está constantemente triste y medio lloroso, si en una boda se lo está pasando muy bien, sonriendo, corriendo… lleva tanto tiempo mal que su cuerpo reacciona extremadamente bien ante ese golpe de felicidad, en esos momentos se lo pasa realmente bien pero en algún momento le vendrá a la mente algún recuerdo que le diga: “¿Qué haces tan contento? ¿No te acuerdas de…?” En ese momento todo rastro de felicidad quedará abrumado ante un bombardeo de sentimientos y emociones negativas creadas a partir del recuerdo.
¿Pero qué es lo que nos genera ese malestar? ¿Qué es lo que nos avasalla con sentimientos negativos y sensaciones desagradables?
Agobio
El primer paso de esa depresión y tristeza es el agobio a base de pensar, pensar y pensar cada vez cosas más negativas y desagradables sobre lo que nos está ocurriendo. Puede ser la muerte de un familiar, una enfermedad, la quiebra de una empresa familiar, estar en el paro… Los desencadenantes de este embrollo son muy variados y distintos entre si pero todos generan emociones y sentimientos desagradables muy similares.
El agobio viene por el bombardeo de pensamientos que nos conllevan a respuestas desastrosas y catastróficas para nosotros, ese constante acoso de preguntas-respuestas catastróficas nos termina generando un agobio enorme en todo el cuerpo.
Estrés
Debido a tanto agobio comienza a surgir el estrés y apoderarse de nosotros, nos planteamos el futuro, que pasará, nos imaginamos mil situaciones y todas las conclusiones son una búsqueda satisfactoria que como no llega acrecienta más y más el estrés. El tiempo pasa, no vemos una solución y cada vez nos agobiamos más, nos estresamos más y con ello nos hundimos más en el pozo y las emociones y sentimientos tristes pasan a ser algo habitual en nuestras vidas.
Desesperación-Impotencia
Todo este conjunto de malas sensaciones, juntándose con nuestros pensamientos negativos, el pasar el tiempo y no ver una solución nos crea desesperación e impotencia, nos preguntamos: “¿Por qué yo?” y nos decimos: “Esto no me está pasando a mí”, nos auto-insultamos, nos odiamos y maldecimos nuestra suerte.
La desesperación es esa sensación de que hagamos lo que hagamos todo continuará igual y que
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