DUELO

DUELO

Vivimos en una sociedad en la que disfrutamos de grandes avances científicos y tecnológicos, empleamos mucho tiempo al igual que energía en asegurar nuestro futuro, sin embargo los seres humanos sabemos que si hay algo realmente seguro en nuestras vidas es que todos enfrentaremos un duelo ya sea, refiriendo como una persona significativa, un divorcio, la pérdida del trabajo, entre otros. Sin embargo los seres humanos sabemos que si hay algo realmente seguro en nuestras vidas es que todos nacemos y tenemos que morir. Certeza que, contradictoriamente, nos lleva a considerar el tema de la muerte como tabú entendiendo de mal gusto que se hable de ello. De hecho la mayoría de las personas viven de espaldas a la muerte

La actitud que tengamos hacia la muerte depende mucho de nuestro entorno tanto cultural como familiar. Nuestras convicciones las hemos heredado o aprendido de aquello que oímos y es, al madurar y hacernos adultos, cuando a menudo cuestionamos esas creencias tan instaladas en nuestro ser.

Es difícil saber cómo vas a sobrellevar una situación o expresar tu duelo hasta que te enfrentas a un cambio difícil. Puede que quieras estar solo. Pueda que también quieras gritar con toda la fuerza de tus pulmones, aunque normalmente seas una persona tranquila.

Dentro del duelo tiene características comunes, puesto que parten de una información básica heredada y en íntima relación con nuestra supervivencia. Sin embargo, la experiencia subjetiva ante la pérdida puede manifestarse con una lista de emociones y sentimientos que serán influenciados por el aprendizaje, la personalidad, la edad, los recursos psicológicos de cada persona, las normas y actitudes socioculturales o el momento en el que ocurra la pérdida, entre otros (Torné & Enjuanes ,2009).

Ante esto último, concuerdo en que la experiencia personal de todo individuo influye en cómo éste elabore su duelo. Todos tenemos distintas formas de enfrentarnos ante un evento, ya sea doloroso o no, y claramente el aprendizaje adquirido a lo largo de nuestra vida (ya sea por nuestros padres, hermanos, amigos etc.) quedará instaurado en nuestra mente, como estrategia, al momento de enfrentarnos a una pérdida. Los recursos con los que cuenta el paciente junto con su forma de resolución de conflictos, los rasgos de personalidad (dependientes, obsesivos, etc.),entre otros, lógicamente influirán en el procesos de llevar a cabo un duelo saludable o insano.

Por otro lado, a la experiencia emocional de enfrentarnos a una pérdida se le llama elaboración del duelo y conduce a una adaptación a la nueva situación. Cuando esta elaboración es inadecuada, ya sea por su intensidad, duración o por la aparición de síntomas anormales nos encontramos ante el llamado duelo patológico (Torné & Enjuanes ,2009)

(Parkes, 1970) Utiliza y define cuatro fases a desarrollar dentro del duelo. La primera fase es el periodo de insensibilidad, la segunda corresponde a la fase de anhelo, la tercera fase es la de desorganización y desespero, y finalmente la cuarta, es la fase de conducta reorganizada (Parkes, 1970 citado en Worden, 2007).

Por consiguiente, el duelo puede ser visto como un proceso que implica cuatro tareas básicas para la elaboración de cada fase: Tarea I : aceptar la realidad de la pérdida, Tarea II: trabajar las emociones y la realidad de la perdida, Tarea III: adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente y por último la Tarea IV: recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo; estas cuatro tareas básicas serán detalladas dentro de la investigación. ( Worden, 2007).

A su vez , es fundamental que la persona que pasa por un proceso de duelo complete las tareas nombradas anteriormente, con el objetivo de avanzar en dicho proceso hacia su resolución y así, el duelo no se intensifique ni se vuelva patológico. Ya que el duelo es un proceso y no un estado, estas tareas requieren esfuerzo por parte de la persona (Worden, 2007).

El hecho que el paciente elabore cada fase mediante cada tarea, me parece un factor importante, en dónde el paciente debe tener un papel activo en el proceso de elaboración de cada fase mediante cada tarea orientada específicamente a ellas. Así el sujeto irá integrando un duelo saludable paso a paso, para finalmente reorganizar su vida nuevamente.

Siguiendo con el tema, dentro de los tipos de duelo, está el duelo normal o no complicado y el duelo complicado. El término duelo normal, a veces llamado no complicado, abarca un amplio rango de sentimientos y conductas que son normales después de una pérdida (Worden, 2007).

Por otro lado el duelo anormal, aparece en varias formas y se le ha dado diferentes etiquetas. A veces, se le llama patológico, no resuelto, complicado, crónico, retrasado o exagerado. Dentro del duelo complicado o anormal la persona se encuentra desbordada, incurre en conductas des adaptativas que no le dejan avanzar en el proceso de duelo para darle solución ( Worden, 2007).

En efecto hoy en día existe una relación más continua entre las reacciones normales y anormales, entre las complicadas y las no complicadas y que la patología está mas relacionada con la intensidad o la duración de una reacción que con la presencia o ausencia de una conducta especifica ( Horowitz, 1980 citado en Worden, 1997 ).

En este último aspecto creo que se debe tornar relevante la presencia de alguna conducta específica en la forma

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