Desarrollo Personal

1.1. Panorama general

El término “desarrollo”, está referido a cambios psicológicos que ocurren a las personas a lo largo de todo el ciclo vital, es decir es un proceso que no sólo afecta a la infancia y adolescencia, sino que incluso se prolonga a lo largo de la vida adulta y vejez.

Recalcando, no obstante, que el desarrollo no es fruto solo de cambios, sino también de constantes y de sus interacciones a lo largo del tiempo.

El desarrollo del ser humano se produce a través de un complejo proceso de inmersión cultural que se enlaza, transforma y da sentido al cambio de forma de una criatura a lo largo de la vida.

Al respecto, Rosario Ortega Ruiz, comenta: El desarrollo del ser humano no se produce en el vacío, sino a través de un complejo proceso de inmersión cultural que articula, modifica y da sentido a la transformación de la criatura a lo largo del tiempo.

Para Dewey (1933) el ser humano es concebido como un organismo en desarrollo que no se limita a recibir pasivamente las influencias del medio, sino que despliega una reserva inagotable e ininterrumpida de actividad para alcanzar el objetivo que persigue; objetivo seleccionado por el interés que éste tiene para la persona.

Wallon (1941) sostenía que todo individuo vive entre el inconsciente biológico y el social; con lo que quería decir que tanto uno como otro factor influyen en el desarrollo pero son poco conocidos por el propio sujeto que se limita a asumir la realidad en la que le ha tocado vivir. Por otro lado, los estudios cognitivos aconsejan no separar el desarrollo del mundo cognitivo del desarrollo del mundo afectivo. (Kaye, 1982).

Las relaciones afectivas, vinculadas emocionalmente son responsables de que las personas en la niñez vayan elaborando un buen concepto de sí mimos/as, se vayan diferenciando de los demás y aprendan a amar y/o malquerer a unos y a otros seres humanos. El hombre es el único ser que tiene el privilegio de la conciencia, es decir, del conocimiento que el espíritu humano tiene de su propia existencia, de sus estados y de sus actos. La conciencia psicológica es la simple constatación de lo que pasa en nosotros, mientras que la conciencia moral emite juicios de valor sobre los sentimientos y sobre las acciones. Para Aristóteles esta aparece como algo procedente del sentido moral. que lo lleva a decidir lo que para él es significativo, por lo tanto es un ser espiritual, poseyendo la capacidad para elegir la actitud personal ante cualquier reto y así decidir su propio camino y lo que llega a ser lo tiene por sí mismo, por lo tanto traspasa los límites de la experiencia posible, es decir trasciende.

Estos procesos son muy importantes para la vida y constituyen lo que se ha llamado la dimensión socio personal del desarrollo.

Por lo que logramos percibir, podemos decir que hablar de ir a la universidad, no solo representa el simple desarrollo cognoscitivo, sino también el desarrollo biológico, afectivo, social y espiritual, es decir un desarrollo integral.

En relación, en la Conferencia Especial “La Educación Universitaria en Cuba: Retos y Perspectivas” del Congreso Pedagogía 2001, el Dr. Fernando Vecino Alegret, Ministro de Educación Superior de Cuba (2001), explica“. En la aplicación del Enfoque Integral, el proceso docente educativo está llamado a propiciar la articulación armónica de los conocimientos, el desarrollo de las habilidades y la formación de valores mediante la inserción de los estudiantes en actividades de carácter académico, laboral e investigativo, donde se cumplan los principios de vincular la teoría con la práctica” (en Revista Pedagogía Universitaria 11 (4): 13p.2006. Gutiérrez Tamara).

En este aspecto, es importante tomar una posición sobre la formación afectiva-moral, por tanto, nos compete el aspecto del desarrollo personal.

Hablar de desarrollo personal es destacar la emergencia del yo o ego, la búsqueda de una identidad personal y las relaciones personales del individuo durante la vida. Freud considera el Yo como la sede de la consciencia y, además, el lugar de las manifestaciones inconscientes, el Yo es un aspecto de la personalidad que se conoce habitualmente por sentido común, opera mediante el principio de la realidad para manejar las transacciones con el ambiente. Si bien el yo es, en gran parte, resultado de una interacción con el medio ambiente, su desarrollo está determinado por la herencia y por los proceso naturales de crecimiento. El yo o ego se puede identificar con la conciencia.

La identidad personal, es el sentido de una persona acerca de quién es, derivada de su conocimiento sobre el yo. El desarrollo de esta identidad personal incluye adquirir el sentido de que el individuo es una entidad distinta, separada y claramente diferenciada del resto.

Existen aspectos muy importantes de la identidad, como por ejemplo la creciente responsabilidad por nosotros mismos como por los demás y nuestros métodos para asumir tales responsabilidades, lo que nos lleva a un desarrollo personal y social, que es la relación que existe entre la cultura en la que se cría el niño y el tipo de adulto en que se convierte, dado que, todos los seres humanos tenemos las mismas necesidades básicas y cada sociedad debe proporcionarle satisfactores para cubrir esas necesidades.

1.2. La esencia del ser humano

La esencia es concebida como principio de una realidad individual y que es la raíz de sus propiedades, por lo que el ser humano en su esencia, en su naturaleza, es un ser real, el único ser que tiene el poder de contemplar su vida, actividad y privilegio de la consciencia El ser humano es un generalista, escribe Welsch, tiene capacidad de abstracción, que puede extenderse a cualquier ámbito posible sin quedar limitada a aspectos relevantes para el mundo de la vida, la peculiaridad del ser humano es el motor básico inventivo de la acumulación en cuanto permite transposición de solución de problemas de un ámbito a otro. Luis Weinstein (2006) comenta, somos seres complejos, seres de una realidad tangible, material, del universo, lo inseparable, el cuerpo. Al mismo tiempo somos espíritu, nos relacionamos, formamos parte de un plano, de una dimensión, de una realidad, de una existencia que nos es oculta, nos trasciende, es muda. Hay una vivencia, un centro de integración donde confluyen cuerpo y espíritu en nuestro yo.

El yo es una parte nuestra, lo más nuestro de todo, en que podemos confundirnos, identificarnos con el misterio del ser, que somos nosotros mismos, Es nuestro centro, el nosotros, de nosotros, de nuestro yo, surge la pregunta sobre quién somos, que nos da la visión de unidad en nuestra historia y en el momento presente, ese ser, nosotros

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